Represión chavista ante la llegada de ayuda humanitaria a Venezuela

Dicen que la música amansa a las fieras, menos en Venezuela. En la víspera del 23-F, el día D para el desafío del Parlamento contra la revolución, se mezclaron tensión, agresiones y las primeras víctimas de la represión bolivariana, todo ello con la música del ‘Venezuela Aid Live’ de fondo. Artistas que dentro del país se escucharon con limitaciones revolucionarias, porque por la tarde el Gobierno sacó del aire a Antena 3, que retransmitía el concierto.

La caravana de diputados, que partió el jueves desde Caracas, también sufrió durante 30 horas el hostigamiento permanente de la Guardia Nacional Bolivariana, de la Policía Nacional y de radicales chavistas, que incluso hirieron a varios de los integrantes. Violencia que adelanta cuál es el plan oficialista para impedir mañana la entrada de la tan esperada ayuda humanitaria, pero que no lograron evitar su presencia en la frontera. Tampoco la de Juan Guaidó, presidente encargado, dispuesto a protagonizar una nueva sorpresa.

Al otro lado del país, en la frontera con Brasil, este viernes cayeron las primeras víctimas del desafío. Un grupo de indígenas pemones y un numeroso grupo de militares, que se desplazaban en vehículos del Ejército y en autobuses de línea, se enfrentaron en un puesto de control que la comunidad de Kamaracupay mantiene en la carretera que lleva hasta el puesto fronterizo de Santa Elena de Uairén.

Los indígenas, contrarios al bloqueo militar de la frontera, echaron en cara a los militares el bloqueo de la ayuda humanitaria al país, lo que provocó que dos de ellos dispararan contra los pemones. Zoraida Rodríguez falleció y 15 de sus compañeros resultaron heridos.

Rolando García, el herido que se encontraba en peor estado, se mantenía entre la vida y la muerte, con informaciones contradictorias, alentadas por las pésimas comunicaciones de la zona. Varios portavoces indígenas y parlamentarios adelantaron su deceso, aunque al cierre de esta edición no se había confirmado que así fuera. Rolando es el marido de Zoraida.

“Los militares empezaron a disparar, no lanzaron bombas lacrimógenas ni perdigones”, denunció el diputado Américo de Grazia. “Kamaracupay está recibiendo apoyo de otras comunidades indígenas que se están trasladando hasta el lugar. Van a impedir el paso de las fuerzas de seguridad. Aseguran que la ayuda humanitaria entrará”, añadió el parlamentario. Las autoridades indígenas retuvieron a una veintena de militares, entre ellos un general que aseguró cumplía órdenes de Nicolás Maduro.

En la Gran Sabana, la comunidades indígenas conservan sus instituciones y mantienen su propia seguridad. Durante la semana habían discutido entre ellas cómo comportarse ante el 23-F, sin alcanzar un acuerdo final. El Ejército ha reforzado sus posiciones en el límite fronterizo. A pocos metros, eran vituperados por los indígenas.

El jefe del Parlamento ha exigido de inmediato a los dos mandos militares de la zona que tomen medidas contra los agresores. “Decidan de qué lado están en esta hora definitiva”, advirtió. Se da la gran paradoja que el general señalado por Guaidó, Jesús Mantilla Oliveros, fue el primer militar al frente del Ministerio de Salud, acusado por las ONG de abrir las puertas de la corrupción al sistema de salud del país. Muy poco se sabe del proyecto millonario de reforma de 50 hospitales, encabezado por el militar. Otra prueba más de que la revolución es un bucle que se retuerce y retuerce sobre sí mismo.

Maduro ordenó el jueves el cierre de las fronteras con Brasil, en el sur, y con las islas de Curazao, Aruba y Bonaire, en el norte, para impedir el ingreso de la ayuda humanitaria que espera la oposición para este sábado, y que considera un pretexto de Estados Unidos para iniciar una intervención militar.

Mientras, Guaidó firmó el jueves su primer decreto presidencial, en el que autoriza la apertura de las fronteras de cara a la “avalancha humanitaria” de este sábado. El presidente de la AN ordenó a los “órganos del poder público… que se mantenga abierta la frontera con el hermano país de Brasil”, además de anunciar que mantendrá las relaciones diplomáticas con las Antillas holandesas.

El oficialismo mantuvo su lenguaje bélico durante toda la jornada de este viernes, con Nicolás Maduro visitando una vez más una instalación militar. Pedro Carreño, mano derecha de Diosdado Cabello y delegado de la Asamblea Constituyente, arengó a sus seguidores en el lado venezolano del Puente de las Tienditas armado con un fusil ametralladora. Desde Nueva York fue la hija mediana de Hugo Chávez, María Gabriela, embajadora ante Naciones Unidas, quien también se sumó a la presión de los últimos días: “La soberanía no se discute, se defiende con las armas”.

con información de el mundo

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