Este año, la Gran Ofrenda en el Zócalo es un ejercicio por volver a la tradición

La Gran Ofrenda en el Zócalo de la Ciudad de México, central en las conmemoraciones del Día de Muertos en la capital, abrió este domingo al público con una reunión de expresiones culturales de diversas comunidades de nuestro país y la evocación de los señoríos de la cuenca de México.

Vanessa Bohórquez, titular de la Secretaría de Cultura local, explicó a La Jornada que se trata de “un ejercicio por regresar a la tradición. No busca ser un espectáculo o una imagen producida con lo contemporáneo. Son expresiones de aquellos pueblos que han venido desde distintas zonas de la República a representar las ofrendas originarias”.

Agregó que para ello reúne 20 comunidades actuales y siete espacios para los señoríos que existían en la cuenca de México a la llegada de los españoles, tribus nahuatlacas cuya interpretación corrió a cargo de la comunidad de los Pilares y los Faros capitalinos. “Ellos rinden este homenaje a nuestro pasado de manera distinta”.

La vigorosa festividad en México provoca la avidez en los capitalinos y visitantes de ver la ofrenda en la Plaza de la Constitución, que estará abierta hasta mañana de 14 a 22 horas. A minutos de su inauguración, los asistentes ya copaban el espacio disponible y disfrutaban la materialización de los ritos.

En el centro del área de las ofrendas, en el oriente de la plancha del Zócalo, se puede dar una mirada rápida a los espacios creados por representantes de comunidades de Chiapas, Oaxaca, Hidalgo, Morelos, Puebla, Yucatán y otras entidades. El brillo del cempasúchil, en amarillo o naranja, está presente en casi todos los altares, así como el morado de las flores de terciopelo, y los incensarios ardientes bajo el sol de mediodía.

El área de los señoríos prehispánicos matlatzinca, tecpaneca, tlalhuica, malinalca, acolhua, xochimilca, chalca y mexica está construida con papel picado y barro, donde destacan los glifos propios de esos pueblos, así como máscaras de barro, estandartes y elementos valiosos en su cultura.

Vía | La Jornada

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