El domingo próximo ¿IZQUIERDA O DERECHA? NO,  DEMOCRACIA O DICTADURA

 

Eduardo de Jesús Castellanos Hernández

 

Durante la Revolución Francesa, con motivo del lugar de los asientos de los asambleístas, surgió la distinción entre izquierda y derecha, según ocuparan lugar a un lado u otro del presidente de la asamblea nacional. A la derecha los partidarios de la monarquía y a la izquierda los partidarios del pueblo o Estado Llano. 

 

Curiosamente, si usted revisa en su teléfono, en los mensajes que recibe o en Google, la forma como se estima que quedará integrada la Cámara de Diputados federal después del domingo 6 de junio, se dará cuenta que a la derecha se sitúa, en primer lugar, a los futuros diputados del Partido Morena; en tanto que a la izquierda se coloca a los futuros legisladores del Partido Acción Nacional. A partir de ambas formaciones políticas se va ubicando a los legisladores de los demás partidos políticos en el mapa del salón de sesiones del edificio de San Lázaro.

 

Pero si usted busca también en su teléfono la composición actual de la Cámara de Diputados va a encontrar los siguientes datos correspondientes al mapa en semicírculo de esta asamblea legislativa: en la extrema izquierda encontrará al Partido del Trabajo con 46 diputados; inmediatamente después, también a la izquierda, aparecen los lugares de los 256 diputados de MORENA; después aparecen los lugares de 12 diputados del PRD y, en seguida, 25 diputados de Movimiento Ciudadano.

 

En la extrema derecha se encuentra el lugar de los legisladores del Partido Encuentro Social con 21 diputados; también a la derecha encontrará a los legisladores del Partido Acción Nacional, con 77 diputados; en seguida, pero también del lado derecho, hay 11 diputados del PVEM; en seguida, también a la derecha, 48 diputados del PRI. También hay cuatro diputados sin partido colocados a la extrema derecha, tal vez solamente por razones de espacio disponible.

 

En esta geometría política de izquierda y derecha, solamente a partir de la ubicación actual en el recinto de la Cámara de Diputados, es posible sacar en conclusión que los partidos políticos de izquierda son: Partido del Trabajo, Movimiento Regeneración Nacional, Partido de la Revolución Democrática y Partido Movimiento Ciudadano. En tanto que, como partidos políticos de derecha aparecen: el Partido Encuentro Solidario -antes Social-, el Partido Acción Nacional, el Partido Verde Ecologista de México y el Partido Revolucionario Institucional.

 

Como ya vimos, en sus orígenes la noción de izquierda y derecha distinguía a los partidarios de la monarquía y de la república. Pero los referentes de ambas nociones, izquierda y derecha, han ido cambiando. La más reciente y más duradera fue una distinción fundamentalmente económica entre mayor o menor intervención del Estado en la economía -cuando lo que importa son los resultados-; encontramos así a una izquierda partidaria del estatismo, es decir, de la mayor intervención estatal en la economía y una derecha partidaria de la economía de mercado con la menor intervención estatal posible -cuando debe intervenir siempre que sea necesario y útil, pero sin avasallar a la sociedad-.

 

En Europa, después de la Segunda Guerra Mundial, el reparto del mundo entre las dos potencias militares y económicas que con su intervención decidieron el resultado de la contienda militar, trajo que la distinción entre izquierda y derecha quedara definida por ser partidario de una u otra potencia hegemónica, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas o los Estados Unidos de América. Pero, a partir de la caída del Muro de Berlín, la desaparición de la URSS y del Pacto de Varsovia -que agrupaba militarmente a los aliados de la URSS-, dicho indicador para distinguir entre izquierda y derecha desapareció de manera natural.

 

Durante el periodo de la posguerra, llamado de la Guerra Fría, los partidos europeos que se reclamaban de izquierda tuvieron su propia distinción entre sí, como resultado de la experiencia política militar anterior y posterior a la Segunda Guerra Mundial, donde de una parte hubo gobiernos dictatoriales, totalitarios -en Alemania e Italia-, pero sin dejar de mencionar que uno de los triunfadores ya mencionados, la URSS, era también un Estado totalitario. Así es que había, por lo menos, una izquierda pro-soviética y una izquierda social demócrata que competía en las elecciones nacionales con los demás partidos, particularmente en Francia y España.

 

El caso es que hay también otros indicadores con que se pretende distinguir a una y otra corriente, supuestamente todavía ideológico-política, de izquierda y derecha. Tales indicadores podrían ser, por ejemplo, para la izquierda, desde la búsqueda de la igualdad y la crítica al sistema capitalista hasta cambios radicales y violentos. En tanto que a la derecha se le asocia con el orden, las libertades, pero también con la conservación de ciertas tradiciones. El presidente de la república habla de partidarios de la cuarta transformación -cualquier cosa que esto pueda significar-, de una parte, y de fifís, conservadores y adversarios, en el otro bando; aunque de vez en cuando también se reclama de izquierda todavía.

 

Como todos sabemos, en la víspera de las elecciones del 6 de junio, las dos coaliciones electorales que se agruparon y compiten tanto con diputados de la coalición como de cada partido coaligado son “Juntos Hacemos Historia”, integrada por el Partido Morena, el Partido del Trabajo y el Partido Verde Ecologista de México. Así como la coalición “Va por México” que reúne al Partido Acción Nacional, el Partido Revolucionario Institucional y el Partido de la Revolución Democrática. 

 

El Partido Movimiento Ciudadano no forma parte de ninguna coalición, habiendo podido hacerlo. Distinto es el caso de los partidos políticos de reciente registro como tales, los que están impedidos de coaligarse por la ley electoral, tales partidos son: Redes Sociales Progresistas, Fuerza por México y Partido Encuentro Solidario, los cuales tienen en común su cercanía al partido gobernante Morena, por no llamarlos partidos-satélite.

 

Así es que como puede apreciarse, los indicadores tradicionales para distinguir a los partidos políticos mexicanos actuales entre izquierda y derecha han quedado completamente diluidos para calificar a las coaliciones partidistas que compiten este domingo; toda vez que en ambas coaliciones se encuentran indistintamente partidos de derecha y de izquierda; incluso partidos que se reclaman o son reconocidos como de extrema derecha o de extrema izquierda, uno y otro, por cierto, integrantes de la coalición “Juntos Hacemos Historia”, lo que debería motivar por lo menos algunas interrogantes a los partidarios convencidos de esta coalición.

 

Lamentablemente, todavía se encuentra en prensa mi libro “El presidencialismo mexicano en la 4T”, que cuando aparezca será resultado de una coedición de la Editorial Flores y la Universidad de Xalapa. Entre tanto, de la manera más sucinta señalo que el presidencialismo mexicano es una distorsión del constitucionalismo de tipo presidencial, donde el modelo de presidencialismo puro o equilibrado se encuentra en los Estados Unidos de América, en tanto que diversas modalidades o distorsiones de este presidencialismo puro o equilibrado existen o han existido tanto en México como en los demás países de América Latina.

 

Si hubiese que clasificar al presidencialismo mexicano en este momento me parece que a todas luces se trata de un presidencialismo populista, sustentado en el liderazgo carismático del actual presidente de la república y sus excesos verbales de franca incontinencia. Pero, al mismo tiempo, este presidencialismo populista permite o propicia, a su vez, el tránsito, o mejor dicho la regresión, de un presidencialismo con pluralidad política partidista a un presidencialismo donde el dominio, prácticamente hegemonía del partido y de la coalición de partidos que apoya al presidente, conduce al autoritarismo e, incluso, puede suceder, a la dictadura, si los electores le permiten lograr mayor expansión.

 

De tal suerte que, como ya no se pueden utilizar los parámetros antes mencionados para distinguir entre izquierda y derecha, tenemos necesariamente que desechar totalmente esta distinción; también por otra razón mucho más importante, por lo menos en el caso de México, que trataré de explicar rápidamente. 

 

El gran reto de cualquier partido en el poder, o que pretenda alcanzarlo, en México hoy, sin la menor duda es acabar o por lo menos reducir significativamente la pobreza y la pobreza extrema, así como las desigualdades sociales de acceso a satisfactores básicos en los demás grupos de la población nacional, para lo cual se requiere crecimiento económico. Pero igual importancia tienen los siguientes indicadores: eliminar la corrupción y sancionar de manera ejemplar a los funcionarios del más alto nivel que hayan incurrido en actos de tal naturaleza, así como desarticular totalmente el presidencialismo tradicionalmente autoritario que hemos padecido en México, para fortalecer la democracia plural mexicana. Así como restablecer la paz social totalmente desaparecida como consecuencia del constante fracaso en la lucha contra la delincuencia organizada.

 

El sistema de economía mixta con mayor intervención estatal en sectores estratégicos de la economía nacional que instrumenta el gobierno federal en funciones y su mayoría parlamentaria en ambas cámaras federales, supuestamente para alcanzar los objetivos enunciados, trae aparejados rasgos autoritarios evidentes que sólo pueden ser disminuidos o controlados con una nueva composición de la Cámara de Diputados donde el presidente quede en minoría. En el supuesto para mí deseable que ocurra este escenario como consecuencia de las elecciones del domingo próximo, sin duda que surgirán problemas como resultado de la nueva interrelación de las fuerzas políticas. Pero es mejor que retornar al presidencialismo autoritario, sus ineficiencias económicas probadas y su evidente corrupción.

 

Por todo esto es que me parece fundamental e indispensable dejar muy claro que la encrucijada política del elector que emita su voto este domingo no es entre izquierda o derecha, sino entre democracia o dictadura.

 

Ciudad de México, 4 de junio de 2021.

Eduardo de Jesús Castellanos Hernández.

Profesor e Investigador. Doctorado en Estudios Políticos por la Universidad de París (Francia) y doctorado en Derecho por el Instituto Internacional del Derecho y del Estado (México); posdoctorado en Control Parlamentario y Políticas Públicas por la Universidad de Alcalá (España) y posdoctorado en Regímenes Políticos Comparados por la Universidad de Colorado, Campus Colorado Springs (Estados Unidos de América). Autor de libros de derecho, política, economía y administración pública.

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