Somalia, con invitados extranjeros.

 

Guadi Calvo*.

 

Una vez más y de manera contundente en la mañana del pasado sábado 28, el grupo integrista somalí al-Shabbab ha dado muestras de que sigue activo y en condiciones de realizar grandes operaciones, a pesar de haber realizado acciones de baja intensidad en los últimos meses, como el ataque del 11 de diciembre a un campamento militar, cercano a la capital, en el que murieron cuatro civiles y un soldado. El día anterior, habían sido atacado por cuarta vez desde 2015, el hotel SYL, a la ciudad de Mogadiscio, la capital somalí, frecuentemente usado por miembros del gobierno, periodistas y visitantes extranjeros, en el que murieron tres civiles.

En el ataque del sábado un camión cargado de explosivos, conducido por shahid (mártir), detonó frente al puesto policía conocido como “Ex-control Afgoye”, uno de los puntos más importante y transitado de acceso a Mogadiscio, desde las rutas que se dirigen al sur del país. El ataque que al menos dejó 93 muertos, 128 heridos y 25 desaparecidos, se produjo a las ocho de la mañana la hora de mayor congestión vehicular. Este atentado, entre los que murieron 16 estudiantes de la Universidad mogadiscia Banadir que viajaban en un ómnibus, que transitaba por el lugar, se convierte en el más importante desde que el producido el 14 de octubre de 2017, en el que murieron 587 personas, 228 fueron heridas, quedado 56 desaparecidos (Ver: Somalia al borde de todo) Este último ataque muestra la capacidad de la organización para poder infiltrar en la ciudad, escapando de todos los controles un camión cargado de explosivos y llevarlo a uno de los puntos más vigilados de la capital.

El lunes 30 el portavoz oficial de la organización wahabita, Ali Mohamud Rageh, alias Ali Dhere desde la clandestina Radio Andalus la emisora del grupo, reconoció la autoría del nuevo ataque e informó que el objetivo de la operación era un convoy turco y los efectivos de las fuerza de seguridad que lo escoltaban. Y si bien se lamentó por la muerte de civiles, también lo justificó argumentando que la Si bien dijo que lamentaba la pérdida de vidas de civiles, también lo justificó, diciendo: “La defensa de la religión esta antes que el salvar una vida”. En la misma dirección del comunicado de la organización terrorista el presidente somalí Mohamed Farmajo Abdullahi, responsabilizo a los muyahidines, acusándolos de su empeñó en asesinar civiles y niños. “al-Shabbab no construye, destruyen. No construyen escuelas, no construyen centros de salud, no alimentan a los niños. Están contratados para prevenir el progreso y matar a las personas y los niños de Somalia”.

El contingente de trabajadores turcos atacados, del que murieron dos ingenieros, estaba abocado a un proyecto de construcción de rutas, en su comunicado al-Shabbab s, dice que en realidad estaban dedicados al entrenamiento de las fuerzas de seguridad somalíes, con la pretensión final, por parte de Ankara, de hacerse con los recursos naturales del país.

Es cierto que desde 2015, el presidente turco Recep Erdogan ha iniciado una ofensiva diplomática sobre el país del Cuerno de África, que no solo incluye la creación de un centro de entrenamiento militar de cuatro kilómetros cuadrados con tres complejos residenciales, ubicada en la zona costera de Jaziira, al sur de Mogadiscio, inaugurado en septiembre de 2017, donde doscientos efectivos del ejército turco, brindan formación militar y equipamiento a tandas periódicas de 1500 reclutas somalíes, sino también su equipamiento. Además Turquía  está desarrollando planes para la reconstrucción de carreteras, edificios y hospitales. Algunas de las víctimas fueron trasportadas a Turquía y el lunes, Qatar también envió un avión militar para evacuar 22 heridos graves a Doha.

A pesar de que al-Shabbab, reconoció la autoría del ataque del sábado pasado la Agencia Nacional de Inteligencia y Seguridad de Somalia (NISA) el lunes siguiente informó que habría indicios la masacre fue planeada por un país extranjero, por lo que las autoridades han solicitando cooperación a agencias de inteligencia internacionales. La NISA evitó dar señales acerca de cuál era el país involucrado en el atentado. El informe de la agencia de seguridad fue conocido después de que el diario oficialista turco Yeni Safak, asegura, sin mencionar la fuente, que eran los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Arabia Saudita, quienes estaban detrás del atentado. Es importante señalar que tanto Ankara, como Riad y Abu Dabi, tienen un serio litigio por intereses comerciales contrapuestos en Somalia y otros puntos de África, los que se está verificando con gravedad en Libia, donde apoyan militarmente, a cada uno de los dos bloques rivales, que pugna por el control total del país mediterráneo.

La denuncia de la agencia de inteligencia somalí, no hizo más que caldear los ánimos de la oposición, que acusaron a la NISA de “engañar al público”. Abdirahman Abdishakur, del Partido Wadajir, declaró que con esta información tan difusa: “no solo se engaña y se intenta ocultar el fracaso del gobierno, sino también se desvía la culpa de los responsables, colaborando claramente con los terroristas”.

Más allá de las responsabilidades de potencia internacionales en el país africano, todo tiende a agravarse, ya que para 2021, terminará la presencia de fuerzas de paz de AMISOM, la misión de la Unión Africana en Somalia, con presencia de 2007 y compuesto por una cantidad fluctuantes de 20 mil hombres de los ejércitos de Uganda, Burundi, Etiopía y Kenia.

Estados Unidos ataca.

Mientras tanto, El Comando de África de Estados Unidos (AFRICOM) el domingo 29, realizó tres nuevos ataques aéreos en Somalia en respuesta al bombardeo en Mogadiscio en la región Lower Shabelle, en el sur del país. Dos de los ataques habrían matado a dos militantes y destruido algunos vehículos en la ciudad de Kunyo Barrow. El tercer bombardeo mató a otros dos muyahidines en la aldea Aliyow Barrow. Algunas fuentes han asegurado que entre los muertos se encontraría una importante figura de la organización fundamentalista. Los ataques aéreos coordinados por el AFRICOM, parecen tener la “prodigiosa” característica de nunca involucrar a víctimas civiles.

El grupo continúan con una fuerte presencia en vastas regiones del centro y sur del país, a pesar de que los Estados Unidos desde la asunción del presidente  Donald Trump, y que declaró al sur somalí, como “área de hostilidades activas”, ha realizado una importante cantidad de acciones aéreas contra objetivos terroristas, sin logran someter al grupo que en 2010, realizó su bayaat o juramente de lealtad a al-Qaeda y cuenta entre 5 y 9 mil combatientes, que a pesar de estar fuertemente arraigados en las áreas rurales, desde 2015 han realizado 11 ataques de más de 20 muertos en Mogadiscio, todos con coches o camiones bombas.

Por su parte, según informó el comandante de la 16ª Unidad de Fuerzas Especiales Somalíes, Ismail Abdi Malik, que operan en Lower Shebelle, el pasado martes 31, habrían logrado matar a una veintena de militantes. Además que sus fuerzas lograron expulsar a los insurgentes de muchas aldeas durante la operación, como la de Mordinle, Bula Maskin, Faqayle y Bula Bashir.

Somalia, que según han anunciado sus autoridades, durante el 2020, deberán realizarse elecciones generales, se enfrenta a un año, quizás todavía más complejo que los anteriores, debido a los intereses cada vez más urgentes de los invitados extranjeros. 

*Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC.

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