Va por México, va a menos.

 

Joel Hernández Santiago

 

O como se dice: “Del dicho al hecho, hay mucho trecho”. Ya en declaraciones políticas y actos de gobierno, como también en la construcción de cuadrículas opositoras. Así que “Va por México“, la alianza entre el PAN-PRD-PRI, está a punto de tronar. Lo que parecía ser una alternativa de oposición seria a pesar de las diferencias, está a punto de ser agua de borrajas. Y la culpa podría ser de “Alito”.

 

En diciembre de 2020 se creó esta alianza del Partido Acción Nacional (PAN), Partido de la Revolución Democrática (PRD) y Partido Revolucionario Institucional (PRI): “Va por México”.

 

Estaban en vísperas del fragor de la batalla: las elecciones del 7 de junio 2021 y querían enfrentar a “Juntos haremos historia”, pero básicamente a Morena, el partido en el gobierno y, sobre todo, al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien mantenía un índice de aceptación nacional aun elevado.

 

El 22 de diciembre de ese año, los organizadores de este grupo opositor argumentaron: “La coalición buscará promover el crecimiento económico, el Estado de derecho y el orden democrático frente a un régimen que mira al pasado, intervencionista y autoritario.

 

“‘Va por México’ propone un modelo de país regido por la ley, dinámico, moderno, innovador y competitivo, que apueste por las energías renovables, la economía social de mercado y que se conecte de manera provechosa con el mundo globalizado”.

 

La encabezan los dirigentes Jesús Zambrano Grijalva (PRD), Alejandro Moreno Cárdenas, “Alito” (PRI) y Marko Cortés Mendoza (PAN). Cada uno de estos partidos políticos, por su cuenta, es extremadamente frágil para ir solo en una contienda electoral.

Al PAN, digamos que el más vigoroso dentro de esa debilidad –a pesar de su conservadurismo–, no le alcanza para enfrentar y salir ganador en unas elecciones en donde parece predominar AMLO-Morena.

 

El PRI está en plena decadencia, sin vigor ni fuerza como organización y por lo mismo política. De aquella enorme institución-gobierno hecha de la diversidad nacional, siempre utilitaria y poderosa, parece quedar muy poco, apenas recuerdos y falta de ánimo interno…

 

… Traiciones y engaños, como es el caso mismo del gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat Hinojosa, de extracción priista y que ahora hace hasta lo imposible por conseguir colocación en el gobierno de la 4-T o por lo menos inmunidad diplomática, si fuera el caso, y para ello ha entregado, incluso, a Oaxaca.

 

El PRD es una ‘pálida sombra’ de lo que fue, por muy poco tiempo. No logró consolidarse como partido de izquierda. Sus tribus acabaron con el partido y, en consecuencia, nutrió a Morena con sus exiliados, al que también llegaron militantes y simpatizantes de distintos partidos, que lo mismo harán cuando la 4-T pierda fuerza.

 

Los resultados del 7 de junio sorprendieron por haberle quitado a Morena la mayor parte de la capital del país –lo que visto desde la perspectiva de gobierno fue un fracaso para Claudia Sheinbaum– , así como la mayoría calificada en la Cámara de Diputados federal.

 

Digamos que aun así es una Alianza en construcción y cuyos cimientos son débiles pero sobre todo es débil la seriedad y la falta de rigor con la que toma este acuerdo uno de sus integrantes.

 

Es el caso de Alejandro Moreno Cárdenas, “Alito”, ex gobernador de Campeche y cuya presidencia en el PRI fue, desde su inicio, muy forzada; muy hecha a la medida de quien más tarde habría que cobrarle facturas pendientes. Así, desde el inicio se acusó que era una imposición de la presidencia del país por lo que generó desconfianzas internas y externas.

 

Y sí. No pasó mucho tiempo para que parte de estas aseveraciones se confirmaran. Antemano se decía que el PRI vendría a solucionar la falta de mayoría calificada de Morena en la Cámara de Diputados y que AMLO-Morena, con la ayuda de “Alito” no tendrían problemas…

 

A raíz de la propuesta de Reforma Eléctrica del presidente de México, pronto surgió el ‘coqueteo’ de Moreno Cárdenas con la posición de gobierno para aprobar la reforma:

 

Su negativa a rechazarla inmediato aun cuando conoce sus alcances e intenciones; sus argumentos de que “no tenemos prisa” era un dejar a sus aliados en el aire; su “la tenemos que analizar al detalle” son pretextos, a pesar de que acordaron ir juntos los aliados en este tipo de decisiones.

 

El presidente sabe que cuenta con “Alito” y atiza: Por un lado quiere conseguir la mayoría calificada y el PRI es su peón en este juego de ajedrez. Y por otro lado ha encendido la mecha que hará estallar a la famosa “Alianza por México”.

 

Así, el problema para el PRI es “Alito” y sus aliados dentro del Institucional. Muchos priistas repudian esta situación. Muchos están inconformes con esta entrega del partido. Pero tienen el trauma de su institucionalidad y no dicen nada. No hacen nada para detener este, su final.

 

Así que prácticamente no hay oposición a AMLO-Morena. No por lo menos en forma de partido político o alianza opositora. Digamos que va sólo para las próximas elecciones, aunque requiere de los servicios del PRI para conseguir reformas constitucionales…

 

La única oposición posible, por el momento, es la de los ciudadanos que, decepcionados, inconformes, enojados o con actitud crítica a la 4-T decidan ser oposición no organizada pero si consciente y activa: lo que podría hacer la diferencia en las elecciones de 2024.

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