TV-educación: Querido maestro.

 

Joel Hernández Santiago

 

A los niños los emociona el primer día de clases. Es la novedad si es la primera vez que se asiste a la escuela. Está ahí el nervio a flor de piel… y el llanto. Eso de quedarse por primera vez en la vida sólo como el número 1 frente al mundo es un drama; un mundo desconocido y ajeno; en una escuela en la que no está ni papá ni mamá y los hermanos; ni la confianza de ser uno mismo. 

 

Estaremos a disposición de un maestro o maestra que nos dirá lo que sigue, que nos enseñará la “O” por lo redondo y nos dirá mediante rayitas y circulitos a “soltar la mano” en cuadernos de doble raya para iniciar el camino de lo que seremos en la vida…

 

Para los que cursan otro nivel, es el reencuentro con compañeros del ciclo anterior. Es volver a ver a los amigos y sentirse a gusto entre ellos porque son parte de la otra familia que nos hace revivir cada mañana y hasta el mediodía o por la tarde o noche con maestros que, cuando lo son de verdad, entregan el alma por nosotros: “Querido maestro”.  Eso es. Y así había sido siempre. 

 

Pero esta vez es distinto. Algo que es inexplicable para muchos niños pero que es. Y que nos tiene atemorizados a todos –o a casi todos–. Y que tiene que ver con nuestra propia salud, nuestra seguridad, la subsistencia y, sobre todo, la integridad familiar y social. 

 

… Un mundo nuevo este. Un mundo raro. ¿Cómo lo describirán muchos años después estos niños de hoy? ¿Cómo nos ven a los adultos en estos días aciagos? ¿Cómo se ven ellos en su nueva circunstancia? ¿Lo explicarán como una anécdota o como tragedia? Ya lo dirán. 

 

Por lo pronto hay que mantener distancia mientras pasa la tormenta y recobran la libertad para darnos el abrazo cordial que durará toda la vida. La regla es: cuidar a los niños: nuestros niños. 

 

Y las autoridades de la Educación Pública han decidido buscar soluciones al confinamiento necesario para todos.  

 

Hace meses comenzaron con el intento de dar clases vía digital, pero no funcionó por lo generalizada, por no considerar factores económicos, de acceso a las vías digitales, por tiempos y porque el país es distinto de región a región; es disperso y con diferentes aspiraciones de una parte a otra. Esto impidió que la propuesta fluyera en beneficio de la educación. 

 

A punto de perder el ciclo escolar y en el inicio de uno nuevo a principios de agosto se encontró una solución que tiene visos de ser más política y mediática que eficiente. Pero ahí está: son las clases de educación básica a través de la televisión. 

 

Un compromiso adquirido por el presidente de México durante su viaje a Washington en julio pasado y a donde fue acompañado por cinco de los grandes empresarios de las más importantes cadenas multimedia. Son ellos ahora quienes transmitirán las clases a través de sus medios. 

 

Es una propuesta. Y un intento de mostrar que el gobierno federal y los estatales y municipales “no se dan por vencidos” según el discurso oficial. 

 

Y si, una cosa es lo que debería ser y otra lo que es: y lo que es, es que será muy difícil el aprendizaje bajo este esquema tan generalizado, abierto, sin matices en lo que nos hace ser mexicanos pero distintos unos de otros, por razones históricas y de costumbres, y de cultura y condición humana y social o económica. 

 

Pero el 24 de agosto empezó esto de la Televisión educativa de forma apresurada y a trompicones, según se sabe ya: muchas fallas, canales ocultos, aglutinamiento de cursos, horarios inconexos entre distintos niños de la misma casa… y un sinfín de problemas que intentarán solucionar. 

 

¿Pero la información adquirida ahí será suficiente para la vida docente y profesional de estos niños de hoy? ¿Podrán competir con esta información al paso del tiempo? Sí, pasarán de ciclo escolar sin problema pero ¿pasarán a grado de conocimiento tal que se sientan seguros y dispuestos a la competencia en un mundo de competencias por conseguir lo mejor para cada uno…?

 

Y aunque uno no quisiera que fuera así, ya se augura un fracaso educativo con esta propuesta. Los políticos salvan el tema político y el acuerdo mediático. Pero no se salva la calidad de la educación. 

 

Pero también hay maestros que hacen propuestas de solución; propuestas que tienen que ver con su entorno inmediato, con sus modos de ser y estar, con la conformación cultural y aspiraciones de grupos y zonas específicas; y porque quieren tomar de la mano a sus alumnos para conducirlos por los caminos del conocimiento y del reencuentro. 

 

Maestros de la escuela primaria Vicente Guerrero en Santa María del Tule, en Oaxaca se aliaron con autoridades municipales para aportar el instrumental técnico a niños y dictar clases grupales vía zoom. Ahí se ven todos, compañeros, maestros, amigos, cuates… Los de siempre. Con sus maestros queridos como si estuvieran juntos y ríen y se ven y se reconocen… 

 

Y aunque se miran a distancia se acarician con la mirada y con las ganas de sentirse unos y uno, aunque sólo sea lo que dura la transmisión. 

 

Sí aprenderán porque están animosos y contentos. Si aprenderán porque no hay nada como saberse en el entorno y con la gente querida, que es una forma de vitamina para el conocimiento. 

 

Y también empezaron sus clases; sin competir con la Televisión, que también se aprovecha, pero tienen sus propios recursos para tomarse de la mano y seguir al maestro, para cuando llegue el encuentro y se miren como antes, como si nada hubiera pasado. Pero sí: todo habrá pasado. 

 

joelhsantiago@gmail.com

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