Servir con los Ojos del Alma

Martha Ramos Hernández, trabajadora con discapacidad visual, siempre está lista y dispuesta para orientar a los visitantes de la Secretaría de Administración.

Tlalixtac de Cabrera, Oax., 5 de febrero de 2020.- Al llegar al edificio 1 y 2 del complejo administrativo Benemérito de las Américas, la actitud amable y generosa de Martha Ramos atrae de inmediato a quienes visitan este espacio para trabajar o realizar trámites.

Sin perder la sonrisa, Martha explica la ubicación de las diferentes áreas de la Secretaría de Administración. Su discapacidad visual no es un impedimento, por el contrario, le ha enseñado a estimular su memoria y sentido del oído para cumplir con su labor.

Martha nació con glaucoma, enfermedad degenerativa que le ha quitado casi la totalidad de la vista, pero le ha fortalecido el espíritu. Comparte la vida con su esposo, quien también es una persona con ceguera y su hijo de cinco años.

“Llevo una vida ordinaria. Soy como cualquier otra persona, con defectos, con virtudes, con miedos. Sólo tengo que adaptarme a las circunstancias, por ejemplo, cuando voy a la tienda me acercó a una caja y ahí pido ayuda para hacer mis compras”.

Reconoce con cierta melancolía que los horarios de trabajo y el cuidado de su hijo la orillaron a suspender la práctica de la natación, una actividad que le apasiona; sin embargo, confía en retomarlo muy pronto, pues estar en el agua la hace sentir relajada.

Sus manos se mueven nerviosas al explicar que su hijo tiene la discapacidad visual, pero no la tiene desarrollada. “Su visión aún es buena –celebra– es un niño listo y comprensivo, sabe que sus papás tienen una discapacidad y es el mayor apoyo, nos hace felices”.

“Sin que nadie le dijera, ha aprendido la forma de comunicarse y compartirme lo que ve. Entiende y comprende que mis necesidades a veces son distintas a las suyas, en vez de decirme ‘mira eso’, me lo describe o me acerca y me pide ‘ven y toca’”.

En Ciudad Administrativa, Martha comparte el Módulo de Atención con tres compañeros y compañeras, también con discapacidad. Entre todos han formado un equipo sólido y fraterno. “Tengo una buena relación con mis compañeras y compañeros, nos apoyamos en lo que podemos, cada quien tiene su carácter, pero entre todos nos complementamos”.

Antes de llegar a la Secretaría de Administración, hace dos años, Martha brindaba servicios en el DIF estatal. Ahí aprendió lectura en braile y el uso del bastón blanco para ciegos. En ambas instituciones logró disfrutar de su trabajo, del trato con la gente y de ser útil a los semejantes.

“Lo que más me gusta es que me puedo relacionar con muchas personas de diferentes áreas y cuando puedo voy conociendo más cosas, puedo hacer más amigos”.

Martha siempre está dispuesta a aportar. Menciona que cuando alguien se acerca y le ofrece ayuda siempre es agradecida. Para nosotras las personas con discapacidad visual –destaca– es importante que nos hablen y nos pregunten cómo pueden hacerlo, que ofrezcan su brazo o su hombro, facilita que podamos orientarnos.

“Siempre les digo a las personas que se acerquen al módulo, que nos pregunten y confíen en que estamos aquí para apoyarlos. Nosotros somos personas capacitadas y dispuestas a servir con los ojos del alma”, terminó.

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