Rosneft: Do Svidaniya Venezuela. ¿Con amor?

Por David Bencomo-Guerra

Recientemente, el gigante ruso de la energía, Rosneft, anunció que cerraría operaciones en Venezuela y venderá todos sus activos en la nación sudamericana; lo cual implica dos cosas. La primera (y de entrada) que el gobierno ruso le estaría retirando la ayuda al gobierno de Nicolás Maduro, fundamentalmente cuidando los intereses de la nación eslava, sobretodo después de que el Departamento de Justicia Norteamericano anunció precio y orden de captura por Maduro, y parte de su tren ejecutivo, así como cabezas importantes del Estado venezolano.

Hace unos meses atrás, el gobierno de Donald Trump, por medio del Departamento del Tesoro impuso sanciones a las empresas que siguieron comerciando con el gobierno venezolano; no obstante, los voceros de Rosneft, junto con Igor Sechin, presidente de la paraestatal rusa, hombre de confianza del Kremlin y amigo personal de Vladimir Putin, anunciaron que se mantendrán activos en las operaciones en suelo venezolano.

La segunda es que con los bajos precios del petróleo a raíz de la crisis económica dinamitada por la pandemia del COVID-19, más la previa dada por la guerra de precios entre Rusia y Arabia Saudita, ha dejado sobre la mesa que la presencia rusa en la producción petrolera venezolana responde más a intereses políticos que de negocios.

Una de las variables que se puede manejar en este movimiento económico, por parte de la petrolera rusa, es a partir de las sanciones; quizá si triangularon algún tipo de impacto a las ganancias por medio de otros socios comerciales más importantes. Recordemos que Rosneft mantiene importante presencia en Alemania, el este de Europa y Reino Unido, y que su búnker de cotización bursátil se encuentra en Londres.

Implica entonces y muy probablemente un movimiento que responde al manejo de los riesgos que puedan sucederse en un escenario económicamente volátil como el actual, y proyectando en primera línea sus intereses de cara al futuro. Lo que ha señalado el gobierno ruso por medio del embajador en Venezuela Sergei Melik-Bagdasarov, es que el movimiento sólo responde a cambios en la titularidad de los procesos de extracción de crudo en Venezuela, y que dicha acción permitirá continuar con la explotación de petróleo en el país.

Dicho lo anterior, se suceden ciertas interrogantes para comprender el accionar geopolítico de Rusia en Venezuela y cómo este impacta a los intereses del gobierno de Maduro en su búsqueda por mantenerse en el poder:

• ¿Por qué Rosneft abandona el barco días después de conocerse la lista de solicitados por parte del Departamento de Justicia norteamericano?
• ¿Mantendrá Rusia los procesos de extracción petrolera en Venezuela?
• ¿Cuál es la empresa rusa que se encargará de eso?

Muchas cosas quedan a disposición de los próximos acontecimientos. Lo evidente es que el tablero de juego se está moviendo y en líneas generales los actores involucrados están buscando recibir el menor impacto posible.

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