¿Por qué defender a la democracia mexicana?

Joel Hernández Santiago

 

Parece mentira que a estas alturas de la historia mexicana todavía se tenga que salir a las calles para exigir respeto por la democracia y la consolidación de una democracia que –ciertamente- aún está en cierne en México. 

 

Es como si todo hubiera sido inútil. Inútil el camino recorrido a lo largo de muchos años, desde el siglo XIX e inútil que, a principios del siglo XX, miles de mexicanos participaran en una Revolución que tuvo como punto toral la democratización de México y la participación de los mexicanos para elegir a quien habrá de gobernarlos y cómo… “Sufragio efectivo. No reelección” fue la exigencia. 

 

La Revolución armada costó al país más de un millón de vidas y la salida de otro tanto de mexicanos al exterior. Costó el enfrentamiento entre distintos grupos de interés político y social, pero sobre todo mostró que los mexicanos querían ser ellos mismos y ser quienes decidieran su destino como país, nación, Estado y comunidad. ¿Se logró? No del todo. Pero la lucha se hizo. 

 

Pero por desgracia hoy, en pleno siglo XXI, cuando ya se habían construido instituciones para resguardar el voto popular, para garantizar elecciones serias y sin chanchullos, y a punto de elecciones federales en junio de este 2024 hay que exigir que en México predomine el respeto por la democracia y se guarde obediencia por la voluntad popular; que se respeten derechos y libertades de todo hombre y mujer de bien, establecidas en Constitución… 

 

Exigir que no se induzca el voto hacia candidato alguno. Que haya pluralidad ideológica o doctrinaria sin temores y sin la intromisión del crimen organizado. Que no se lleven a cabo elecciones de Estado, por las cuales todos los aparatos de gobierno y recursos públicos se ponen a disposición de la candidata de gobierno; que se saque las manos y de las instituciones autónomas que tienen que ver con lo electoral: Instituto Nacional Electoral; Tribunal Federal Electoral… 

 

Que ya no se opere el proceso electoral desde Palacio Nacional en favor de los candidatos del partido en el gobierno y sus aliados; que se frene la discordia que hace que se señale y se denigre a candidatos de oposición; que los candidatos de oposición estén a la altura de las necesidades del país y su gente y no en razón a intereses antidemocráticos o de grupo o de régimen. 

 

Sí, el panorama es desalentador hoy mismo, aquí, en México. Sí, la democracia está amenazada. Sí, las instituciones que constituyen a la República están en peligro y bajo acecho. La sumisión de la mayoría legislativa en Senado, Diputados y Congresos locales es aberrante y falto de luces en favor del país para someterse a intereses del régimen. 

 

Sí, la división de poderes en esta República está amenazada. Sí, la justicia está amenazada. Sí, las libertades están inmersas en el miedo-terror por la intervención en la vida pública del crimen organizado, por la delincuencia, por la violencia… 

 

Sí, entonces es tiempo de exigir cumplimientos y respeto a nuestras leyes, a nuestra voluntad individual y colectiva y respeto a nuestra persona. 

 

Expresarse. Manifestarse. Exigir: Todo habrá de hacerse en modo democrático, porque es justamente lo que se busca, respeto a la democracia y participar en estas manifestaciones por vía democrática, por vía Constitucional en tanto libertad de expresión, de pensamiento y de tránsito.

 

Así que un grupo de organizaciones ha convocado a una manifestación plural “En defensa de nuestra democracia” el domingo 18 de febrero próximo. Se harán estas manifestaciones en la capital del país y en distintas capitales de estados de la República; se harán en el extranjero y se harán por vías digitales. 

 

Y por supuesto, la magnitud de la manifestación será una guía para conocer cuál es el estado de ánimo de la sociedad mexicana respecto del gobierno de la 4-T; del gobierno del presidente mexicano hoy y cómo se percibe el ciudadano en su vida individual y colectiva durante este sexenio.

 

Las candidatas a la presidencia, tanto la de Palacio Nacional, la señora Claudia Sheinbaum, podrá medir su grado de aceptación más cercano a la realidad, lejos de las encuestas inducidas que pagan desde su partido político y el gobierno de la 4-T para obtener resultados favorables. 

 

Como también la señora Xóchitl Gálvez podrá medir si su participación levanta polvareda o de plano anda volando bajo, como parece ser en este momento. 

 

Del señor Álvarez Máynez (Movimiento Ciudadano) ni decir: seguro está consultando con su mentor Samuel García, frente a una buena dotación de cervezas, lo que hará cada quince minutos. 

 

El orador único de la manifestación del domingo 18 será Lorenzo Córdova Vianello, ex presidente del Instituto Nacional Electoral, como antes lo fue –para otra manifestación asimismo masiva- el ex presidente del Instituto Federal Electoral, José Woldenberg. 

 

En todo caso sí: es importante que los mexicanos se expresen, que digan, que exijan y que decidan su futuro no sólo ejerciendo la libertad de expresión, también –y sobre todo- mediante su voto. 

 

Que, siguiendo el listado nominal del INE, los 97 millones 727,250 de ciudadanos con derecho a voto acudan en gran mayoría a las urnas el 2 de junio. Que con su voto decidan, en libertad, sin presiones, sin cohechos, sin dádivas graciosas, cuál es el México futuro que quieren para vivir y heredar a sus hijos…

 

… Una República que se rija en base a la división de poderes, a lo justo, plural y democrático y el todo cumplido para todos, sin mentiras ni venganzas ni discursos de odio. Eso, simple y sencillamente: ni más, ni menos.

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