La tercera ola del coronavirus cede en México tras causar menos muertes que las anteriores

México está dejando atrás lo peor del tercer gran pico de contagios en lo que va de pandemia: los datos de contagios y muertes anunciadas diariamente llevan casi un mes de descenso continuado. Y aunque los casos alcanzaron niveles nunca antes vistos (la media móvil semanal se colocó en casi 20.000 diarios), las muertes confirmadas y sospechosas apenas llegaron a la mitad en su punto más álgido (menos de 700 diarias) en comparación con la cresta de la segunda ola, a inicios de año, cuando se registraba una media de casi 1.500.

La vacunación, cierta inmunidad adquirida por infecciones pasadas (probablemente más incierta que la proporcionada por la vacuna), y un mayor contagio entre personas más jóvenes ayudan a entender esta diferencia entre casos y muertes.

Pocos países en el mundo han sufrido un impacto tan fuerte de la covid como México: las muertes en exceso durante este último año y medio son de casi medio millón cuando se compara con periodos anteriores de similar duración, según datos oficiales recopilados por The Economist. Pero la mayoría de ellas se concentraron en la primera ola, en la que la infradetección de casos y muertes distorsiona notablemente los datos de casos oficiales y sospechosos, y también en la segunda, cuando la detección ya había mejorado al menos ligeramente.

La hipótesis de que México ha detectado una proporción mayor de los casos reales en esta tercera ola podría explicar al menos en parte el menor ratio aparente entre casos y muertes: desde este punto de vista, la diferencia sería un espejismo. Pero así como durante la primera ola la infradetección tenía su justificación en un sistema que no estaba preparado para detectar un virus nuevo para el mundo entero, no hay razones sólidas para pensar que la diferencia en capacidades entre la segunda y tercera sea igual de notable. La que fue de octubre de 2020 a abril de 2021 fue una ola lenta, de crecimiento paulatino, que permitió una detección progresiva de un patógeno que ya empezaba a conocerse mejor.

Asimismo, resulta significativo que aunque las muertes confirmadas y sospechosas en la tercera ola nunca alcanzaron los niveles siquiera iniciales de la segunda, las hospitalizaciones sí las superaron en un cierto momento, día por día, aunque nunca en su acumulado.

Vía | El País

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