La otra Navidad

Joel Hernández Santiago

 

Pues nada, que, sin proponérnoslo llegó diciembre, el solsticio de invierno, los días más cortos del año y la Navidad. La celebración más esperada año con año. La que se viste de colores, de aromas, de recuerdos, de nostalgias, de tristezas y de alegrías incomparables…

 

… Porque eso es diciembre y las posadas. Es la Navidad que significa ‘nacimiento’ y que es ‘nacer’, eso es; son los días en los que renace la ilusión y la fraternidad, por su intenso significado.

 

Y así ha sido durante toda nuestra vida. Es la espera de la fiesta en la que el encuentro con afectos es buscado y es esperado; es el tiempo en el cual todo parece más vivo, más oloroso a ponche de frutas, a mandarinas, a manzanas, a tejocotes, cacahuates, colaciones de sabores a bacalao y romeritos… Y a abrazos fuertes. A besos inolvidables. A sonrisas que duran todo un año… 

 

… Y por esto y más es que cada año no queremos que diciembre termine; que ojalá siempre fuera diciembre y Navidad, que son uno mismo. 

 

Esto es así en particular para los mexicanos, porque para nosotros los días de regocijo comienzan desde el 12 del décimo mes romano, cuando se celebra a la Virgen de Guadalupe, tan querida y tan representativa del nacionalismo mexicano desde siglos atrás; 

 

… Fue ella quien ha encabezado las luchas más vivas de nuestro recorrido histórico desde que Hidalgo la llevó como estandarte de la guerra de Independencia. Y fue por las mismas fechas y por la misma causa que el grupo ultra secreto se denominó “Los Guadalupes”, quienes apoyaron la independencia de forma subrepticia… y de ahí en adelante, siempre… 

 

Es natural que el 12 de diciembre los mexicanos, en su gran mayoría, se vuelquen para celebrar la fiesta inicial de diciembre. Van a La Villa de Guadalupe a raudales. Desde todo el país, y fuera. Millones acuden al llamado anual de su propia fe y esperanza. 

 

[En Oaxaca las fiestas comienzan desde el día 8 de diciembre, cuando se celebra a la Virgen de Juquila, en el municipio del mismo nombre, luego también el 12 de este mes a la Guadalupana y el 18 cuando se celebra a la Virgen de la Soledad, patrona de los oaxaqueños. Es así en nuestro país predominantemente católico]

 

Ya luego comienzan las posadas el 16 de diciembre. Son  -o han sido- días de pachanga, de fiesta, de celebraciones, ya en la oficina, en el trabajo, en el vecindario, en la colonia, entre amigos, cuates, amores y abrazos fraternos: 

 

Son las posadas con sus letanías inolvidables desde que tenemos uso de razón, y la petición de posada, las piñatas con sus 7 picos que son los siete pecados capitales que habrán de ser destruidos para que de ahí mismo surja la felicidad y la alegría, que son frutas y dulces… Son ocho días así. 

 

El día esperado es el 24 de diciembre. Hecho para la reunión familiar y con los mejores amigos y seres queridos. La casa se viste de lujo en la medida exacta de las posibilidades de cada quien. Pero hay esmero para que así sea, en riqueza o en pobreza. En compañía o sin ella, que también ocurre en un mundo de humanos en los que caben las reglas y las excepciones.

 

Pero todo esto que era así cada año, no será igual éste 2020. 

 

No lo será y por lo mismo será ‘la otra Navidad’, el otro modo de ver las cosas; la idea misma de que hay por ahí un enemigo común que ha producido una pandemia dolorosa, terrible, inhumana y cruel y que ha costado millones de seres humanos perdidos, y muchas lágrimas derramadas. 

 

No será una Navidad como las de cada año porque este se hará el enorme sacrificio de la distancia. Siempre y cuando se quiera, pero lo sano, lo lógico es que se mantendrán las distancias y los resguardos porque de otro modo hay riesgos que significan peligro…

 

Quién lo iba a decir hace un año cuando todavía vivimos en algarabía estas fiestas. Al modo ideal. Esta vez, lo dicho, no es así. La cena se reduce a los que normalmente habitan el domicilio, con la gente con la que se convive día a día, con quienes estén libre de sospecha de contagio y con quienes también esperan nuestro propio cuidado, que significa el de ellos mismos. 

 

Si. En la historia de la humanidad han ocurrido otras pandemias. Asimismo dolorosas. Y han costado millones de vidas, aquí o allá. En México murieron millones de indígenas a la llegada de los españoles por motivo de la viruela y otras más. Los españoles fueron contagiados de bubas y murieron tantos… Y así las pandemias por cólera, por peste, por sarampión, por influenza española… por tifo… muchas. Hoy es una diferente, pero más dañina porque es la que nos agobia.

 

Pero también es cierto que de todas aquellas pandemias el hombre ha sobrevivido. Ha seguido en pie. Ha persistido. Ha salido del trance y ha comenzado de nueva cuenta. Casi a partir de cero. 

 

Esta vez no será distinto. Muchos sobrevivirán. Muchos relatarán muchos años después cómo fue esta Navidad. Los que salgamos ilesos –que ojalá seamos todos- habremos de recordar cómo es que vivimos el 24 de diciembre de 2020 por la pandemia; por la que teníamos que estar a distancia, en la que no podíamos hablarnos de cerca, en la que no podíamos vernos a los ojos y cuando tocar aquí o allá era peligro… La pandemia que no nos dejó dar el abrazo completo. 

 

Quienes celebremos –ojalá todos- la Navidad el año 2021 será doblemente, porque ya habremos aprendido la lección del año en el que no fue así; porque habremos aprendido la lección de la solidaridad para poder subsistir…

 

Y habremos insistido en que en Navidad, hace 2021 años nació en Belén un niño al que se llamó Jesús, y que llegó para decirnos: ‘Ámense los unos a los otros’… como también nos enseñó la causa de la justicia y el que todos somos iguales, unos y otros… y nos queremos, unos a otros. A pesar de todo.  ¡Feliz Navidad!

Sé el primero en comentar

Déjanos un comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada.


*