LA CRISIS POLÍTICA PERMANENTE

Eduardo de Jesús Castellanos Hernández

 

Los días 12 y 13 de mayo de 2023, en la sede académica del Sistema de Enseñanza Abierta de la Universidad Veracruzana, en el cuatro veces Heroico Puerto de Veracruz, se llevó a cabo el 2º Coloquio Internacional de Derecho Público sobre “Los derechos políticos y sus implicaciones en la democracia”; organizado conjuntamente por la Universidad Veracruzana y la Universidad Surcolombiana. Los coordinadores académicos de las sesiones fueron el doctor Gustavo González Galindo por la Universidad Veracruzana y el doctor Germán Alfonso López Daza por la Universidad Surcolombiana.

 

Como lo sugieren el objeto de estudio del coloquio internacional y la nacionalidad de las universidades convocantes y asistentes, las diferentes exposiciones estuvieron dirigidas al análisis de los problemas que en los países latinoamericanos plantea el eterno conflicto entre el derecho y la política; es decir, entre la formalidad, rigidez, obligatoriedad y largo plazo que supone el derecho y el pragmatismo, eficacia, oportunidad e inmediatez que prevalece en la política.

  

Las contribuciones de los diferentes expositores sin duda que describieron con puntualidad los retos que entraña dicho conflicto permanente, pero hubo una exposición que me impactó de manera especial; no tanto por su marco teórico constitucional y político -que puso de relieve la importancia del diseño institucional en la redacción de las constituciones y sus reformas-, sino sobre todo por los datos factuales que ofreció sobre un país latinoamericano que ahora mismo y desde hace varios años vive en crisis política permanente.

 

Me refiero a la ponencia presentada por el doctor Ramiro Alberto Vargas Córdova, de la Universidad San Luis Gonzaga de la República de Perú, cuyo título “El régimen político en la Constitución peruana, particularidades, crisis y propuestas de reforma”, apenas anuncia la riqueza de los datos -y la experiencia institucional implícita- que el expositor nos ofreció a quienes lo escuchamos; la cual resumo de la manera siguiente: seis presidentes de la república durante los últimos cinco años con una duración promedio de diez meses; tres diferentes integraciones del congreso nacional; así como diferentes procesos electorales nacionales, regionales o municipales cada año, sin que hayan contribuido a la estabilidad y gobernabilidad del país. A lo anterior hay que agregar que la mayor parte de los expresidentes están en la cárcel, perseguidos o sujetos a proceso y que uno de ellos se suicidó para no enfrentar la prisión.

 

No entro en detalles sobre la historia política del Perú caracterizada por golpes militares y periodos de competencia política electoral, así como por una nueva constitución -la vigente- y sus reformas, que intentó conjugar o reunir los beneficios del sistema presidencial y del sistema parlamentario -habiendo logrado todo lo contrario, a juzgar por los resultados-. 

 

Para lo cual regula la segunda vuelta electoral, la figura de primer ministro, la responsabilidad política de los ministros, la acumulación de mandatos -se puede ser diputado y ministro-, la no reelección de legisladores, la disolución del congreso y la vacancia -regulada también en México- y la revocación del mandato presidencial -recientemente inaugurada en nuestro país-.

 

El primer conflicto que nos muestra dicha experiencia nacional es el ya expresado entre derecho y política. O, para decirlo de manera más gráfica: entre un mal diseño organizacional plasmado en la constitución y la dificultad de los actores políticos para gobernar con las normas constitucionales resultado de ese mal diseño institucional -peor aún, su aprovechamiento para generar conflictos e ingobernabilidad-. 

 

Para decirlo en otras palabras: muestra los riesgos de andar experimentando con reformas constitucionales cuyas intenciones cortoplacistas iniciales finalmente producen en el mediano plazo resultados no previstos -o a lo mejor deliberadamente previstos- de ingobernabilidad. Me refiero desde luego al caso mexicano de la revocación del mandato presidencial a mitad del sexenio; inicialmente realizada para suscitar un apoyo masivo al presidente que hubiera podido conducir a una reforma constitucional que permitiera la reelección presidencial. Por cierto, no olvidemos que una de las claves de nuestra estabilidad política se encuentra en la no reelección presidencial.

 

Pero hay otra experiencia que apareció en dicha reseña de datos: la inexperiencia política electoral -o la imposibilidad fáctica en el momento de asumir el cargo- de un presidente para lograr el respaldo congresual por lo menos de un grupo significativo de legisladores. Paradójicamente, ahora mismo en México sucede y se busca lo contrario -en las arengas mañaneras desde el palacio nacional-, para mantener una mayoría absoluta de legisladores que apoyen al ejecutivo y lograr una mayoría calificada de dos tercios con el mismo objeto, más el de modificar la Constitución General al gusto del ejecutivo en turno; pero que, en la práctica -como ya sucedió antes-, solo permite al ejecutivo eludir toda forma de control político congresual.

 

Pero hay otra experiencia que tampoco aparece a primera vista en los datos expuestos, sino que surgió gracias a las preguntas de sobremesa que permite la convivencia en este tipo de eventos académicos. El impacto del dinero y la fuerza de los empresarios no es suficiente para modificar la intención de voto de la mayoría del electorado que permita el triunfo de un candidato presidencial, como sucedió con la candidatura presidencial de Mario Vargas Llosa -y puede suceder ahora en México con la posible candidatura de unidad que se propone ofrecer un gobierno de coalición, con el apoyo de amplios sectores del empresariado-. Lo que implica, además de un candidato y una oferta política convincentes, una pedagogía política que permita ilustrar al electorado sobre las opciones a elegir y le permita distinguir claramente entre regresión político-económica y su contrario.

 

Finalmente, la otra experiencia implícita en ese cúmulo de datos es la bien conocida tendencia al abuso de poder de un personaje político que goza del favor del electorado, quien empieza por hacer lo contrario de lo ofrecido en campaña o lo nunca ofrecido en campaña -el caso de Alberto Fujimori-; para de manera casi natural e impune violar todas las normas constitucionales y legales, sin tener reparo en llegar al golpe de Estado. 

 

Es el caso de Fujimori en Perú -reitero- o de Chávez en Venezuela. Pero más extraño aún es que prevalezcan con éxito los familiares y herederos políticos de un golpista, como es el caso de Keiko Fujimori, cuya fuerza política le ha permitido defenestrar y condicionar a presidentes en Perú, para mantener una ingobernabilidad que le favorece para mantener su liderazgo en su facción y en una buena parte del electorado.           

 

La falta de cultura política del electorado, de una parte, pero también la manipulación, la propaganda, la simulación, la hipocresía y la mentira -eufemísticamente llamada ésta “posverdad”-, influyen o permiten desde luego la volatilidad e irracionalidad del voto popular; cuando la decisión del elector -sin que éste lo sepa o intuya- contribuye a legitimar políticas públicas totalmente contrarias a sus intereses.  

 

Peor aún, las situaciones coyunturales propician unidades o desavenencias que o bien conducen a triunfos de los candidatos menos esperados e inexpertos o a derrotas de quienes hubieran podido enderezar la ruta oscilante del gobierno del país; campo fértil para que un discurso completamente ideologizado, ineficaz y corrupto pueda prosperar en perjuicio de toda la población que espera un buen gobierno, aunque no sepa distinguir por dónde pueda venir.

 

Desde luego que son la falta de cultura política democrática, de una parte, y la manipulación y la propaganda, de otra, las que permiten mantener en el poder a gobernantes populistas, corruptos e ineficientes, a quienes benefician las crisis políticas y económicas permanentes para mantenerse en el poder.

 

  1. Puerto de Veracruz, 15 de mayo de 2023.

Eduardo de Jesús Castellanos Hernández.

Profesor e Investigador. Doctor en Estudios Políticos (Francia) y doctor en Derecho (México). Posdoctorado en Control Parlamentario y Políticas Públicas (España) y en Regímenes Políticos Comparados (EUA). Autor de libros de Derecho Público, Privado y Social; Administración Pública y Ciencia Política; sus libros se encuentran en librerías, en Amazon y en Mercado Libre. Las recopilaciones de sus artículos semanales anuales están publicadas y a la venta en Amazon. Su más reciente recopilación de artículos semanales aparece en Amazon bajo el título Puro Choro Mareador.

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