INICIATIVAS PRESIDENCIALES DE REFORMA CONSTITUCIONAL Y LEGAL. CONTENIDO Y DESENLACE PREVISIBLE

Eduardo de Jesús Castellanos Hernández

 

Texto de la exposición presentada a los comunicadores sociales integrantes del Grupo de Reflexión Humanista y Política (GRUPHO), en el Salón Atenas del Hotel Corinto (Vallarta # 24, Colonia Tabacalera, Alcaldía Cuauhtémoc, Ciudad de México), el viernes 5 de abril de 2024.

 

En primer lugar, expreso a todas y a todos ustedes mi agradecimiento por su amable invitación, y por su presencia para escuchar mis comentarios sobre el contenido de mi próximo libro a ser publicado en Amazon en edición de autor; libro que he titulado “VEINTE INICIATIVAS DE REFORMA EN CONTRA DEL MODELO DEMOCRÁTICO. Temas de gobierno y elecciones en México al finalizar la 4T”.

Se trata de una nueva recopilación anual de mis artículos publicados en diversas revistas digitales. El libro anterior se titula “PURO CHORO MAREADOR. México en tiempos de la 4T”.

Desde luego que esta reunión jamás hubiera sido posible de no haber sido por la generosa iniciativa de colegas y amigos comunes, a quienes mucho agradezco su deferencia; generosa, en el sentido de esperar que un académico como yo, sin más mérito que ser profesor e investigador, pudiera decir cosas interesantes y útiles para un grupo plural de comunicadores sociales de larga experiencia en los medios.

Para Ramón Sifri, Jesús Bautista, Daniel Alcalá y Genaro Rodríguez, sean los correspondientes agradecimientos por este atrevimiento que tuvieron. Espero no defraudarlos.

Me atreví a aceptar porque, entre otras asignaturas, soy profesor de las materias Derecho Constitucional, Derecho Electoral, Derecho Administrativo, así como de otras más relacionadas igualmente con los sistemas de gobierno y los asuntos públicos; asignaturas que imparto tanto en instituciones educativas públicas como privadas, a nivel licenciatura y posgrado.

De tal forma que, como ustedes comprenderán, estas veinte iniciativas me han caído exactamente como dijo el presidente que le vino la pandemia, es decir, como anillo al dedo. Ahora esas iniciativas son lectura obligatoria tanto para mí como para mis alumnos.

Desde luego que un análisis académico de las veinte iniciativas necesariamente tiene que partir de modelos ideales, paradigmáticos, para su debida comparación y evaluación -no hay neutralidad axiológica en el estudio de lo social-. 

Así es que, desde mi perspectiva estrictamente académica, esos modelos o paradigmas contra los cuales comparar y evaluar las veinte iniciativas son los correspondientes a la democracia liberal, política y económica, en el contexto de una república federal, cuya base de su organización política y administrativa es el municipio libre. Pero entremos al análisis de las iniciativas.

En primer lugar, se trata de veinte iniciativas que se presentan como de gran calado, independientemente de que, como veremos más adelante -con el detalle que el tiempo disponible nos permita- puede resultar que sean totalmente inservibles e inútiles -todo depende del cristal con que se miren-, para efecto de control democrático del poder político y de reactivar una economía mixta -de mercado con regulación estatal-, en una república federal -con estados libres y soberanos pero sin dinero, igual que los municipios y las alcaldías-. 

Pues estamos acostumbrados a que la mexicana sea una economía monopólica y centralizada, sobre todo en materia de energía -petróleo y electricidad-, sabia virtud para asegurar un capitalismo de compadres. Monopolio estatal que, por cierto, se propone denominar “empresas de Estado” en una de las veinte iniciativas.

Pero que también pueden resultar igualmente inservibles e inútiles para la gobernabilidad y gobernanza democráticas del país por la sencilla razón de que son presentadas durante el último año de gobierno, cuando lo debieron haber sido justamente durante los primeros días del sexenio que termina. 

En ese momento -al inicio del sexenio- las preocupaciones eran otras, si mal no recuerdo, cancelar la construcción del aeropuerto de Texcoco y, contra todo lo que antes se había dicho en campaña, poner en manos del Ejército la Guardia Nacional -intento que no prosperó plenamente, en el texto constitucional al menos, aunque sí en los hechos, y que ahora se pretende completar con una de estas veinte iniciativas de reforma-.

Pero, peor aún, se presentan esas veinte iniciativas de reforma cuando la candidata del partido gobernante se encuentra ya en campaña electoral, teóricamente, para captar las necesidades y demandas de los electores y, consecuentemente, presentar su oferta política electoral -que constituiría su programa de gobierno, si es que gana-. Pero resulta que esa oferta política y ese programa de gobierno están definidos de antemano por una tercera persona.

Así es que, en conjunto, las veinte iniciativas contradicen totalmente -con su sola presentación- la razón de ser de cualquier sistema de representación política en el modelo de la democracia liberal; donde se supone que los candidatos -las candidatas en este caso- presentan a los electores una oferta política para que ellos comparen y se pronuncien, sea con un voto a favor o con un voto en contra.

Solamente que no debemos olvidar, y tener en cuenta que el sistema de representación política entraña un sistema de control de gestión de la eficiencia y ética administrativa pública, así como de rendición de cuentas; que mal que bien más o menos funciona -en buena medida gracias a los medios de comunicación y las redes sociales-, como lo demuestran los resultados electorales de 2018.

Así es que, necesariamente, resulta que las veinte iniciativas de reforma son una confesión de parte de que -en la nueva élite gobernante- nunca se prepararon para gobernar este país con una alternativa de gobierno integral -lo primero era ganar las elecciones de 2018 (después patear la pelota por la izquierda hasta donde pudiera llegar)-. 

Por lo que ahora se pretende continuar lo que se pudo hacer, completarlo y conducirlo hacia un modelo de dominación política sin contrapesos, y a un modelo de dominación económica administrativamente centralizado -cuando no militarizado- y con una presencia predominante, casi exclusiva, del Estado.

Independientemente de que, insisto, se trate de reformas inútiles e inservibles para lograr control político democrático y crecimiento económico, como todo lo que hasta ahora se ha hecho en el gobierno de la 4T, veamos: programas sociales -pagados con deuda pública (después de haberse gastado todos los ahorros para emergencias y desastres)- e incremento del salario mínimo incluidos -subir y bajar los salarios por decreto, ni a Keynes se le hubiera ocurrido-. 

No se diga abrir y luego cerrar la puerta del país a los migrantes latinoamericanos o militarizar la administración pública, y así sucesivamente; es cosa de nunca acabar. Ahí tienen otra vez los incendios forestales por falta de presupuesto para apagarlos, el tren que se descarrila (aunque el presidente haya dicho que fue intencional) o la refinería que no refina. En fin, los hospitales sin medicinas y las oficinas públicas sin papel ni tóner para las fotocopiadoras.

Así es que una primera conclusión, preliminar, es que el nuevo intento de Maximato presidencial, en los hechos, se pretender someter a la voluntad del electorado; después de que el intento de reelección presidencial, vía la revocación del mandato mediante una ratificación masiva que nunca llegó, pues -por fortuna- no prosperó. 

Por todo esto, tengo la corazonada de que el nuevo intento de ratificación electoral del Maximato tampoco va a prosperar, como no prosperó en su momento la reelección vía la ratificación del mandato. 

Y no va a prosperar por una sencilla razón: la candidata oficial, la del partido gobernante, ha hecho suyas las veinte iniciativas de reforma, y expresa y reiteradamente se ha comprometido a impulsarlas, pase lo que pase. De tal forma que si los electores entran al análisis de las iniciativas -que ya son la oferta electoral de la candidata oficial- se van a encontrar con un modelo de dominación política y económica donde ni ciudadanos ni empresarios tienen cabida.

Ni siquiera para protestar por esos “detalles” de mala gestión administrativa a que ya me he referido, consecuencia de que lo único importante en el servicio público es la lealtad y el silencio. ¡Ojalá todos fueran como López Gatell! Los académicos que critican son traidores a la Patria, ni duda cabe.

Para facilitar la comprensión de las veinte iniciativas he propuesto la siguiente clasificación o tipología o forma de análisis; agrupo las veinte iniciativas de reforma constitucional (18) y legal (2) de la manera siguiente:

  1. Iniciativas que proponen nuevos derechos, ratifican o amplían los ya existentes, pero sin fuentes de financiamiento para hacerlos efectivos, ni formas de operación ni control de gestión para su ejercicio transparente y eficiente (en algunos casos tomando como parámetro el salario nominal pero no el salario real del presidente de la República -vive en un palacio y la renta forma parte de su ingreso laboral, desde luego que una de las iniciativas dice que eso no cuenta-). 
  2. Iniciativas que proponen la captura político-partidista de las instituciones que garantizan la división de poderes y el control del Ejecutivo federal, tomando de paso también como parámetro el salario nominal pero no el salario real del presidente de la República para desacreditar instituciones -particularmente a la Suprema Corte-, y justificar una supuesta austeridad republicana con unas elecciones de ministros, pero también de consejeros electorales, magistrados y jueces -federales y locales- sin campaña electoral, pero con candidatos designados por el poder político. 
  3. Iniciativas que proponen la centralización y estatización de funciones públicas en favor del Ejecutivo federal, después de haber desconfigurado la reforma energética y volver a llenar el barril sin fondo de las empresas quebradas que ahora se propone convertir en empresas de Estado. 
  4. Iniciativas que proponen la violación de tratados internacionales y de jurisprudencia interamericana en beneficio de un gobierno autoritario (instrumentos internacionales violados de antemano en la configuración constitucional y legal vigentes). 
  5. Iniciativa que propone la militarización del gobierno mexicano al desaparecer la limitante de que “En tiempos de paz, ninguna autoridad militar puede ejercer más funciones que las que tengan exacta conexión con la disciplina militar” (además, se propone otorgar fuero de guerra a la Guardia Nacional, cuyos miembros podrían exigir hospedaje, alimentación y otras prestaciones a los particulares según disponga la ley marcial). 
  6. Iniciativas para distraer la atención de la ciudadanía respecto a la regresión democrática, la centralización y la estatización rampante que significan las demás reformas, como eso de cuidar mucho a las mascotas. 

Se trata de veinte iniciativas, así es que no los canso con la denominación, materia, artículos y antecedentes de cada una de ellas. 

Prefiero hacer llegar a ustedes un escrito breve con esas consideraciones y mis observaciones para demostrar que son inservibles e inútiles para lograr control democrático del poder y crecimiento económico. Pero que, en cambio, son muy útiles para asegurar una dominación política y económica autoritarias. 

Estaré atento a las preguntas y comentarios que, a partir de esta breve exposición y del documento que circulo ahora, tengan ustedes a bien formular.

Concluyo asegurando a ustedes que, desde mi perspectiva, cualquier elector que tenga que votar por una oferta electoral que incluya estas veinte iniciativas como futuro programa de gobierno, solo puede votar en contra de la candidata que las proponga como su oferta electoral. Por eso he titulado así mi nuevo libro: “Veinte iniciativas de reforma en contra del modelo democrático”. Pero hay que leer las iniciativas.

Desde luego que la cultura política democrática del electorado nacional promedio me parece que habitualmente no llega a este nivel de análisis, así es que todo indica que el partido gobernante, preferentemente, le apuesta al voto de la población beneficiaria de los programas sociales que vive en pobreza. 

Pero todo indica que a lo mejor no le van a alcanzar, pues ese mismo tipo de electores -beneficiarios de ayuda sociales, sobre todo en medio urbano y semiurbano, escolarizados pues-, tienen divididas sus preferencias. Pero ustedes conocen mejor que yo los datos de las encuestas, y todos los días hay una nueva.

Así es que la única conclusión válida, me parece, es que la moneda está en el aire; pues se anuncia una elección competida, muy competida. Este arroz no se ha cocido, para nada.

Sin embargo, todo es posible que suceda si partimos de una de las máximas presidenciales: “Y no me vengan con el cuento de que la ley es la ley”. Lo que en otras palabras quiere decir: cualquier cosa puede pasar, porque treinta millones de votos me sostienen -aunque en las elecciones intermedias solo haya alcanzado a reunir veintiún millones-. O, tal vez, precisamente por esto.

Muchas gracias. Buen provecho.

P. S. Después de la comida hubo una sesión de preguntas y comentarios que se prolongó durante cuatro horas y media.

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