ESTRATEGIAS DE MANIPULACIÓN DE MASAS

 

Eduardo de Jesús Castellanos Hernández

 

El orden, el control, el consenso, la concertación y el compromiso forman una secuencia que se retroalimenta y que sirve lo mismo para el gobierno de una sociedad -la que usted quiera o imagine- que de una familia, donde se supone que todos son iguales. Solamente que en cualquier grupo social donde se piensa que todos actúan como iguales resulta que hay algunos, por decirlo de manera coloquial, que se sienten más iguales que los demás. Es decir, que intentan siempre que sus opiniones e intereses prevalezcan sobre los que tengan los demás. Esto no tiene nada de particular, sucede en todas partes y hasta puede parecer legítimo que alguien que considera que sus puntos de vista sean o puedan ser más valiosos o útiles para el grupo social de que se trate, frente a los que aporten los otros miembros del grupo, pues haga todo lo posible para que su opinión prevalezca.

 

Por esta sencilla razón, la historia de la humanidad es también la historia del intento permanente de que los intereses y los modos de ver las cosas por alguien o por algunos se impongan a los demás. Esto implica que la historia de la humanidad es la historia de la lucha por la dominación política de unos y la resistencia de otros para tratar de imponer la propia. Se supone que en un principio la lucha fue entre iguales, aunque seguramente había unos que no lo eran tanto y que aprovecharon su desigualdad para imponerse a los demás, sea porque eran más altos, más fuertes, más ambiciosos, más sanguinarios o lo que usted quiera. El caso es que se volvieron jefes y fueron adquiriendo diversos nombres que ahora son bastante conocidos y que se resumen en unos cuantos, por ejemplo, faraones, cónsules, reyes, emperadores, dictadores o papas -pues en una época los papas tuvieron su propio ejército, aunque perdieron algunas guerras y territorios, por lo que durante un siglo tuvieron que salir de Roma e irse a Aviñón, por ejemplo-. 

 

El caso es que al final de cuentas en cada sociedad se impuso un orden interno que todos tuvieron que respetar, sea por gusto o a fuerza o sin siquiera darse cuenta, que con el paso del tiempo se llamó orden jurídico, derecho, leyes o como se le quiera denominar. Se trata desde luego de un enorme avance civilizatorio  la existencia de un orden jurídico -desarrollo que igualmente conoció la Iglesia Católica en su organización interna y su relación con el exterior-, para asegurar el control social, pero todavía fue un mayor avance lograr que periódicamente, o permanentemente, las gentes se pusieran de acuerdo, sea directamente o a través de sus representantes, en la actualización de las reglas llamadas de derecho para asegurar su convivencia armónica gracias a la construcción de consensos mediante procedimientos democráticos.

 

Como de todas maneras nunca ha dejado de haber confrontaciones y guerras, fue necesario encontrar también formas de construir acuerdos, concertar, armar compromisos, sea para poner fin a las guerras o simplemente para mantener los consensos que permitieran vivir en paz. Pero de cualquier forma siempre había y habrá alguien que sacaba y sacará la mejor parte en los consensos o en los acuerdos construidos. De esta manera, además, afirma su poder, preeminencia o hegemonía para seguir beneficiándose de lo que surja.

 

Paralelamente a los protagonistas de las luchas por el poder han surgido y surgirán siempre personas que nada más observan, analizan, sacan conclusiones y, para que sus conclusiones puedan ser conocidas y aprovechadas por aquellos a quien pudieran interesarles, pues también escriben y difunden lo que escriben. Se han formado entonces una serie de materias o disciplinas conocidas de manera genérica como ciencias sociales, entre las cuales destaco ahora solo dos de ellas pues son bastantes y de vez en cuando surgen nuevas, por lo que solo me quedo por el momento con el derecho y la política -aunque no dejaré de hacer el parangón con la economía-, pues cada una está en el centro del control social pero también de las estrategias para la manipulación de las masas.

 

Para decirlo con claridad, la manipulación colectiva sea, de nuevo, al interior de una familia o de la sociedad organizada como un Estado Nación, es una forma de perversión de los conceptos con los que inicié estas páginas (orden, control, consenso, concertación, compromiso), para asegurar el poder, la permanencia en el poder, el aumento de poder y toda ausencia de rendición de cuentas por parte de quien ejerce ese poder, sea un poder político en el Estado Nacional, sea un poder familiar al interior de una familia -o sea un poder económico empresarial, donde la empresa más importante y poderosa es el Estado mismo-, o donde usted quiera identificar una forma de dominación autoritaria o despótica -porque una dominación política democrática supone otras reglas de juego y su respeto-.

 

Como a lo largo de la historia de la humanidad son muchas las gentes que se han dedicado a estudiar estas cosas y cada una encuentra algo nuevo que resume lo anterior y aporta nuevas cosas, me quedo por ahora con lo que dice un autor que se llama Noam Chomsky, por ser el más conocido, aunque no el único que aborda este tema de la propaganda desde la perspectiva de la manipulación de masas. Como ahora vivimos en una sociedad totalmente mediatizada, es decir, que vive inmersa en la comunicación que recibe a través de los medios de comunicación de masas, las líneas aplicadas a la manipulación de masas se auxilian de manera muy importante en los medios de comunicación -prensa, radio, televisión, redes sociales-. Para Chomsky las diez estrategias de manipulación a través de los medios son las siguientes:

  • La estrategia de la distracción
  • Crear problemas y después ofrecer soluciones
  • La estrategia de la gradualidad
  • La estrategia de diferir
  • Dirigirse al público como criaturas de poca edad
  • Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión
  • Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad
  • Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad
  • Reforzar la autoculpabilidad
  • Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen

 

Desde luego que no me voy a detener a explicar en qué consiste cada una de esas estrategias, pero si usted consulta en internet o busca en su teléfono celular el rubro Noam Chomsky y las 10 estrategias de manipulación mediática las va a encontrar de inmediato. Así es que prefiero decir algo más sobre las consecuencias y el contexto, jurídico y político -aunque también económico-, de la aplicación de dichas estrategias, así como lo que me parece más importante, su clara distinción respecto de la propaganda electoral en una contienda donde se respetan las reglas de la democracia electoral.

 

La propaganda electoral al igual que la propaganda comercial busca convencer a sus destinatarios -votantes o clientes- de que su candidato o su producto son lo más conveniente para quienes están obligados a ocupar sus servicios. Pero tanto una como la otra -propaganda electoral y propaganda comercial-, pasan por una prueba de ácido que es la utilización del servicio o producto -representación popular popular o producto comercial-, que necesariamente traerá como consecuencia la satisfacción o insatisfacción del representado o del cliente. La transparencia del mercado, electoral o comercial, se manifiesta de manera muy sencilla: el elector o el cliente insatisfechos no vuelven a votar por esa persona o partido político, o no vuelven a consumir ese producto o servicio comercial, según sea el caso. Ante tal situación, los ofertantes, políticos o comerciales, no tienen más remedio que someterse a la llamada soberanía del consumidor de sus servicios o productos, para mejorar sus servicios si es que no desean salir del mercado.

 

Una cuestión muy distinta es cuando se aplican las estrategias de manipulación de masas, porque aunque en principio parten también de la propaganda su objetivo central no es conseguir el voto popular o ampliar su mercado comercial sino lograr una dominación absoluta del mercado respectivo, ocupando en un caso, el económico empresarial, técnicas de avasallamiento de sus competidores en ese mercado mediante estrategias múltiples que pueden ir de los oligopolios, los monopolios, la corrupción de las autoridades administrativas que las regulan para con su ayuda o franca complicidad cerrar o abrir mercados o subir o bajar aranceles, hasta cualquier otro tipo de alianza que les permita anular la soberanía del consumidor.

 

Exactamente lo mismo sucede en materia política, se trata de avasallar a los contrarios para anularlos. Dicha estrategia de manipulación de masas puede darse tanto cuando los interesados se encuentran en la oposición como cuando se encuentran en el poder. Cuando se encuentran en la oposición, quienes aplican dichas estrategias tienen la enorme ventaja de conservar el beneficio de la duda, aunque sus fallas puedan advertirse -cambiarán una vez llegados al poder, piensan sus seguidores-, lo cual les permite perseverar ante las eventuales derrotas. Distinto es cuando quienes se apoyan en dichas estrategias llegan al poder, porque entonces combinarán las diez estrategias a las que se refiere Noam Chomsky con el apoyo de la estructura institucional del Estado Nación que gobiernan.

 

Ciudad de México, 7 de abril de 2021.

Eduardo de Jesús Castellanos Hernández.

Profesor e Investigador. Doctor en Estudios Políticos por la Universidad de París (Francia) y doctor en Derecho por el Instituto Internacional del Derecho y del Estado (México); posdoctorado en Control Parlamentario y Políticas Públicas por la Universidad de Alcalá (España) y posdoctorado en Regímenes Políticos Comparados por la Universidad de Colorado, Campus Colorado Springs (Estados Unidos de América); tiene la Especialidad en Justicia Electoral por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

Sé el primero en comentar

Déjanos un comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada.


*