El (inexistente) Gabriel Boric mexicano

Este 19 de diciembre los chilenos votarán a su próximo Presidente de entre dos opciones antagónicas: el líder del ultraconservador y pinochetista Partido Republicano, José Antonio Kast (55 años);  y el representante del Frente Amplio, Gabriel Boric (35 años).

Surgido en el año 2017, el Frente Amplio es un movimiento político y social que ha dinamitado el sistema bipartidista chileno y, bajo la bandera de cambiar democráticamente las estructuras desiguales de poder, se ha consolidado como una fuerza política con posibilidades reales de gobernar el país.

La historia política de Gabriel Boric es una síntesis de la generación nacida en los años inmediatos a la conclusión de la dictadura de Augusto Pinochet y que, no obstante, ha padecido sus resabios autoritarios, normalizados por el sistema político y la sociedad chilena a lo largo de su vida democrática desde 1989.

Líder estudiantil, representante popular en el legislativo y partícipe en la articulación del Frente Amplio; Boric abandera a millones de ciudadanos jóvenes que identificaron las limitaciones conceptuales de los liderazgos de izquierda convencionales y optaron por el largo y sinuoso camino de la construcción de una opción programática sensible a las problemáticas contemporáneas. Respetan y admiran el legado de Salvador Allende, pero no dudan al señalar el anquilosamiento del Partido Socialista donde milita su hija Isabel. Reconocen los avances de los gobiernos de la transición democrática, al tiempo que han exhibido sus vicios estructurales.

En ese contexto, la candidatura de Boric, además de haber roto las coordenadas del sistema político, es un contundente salto generacional en la representatividad política, independientemente del resultado que arroje la elección del próximo 19 de diciembre.

En México, la conformación del Movimiento de Regeneración Nacional y el triunfo de López Obrador en 2018,  ha aglutinado a buena parte de los liderazgos con visión de izquierda que se formaron en distintas trincheras y movimientos sociales en los últimos años. Ya sea que hayan participado en la construcción de MORENA, la lucha estudiantil, defendido causas ambientalistas, de derechos humanos, transparencia o rendición de cuentas. Al día de hoy un número importante de ellos optaron por participar en lo que se suponía sería el primer gobierno con una agenda programática de izquierda en la vida democrática de nuestro país.

Implícitamente, ello representó la renuncia a la articulación de una izquierda más allá del obradorismo y sus marcos conceptuales. Se abrazó la certidumbre de la narrativa de la Cuarta Transformación en detrimento de nuevos horizontes programáticos y con ello una generación completa de cuadros que se autodefinían como progresistas se han aferrado a dicha vorágine porque no conciben futuro político fuera de ella.

Quizá en un futuro no muy lejano descubramos que múltiples Gabriel Boric ya estaban entre nosotros y se encontraban en una casa de campaña en Santa Fe, defendiendo la dignidad y legado del CIDE ante la arbitrariedad y la cerrazón; o en Jalisco, construyendo una nueva opción política con Futuro.

Pero lo que es un hecho, es que aquellos que pudieron haberlo sido hoy, se mimetizaron para defender o solapar el militarismo y el desmantelamiento de las instituciones civiles. Y donde hay gobiernos emanados de la 4T con claroscuros (como en la Ciudad de México), en lugar de que se permita articular nuevas opciones políticas al interior del movimiento, se silencia y castiga el disenso.

El Gabriel Boric mexicano no existe porque se lo tragó MORENA.

Rodolfo Castellanos

Director General de Mi Valedor. Está convencido de que le habría ido mejor a México si Heberto Castillo hubiera sido presidente.

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