El Daesh en India, un choque inevitable.

 

Guadi Calvo*.

 

La virulenta campaña antí islámica del Primer Ministro indio Narendra Modi que se verifica en la violenta represión contra los grupo independentistas de Cachemira, de mayoría musulmana, y la aplicación de la ley la Ley de Enmienda de Ciudadanía (CAA), con la que se procura dejar sin la nacionalidad a quizás a millones de musulmanes indios, lo que ha provocado importantes protestas a lo largo de todo el país, durante el pasado mes de febrero, las que se han saldado con docenas de muertos, miles de detenidos, además de cuantiosas pérdidas materiales en barrios y comunidades islámicas, (Ver. India; los Dioses bastardos). Ha lo que se debe sumar que la constante propaganda del régimen neo nazi de Modi, está provocado también miles de episodios de violencia individual y “espontanea” hacía musulmanes, en comunidades que poco tiempo atrás, convivían en armonía. Se repiten cada vez con más frecuencia que ciudadanos comunes de origen hindú, ataquen a musulmanes provocando graves heridas y en algunos casos incluso la muerte.

El odio irracional instalado por Modi, que ha radicalizado las pasiones de uno y otro lado, que puede escalar hasta una verdadera guerra civil, teniendo en cuenta que los musulmanes representan la primera minoría religiosa de la India con poco más de 200 millones de almas, lo que de hecho significa un verdadero puente de plata lo que el Primer Ministro está extendiendo al fundamentalismo islámico, siempre propenso a agudizar la polarización entre los diferentes grupos religiosos, ha profundizado los vectores de odio, que es como ha conseguido que miles de jóvenes alrededor del mundo se incorporen a sus organizaciones.

Y usufructuando la polarización religiosa de India, la Willat Daesh Khorasan, la franquicia del Daesh global, que operan Afganistán, Pakistán, Cachemira e India ha iniciado acciones contra Nueva Delhi.

El pasado miércoles 25 de marzo, un comando del Daesh Khorasan atacó el centro religioso Sij, Gurudwara Har Rai Sahib, de Kabul, (Afganistán), según testigos entre seis y ocho muyahidines, entrando de dos en dos abrieron fuego al momento del culto. Matando a veinticinco fieles, tras lo que tomaron el edificio en el que había unas ochenta personas, resistiendo varias horas los intentos de retoma por parte de los hombres de la policía y el ejército afgano. Las autoridades han podido identificar a Mohammed Mohsin, también conocido como Abu Khalid al-Hindi, procedente del estado indio de Kerala, que abandonó India en 2018 y llegó a Afganistán cruzando por Emiratos Árabes Unidos, para ingresar a Irán.

En el comunicado de la organización terrorista que se adjudica el ataque señala que fue “una venganza por los musulmanes en cachemires”, quienes sufren desde el año pasado la constante represión de parte del ejército indio. Según algunas fuentes locales, el objetivo original del ataque no habría sido el complejo Gurudwara de Kabul, sino el consulado indio de Jalalabad, capital de la provincia de Nangarhar o la embajada de Nueva Delhi en Kabul. Atacar intereses indios no es casual, sino que encierra toda una especulación política por parte de los ideólogos del atentado, ya que India ha realizando importantes esfuerzos económicos y políticos en Afganistán en procura de consolidar un alianza estratégica frente al siempre amenazante Pakistán. 

Este es el segundo ataque que realiza el Daesh Khorasan contra la comunidad Sij, en Afganistán, el anterior se produjo el Este fue el segundo ataque de ISKP contra la comunidad minoritaria sij de Afganistán después del atentado suicida en julio de 2018 contra una caravana hindúes y Sijs en Jalalabad, capital de la provincia de Nangarhar, donde murieron 19 personas, que viajaban para un encuentro con el presidente afgano Ashraf Ghani, de gira en Nangarhar, cuando un atacante suicida detonó la carga explosiva que llevaba adosados a su cuerpo.

El ataque contra el complejo Gurudwara, se produce como una reacción del Daesh, tras los duros reveses que viene recibiendo en las últimas semanas por parte de las fuerzas de seguridad norteamericanas, afgana y el propio talibán, quien no admite ninguna otra organización de sus características en su país. La fuerza fundada en 2014, por el califa Abu Bakr al-Baghdadi concentra la mayoría de sus efectivos, unos dos mil combatientes, en la provincia de Kunar en el este afgano.

Más allá de los reveses, la organización sigue resistiendo y espera, habiendo realizado una importante cantidad de ataques durante las últimas semanas, particularmente intensos, después de los acuerdo de paz a los que llegaron el Talibán y los Estados Unidos en Doha, en febrero último, (Ver: Afganistán: ¿Acuerdo o salvoconducto para Trump?). La estrategia del Daesh, se funda su capacidad para convocar a milicianos más intransigentes del Talibán y sus aliados de al-Qaeda, que se nieguen a aceptar el acuerdo con Washington, una posibilidad mucho más que probable.

Con destino India

El Daesh, inmediatamente después de los ataques de Pascua en Sri Lanka en mayo de 2019 (Ver: (Ver: Sri Lanka: Muerte en pascuas).y la perdida de los últimos territorios en Irak y Siria, todavía vivó el califa Ibrahím (Abu Bakr al-Baghdadi) declaró a la India, como provincia de su califato o Wilāyat al-Hind.

Tras los disturbios del pasado mes de febrero en Delhi, que dejaron cerca de cincuenta muertos, el 29 de marzo, el Daesh, en el segundo número de su revista, Sawt al-Hind (Voz de Hind) en cuya portada aparece el título “Entonces, ¿a dónde vas? Un llamado a los musulmanes de la India” donde se pide a los musulmanes indios, en nombre del Islam, a unirse al Daesh, en donde se cataloga de apóstatas a los talibanes y exige a sus milicianos a desertar de la organización del mullah Haibatulá Ajundzada e incorporarse al Daesh Khorasan

Los expertos consideran que no es casual, la utilización por parte del Daesh, de un shahid (suicida) de origen indio en el ataque al complejo Gurudwara de Kabul, en primer lugar porque incluye la presencia india en una acción terrorista ejecutada en uno de los puntos más seguros de la capital afgana, cuando además la ciudad está bloqueada por las restricciones del COV-19coronavirus, alentando así a los musulmanes indios, a incorporarse de cualquier modo a la causa takfirista; Demostrar que Daesh, sigue presente en Afganistán y no ha sido derrotado. Tampoco es casual la utilización de un atacante un ciudadano indio para para la operación contra un templo Sij, lo que en momentos de gran revulsión interna de India por cuestiones religiosas incorporar a los sijistas (seguidores) a las disputas, añadiría un nuevo dolor de cabeza a Modi. Ya que los creyentes Sijs, una religión fundada en el siglo XVI, por un santón llamado Nanak Dev Ji, tomando elementos del hinduismo y el islam, como la reencarnación, el vegetarianismo o la prohibición del alcohol, son particularmente fervorosos, y que a pesar de representar solo 2.2 por ciento de los 1300 millones de habitantes que tiene India, alcanzado apenas a los veinte millones, que la convierte en la cuarta más numerosa del país, han participado de innumerables revueltas. La mayoría de esta comunidad se encuentra en el Punjab estado fronterizo con Pakistán, una nación netamente musulmana y jurada enemiga de Nueva Delhi.

Si bien hasta ahora, la comunidad musulmana de India, se ha mantenido alejada de los postulados del Daesh, y son pocos los militantes indios en las filas de las organizaciones wahabitas, incluso en Cachemira, las acciones de Modi, podrían provocar la radicalización de muchos musulmanes, particularmente los jóvenes.

En febrero, las khatibas (brigadas) del Daesh en Jammu y Cachemira emitieron un comunicado que amenazaban con acciones militares con los Servicios de Inteligencia, que trabajan en esos estados y particularmente contra grupos ultra nacionalistas hindúes como el Rashtriya Swayamsevak Sangh o RSS (Asociación Patriótica Nacional) una de las organizaciones que dan apoyatura ideológica y política al presidente Modi, que operaran ilegalmente como bandas paramilitares.

Al tiempo que el presidente Narendra Modi, continúe con diatriba anti islámica, la radicalización de los musulmanes indios a mediano plazo dado la importante cantidad de madrassas y mezquitas de la orden wahabí, propaladores de la ideología más extrema del islam, que existen en India, provocaran que una gran irrupción del Daesh sea inevitable. 

 

*Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC.

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