“¡El avión… el avión…!”

 

Joel Hernández Santiago

 

Al fin y al cabo parece igual: México es una “Isla de la fantasía” en donde se cumplen los sueños de quienes quieren soñar su vida feliz; en donde los conflictos soterrados desaparecen, aunque sea por un momento, mientras se convive en ese espacio flotante en el que la armonía y la ventura predominan antes del fatal regreso a la realidad… 

 

¿Se acuerdan alguien de aquella vieja serie de televisión, en la que Ricardo Montalbán era al anfitrión purísimo de esa fantasía mientras que el pequeño adulto Hervé Jean-Pierre Villechaize era su asistente? y quien, al principio de cada programa, gritaba alborozado cuando llegaban los pasajeros de ensueño: “¡El avión-el avión!… 

 

Así este país mexicano en el que desde 2018 nos han traído de arriba para abajo en eso del avión presidencial “José María Morelos y Pavón”. El tema se ha vuelto lo mismo un factor reproche por la ostentación, el abuso y el mundanal extremo de poder ‘de los de antes’, como de recuperación de recursos por la gran cantidad que costó la nave; lo que se pagó, se ha pagado y lo que se debe… 

 

Pero, sobre todo, lo del avión ha servido al actual gobierno federal como distractor de los grandes problemas nacionales que hoy vive el país y que rebasan por mucho la importancia con eso de  “¡El avión-el avión!”. 

 

Y cada vez que hay problemas graves que se debaten en el ámbito social y para los que no hay respuesta de gobierno, se utiliza el globo de Cantoya  para distraer el público nacional y para mostrar el ‘antes’ y ‘después’ de gobierno, como cuando se anunció que el presidente Andrés Manuel López Obrador viajaría siempre, por el país, en vuelos comerciales, ‘como cualquier hijo de vecino’. 

 

O como cuando a principios de este año se anunció que el avión se rifaría a través de la Lotería Nacional, con billetitos de 500 pesos hasta hacer la recuperación de por lo menos 300 millones en los que se tasaba –en ese momento- el precio de la aeronave. Esto es, a esa fecha un avalúo de la ONU colocó el precio base del Boeing 787-8 Dreamliner, en 150 millones de dólares.

 

La famosa rifa, que se utilizó asimismo como distractor, atrajo la atención de todos por lo ingenuo y hasta cómico de la situación. ¿Quién podría ganarse el avión? ¿Qué haría con él? ¿En dónde lo pondría para resguardarlo? ¿Cuánto le costaría mantener el avión? ¿Y el pago de por lo menos ocho tripulantes para levantar el vuelo? ¿Y el combustible? ¿Y tantos otros gastos? ¿Venderlo? ¿A quién? Si el mismo gobierno mexicano no lo ha podido vender a precio de ganga ¿cómo hacerlo?

 

Todo esto que pasaba de lo ingenuo a lo cómico hizo del tema una chunga. El gobierno luego se echó para atrás y dijo que la rifa sería por un monto equivalente a lo que cuesta el avión, que es decir, ya no era el avión sino una cantidad en efectivo. Y de nuevo el famoso globo distractor. 

 

En tanto el avión, por orden presidencial, seguía guardado y ‘en mantenimiento’ en un hangar del sur de Estados Unidos del que fue traído de regreso a México apenas el miércoles 22 de julio. 

 

Ese día el director general del Banobras, Jorge Mendoza Sánchez, informó que mantener el avión presidencial TP-01 “José María Morelos y Pavón” en el aeropuerto de Victorville, en EUA, costó a México 1.7 millones de dólares, de diciembre de 2018 a julio de 2020, 

 

Y se anunció que el nuevo avalúo es de 130 millones de dólares –ya no los 150 que anunciaron hacía seis meses- y que esa es la base para la venta del avión. Se dijo que hay dos compradores muy afianzados y que uno de ellos depositó un millón de dólares para garantizar la compra.

 

Todo esto sí. Pero no. El avión sigue ahí. El presidente insiste en no utilizarlo porque “es fruto del pecado de gobiernos anteriores” (El inició para la compra del avión comenzó en el gobierno de Felipe Calderón y se concretó durante el gobierno de Enrique Peña Nieto. Así el avión de 57 metros de longitud con capacidad para 80 pasajeros, se recibió el 3 de febrero de 2016).

 

[Según un informe de gobierno, en noviembre de 2012 se suscribió un contrato por arrendamiento financiero entre la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) y BANOBRAS, por un término de 15 años, por seis mil 94 millones 689 mil 887 pesos. De 2012 a 2020 se pagaron ocho anualidades con un total de: 2 mil 255 millones 842 mil 960.66 pesos. Y de 2021 a 2027 se pagarían: tres mil 838 millones 846 mil 926.34 pesos. Llegando a la cantidad de: seis mil 94 millones 689 mil 887 pesos.]

 

[En el documento también se explica que en caso de pagar el capital que se adeuda en este mes de julio de 2020, se puede llegar a tener un ahorro de mil 938 millones 847 mil 550.27 pesos por concepto de intereses, pues se pagarían únicamente 4 mil 155 millones 842 mil 336.73 pesos.]

 

El tema ahora es que el “¡Avión-el avión!” presidencial está en México. Está a la venta, sin enganche y sin fiador. El presidente ha dicho en distintas ocasiones que está a punto de venderse, pero sigue ahí, tan campante, costando millones su resguardo y mantenimiento… ¿hasta cuándo?

 

Es el avión que sirve, de tiempo en tiempo, para distraer la atención nacional de los asuntos que importan aún más y que siguen sin solución o peor aún, agravándose, como es la Pandemia por Covid-19 que ya se escapó de las manos al subsecretario de Salud López-Gatell…

 

Está el tema de la inseguridad en el país que aumenta su criminalidad cada día, sin solución; está la crisis económica muy a la vista y será desastrosa para todos en el país; está la relación con el gobierno de Donald J. Trump que hace y deshace a su modo en México…

 

Y está también la pregunta de: ¿Cuánto se ha gastado de recursos públicos de México en el traslado del presidente y sus acompañantes, estancia y alimentación por el uso de transporte aéreo público en el poco más de año y medio de gobierno?… ¿Y el tiempo presidencial gastado en aeropuertos?  “¡El avión-el avión!”

 

joelhsantiago@gmail.com 

 

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