DATOS Y TENDENCIAS RELACIONADOS CON LA ELECCIÓN DEL 10 DE ABRIL

 

Eduardo de Jesús Castellanos Hernández

 

El domingo 27 de marzo el diario nacional “Reforma” publicó en su primera plana e interiores las fotos y las opiniones, respectivamente, expresadas sobre la revocación de mandato del presidente de la república por 46 de sus editorialistas. El dato numérico es que 17 de los 46 se manifestaron partidarios de votar en la jornada electoral del 10 de abril, en tanto que 29 de ellos se inclinaron por la abstención. En cifras porcentuales esto significa que el 37% de los editorialistas de ese diario nacional está a favor de ir a votar y el 63% por la abstención. Desde luego que este porcentaje no es representativo de la intención de voto del electorado nacional, pero sí de una amplia franja de este electorado -presumiblemente de clase media con instrucción escolar, empleo y cultura política- que es el que en 2018 decidió la balanza tan inclinada a favor del presidente en funciones. Pues la votación tradicional a favor de los partidos de izquierda nunca, antes, había llegado a ese nivel tan alto.

 

Durante la semana anterior, fui invitado por los directivos del Club Rotario Santa María la Ribera de la Ciudad de México a platicar acerca de la revocación de mandato. Titulé mi exposición “Revocación de mandato. ¿Votar o abstenerse el 10 de abril? Una duda metódica”. La mayor parte de los argumentos que ahí expuse para ir a votar ya los he expuesto en anteriores colaboraciones mías en estas páginas digitales, por lo que no estimo necesario abundar en ellos. Pero si le interesa, con mi nombre o el título puede usted encontrar, ver y escuchar esa plática en YouTube.

 

Para actualizar mi argumentación en la sesión vía zoom del Club Rotario Santa María la Ribera, busqué datos estadísticos directamente relacionados con el proceso de revocación de mandato en curso y encontré lo siguiente que ahora expongo. Me animé así a escribir este nuevo comentario por la importancia de los datos numéricos obtenidos, acompañada de la oportunidad de la nota periodística dominical que de inmediato convertí a datos porcentuales, porque permite advertir y constatar una tendencia en la opinión pública y, previsiblemente, también, en el electorado. 

 

Para tratar este tema desde luego que la principal fuente de información es la página oficial del Instituto Nacional Electoral, aunque no la única, puesto que también encuentra uno datos útiles en la prensa nacional, en redes sociales y en Internet. Además, para obtener el mayor provecho de la información contenida en la página del INE es necesario estar familiarizado con su contenido, sobre todo para navegar a través de las actas e informes presentados en las sesiones del Consejo General del Instituto; lo que no resulta una tarea fácil. Así es que confieso haberme quedado solo en el análisis de las cifras que estimé más relevantes.

 

Por ejemplo, que al día 4 de marzo de 2022 estábamos inscritos en la lista nominal de electores 93,831,853 electores. Encontré también en la página del INE que el 100% de firmas de apoyo reportadas por los promoventes como entregadas al INE ascendió a 9,759,922. En tanto que el total de firmas de apoyo verificadas y cuantificadas ascendió a la cantidad de 7,325,630 firmas. Lo que significa, según datos del propio INE, que solo el 75.06% del total de las firmas presentadas fueron auténticas, es decir, 25% apócrifas. Aunque no dejo de señalar que en redes sociales encontré también un dato de 35% de firmas apócrifas, pero sin señalar la fuente de información.

 

En Internet, en la Wikipedia, encontré los siguientes datos. En la elección presidencial de 2018, el candidato Andrés Manuel López Obrador obtuvo 30,113,483 votos, es decir, el 53.19% del total de los que fueron a votar. Aunque solo votó el 63.42% del total de inscritos en ese momento en la lista nominal, es decir, 56,611,027 electores.

 

Por su parte, en la elección correspondiente a la consulta popular anterior relacionada con el enjuiciamiento penal a los expresidentes de la república la participación fue 6.6 millones de electores, es decir, el 7.11% de la lista nominal de electores. De los cuales, 6.5 millones, es decir, el 97.72% del total de los votantes respondió Sí a la pregunta planteada. Puesto que la pregunta finalmente quedó formulada de manera bastante compleja, esto ayuda a suponer la fidelidad y disciplina de los votantes movilizados a favor de participar y de votar en ese sentido. Por lo que es de suponerse que el voto duro en la elección del 10 de abril a favor de la no revocación del mandato presidencial deberá ser por lo menos de 6.5 millones de votantes asegurados. Sin duda pueden ser más de ambos bandos, pero para efecto de calcular probabilidades más adelante propongo privilegiar el dato que nos ofrecen estos ciudadanos que firmaron, aunque como veremos más adelante algunos a lo mejor ya se arrepintieron de haber votado entonces.

 

Veamos ahora los datos de la elección legislativa federal en 2021, mismo año de la anterior consulta popular. En esta elección participó solo el 52.66% de los electores inscritos en la lista nominal de electores, es decir, 49,151,320 votantes. Esto indica que en la elección presidencial de 2018 hubo una abstención del 34.58%, en tanto que en la elección legislativa federal del año pasado la abstención fue de 47.34%, casi la mitad del total de electores. Es evidente que la cultura de la participación en procesos electorales de la democracia representativa no es característica de los ciudadanos mexicanos -sobre todo si están desempleados y sus familias no gozan de servicios públicos de calidad ni de educación ni de salud-; mucho menos entonces puede serlo en procesos de la democracia directa o participativa que además son bastante recientes y muchos electores no acaban de entenderlos.

 

Aunque los partidos políticos de oposición, salvo muy contadas excepciones de algunos de sus legisladores, no han llamado a votar el 10 de abril a sus bases partidistas ni a sus simpatizantes, ni a abstenerse de votar, de todas formas es orientador conocer los resultados electorales del año pasado por coalición partidista o partido, sea oficialista u opositor, puesto que dicha identificación política sin duda puede orientar el hecho de votar o abstenerse el 10 de abril, así como el sentido del voto en caso de participar.

 

Tenemos entonces que la alianza electoral Junto Haremos Historia, oficialista, obtuvo 21 millones de votos, 44.3% del total; en tanto que la coalición electoral Va por México, opositora, obtuvo 19.4 millones de votos, 41% y el partido Movimiento Ciudadano, también opositor, obtuvo 3.4 millones de votos, 7.2%. No se obtiene un 100% porque no tomo en cuenta aquí el voto a favor de los nuevos partidos, hayan o no mantenido el registro como tales; aunque no dejo de señalar que todos estos nuevos partidos giran alrededor de la alianza oficialista; partidos satélite o la chiquillada como alguna vez se le llamó a este tipo de partidos.

 

Tampoco puedo dejar de mencionar que también la semana anterior en un artículo publicado en el diario “El Universal”, el diputado opositor Santiago Creel Miranda señaló una diferencia de tres millones de votos a favor de la coalición opositora en la misma elección. Seguramente se trata de datos correspondientes a la elección de diputados de mayoría relativa, pues la fuente que por mi parte consulté en Internet y que da los datos transcritos señala a su vez que se trata de los resultados de la elección de los diputados de representación proporcional. En cualquier caso, es notable advertir que la coalición partidista a favor del gobierno si no está en franca minoría está muy cerca del empate en la preferencia electorales de los votantes. No omito señalar que si dicha alianza oficialista tiene mayor número de diputados es gracias al sesgo de sobrerrepresentación del que adolece el sistema electoral y que desde luego le favorece a la mayoría legislativa. Pero éste no es el tema de análisis en esta ocasión.

 

En una de sus conferencias de prensa matutinas, según encontré la información en Internet, el presidente de la república anunció que se habían obtenido diez millones de firmas para solicitar la jornada electoral sobre revocación de su mandato presidencial. Pero no entró en detalles sobre el origen, sentido y autenticidad de las firmas presentadas. Como ya vimos, el dato oficial del INE sobre el total de firmas recibidas es casi de diez millones, de las cuales la cuarta parte apócrifas.

 

En redes sociales encontré que la organización social Frente Nacional Ciudadano, FRENA, reivindica haber aportado 3.1 millones de firmas a favor de la convocatoria al proceso de revocación. Como es de todos conocida la movilización que en dicho sentido ha llevado a cabo FRENA desde el inicio de esta administración federal, es de suponerse que muchas de sus firmas sino es que todas sean auténticas y probablemente también la cantidad que ostenta. Si usted consulta la página web de FRENA encontrará un discurso antipartidos que en alguna o buena medida explica la razón por la cual los partidos opositores se han alejado ostensiblemente de esta nueva organización política.

 

Tenemos entonces que según el dato oficial del INE el total de firmas de apoyo verificadas y cuantificadas ascendió a la cantidad de 7,325,630 firmas. Pero, con las cifras oficiales del INE en el supuesto, posible o probable, de que FRENA hubiese aportado 3.1 millones de firmas auténticas, esto significa que los solicitantes de que haya proceso electoral sobre la revocación pero que votarán porque el presidente continúe en el cargo es de 4,225,630. Menos de los 6.5 millones de votantes a favor del enjuiciamiento penal de los expresidentes en la consulta anterior. Así es que algunos, poco más de dos millones, de esos votantes fieles dejaron de serlo o los datos de FRENA no son exactos y pecan de optimistas.

 

Ahora bien, en el supuesto de que dichas cifras fuesen válidas o verificables y en el supuesto también de que solo asistieran a votar el 10 de abril quienes emitieron firmas auténticas, el resultado previsible sería de 42% por la revocación y 58% por la permanencia en el cargo. Es notable que se trata de una diferencia bastante reducida, sobre todo si tenemos en cuenta la aplastante victoria electoral presidencial de 2018 y que el porcentaje de aprobación del presidente de la república, aunque con altas y bajas, oscila actualmente alrededor del 60%. Desde luego que la aprobación en encuestas de opinión no significa voto a favor en la jornada electoral en puerta, ni desde antes por cuanto se refiere a las firmas aportadas, puesto que esa aprobación presidencial misma es variable cuando se pregunta sobre acciones o decisiones de gobierno específicas, donde la más de las veces se reduce el porcentaje aprobatorio.

 

En cualquier caso, es posible constatar que paradójicamente son los opositores al presidente de la república en funciones -al guardar silencio o abiertamente invitar a abstenerse de votar- quienes contribuirán en mayor medida a asegurar un resultado electoral a favor de su permanencia en el cargo. Pues la capacidad de movilización oficialista parece haber disminuido. Tal vez esto explique el decretazo de interpretación legislativa, aprobado por la mayoría oficialista en ambas cámaras federales, en el sentido de que la propaganda oficial no es propaganda.

 

Ciudad de México, 28 de marzo de 2022.

Eduardo de Jesús Castellanos Hernández.

Profesor e Investigador. Doctor en Derecho por el Instituto Internacional del Derecho y del Estado (México) y doctor en Estudios Políticos por la Universidad de París (Francia); posdoctorado en Control Parlamentario y Políticas Públicas por la Universidad de Alcalá (España) y posdoctorado en Regímenes Políticos Comparados por la Universidad de Colorado, Campus Colorado Springs (EUA); Especialidad en Justicia Electoral por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (México). 

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