CRÓNICA POLÍTICA: Un dirigente sin legitimidad, no sirve 

Rosy RAMALES 

En la democracia el triunfo debe de ser quien obtenga la mayoría, así sea por un voto. Sin embargo, el proceso interno de Morena no fue una elección directa, sino por encuesta.

Por tanto, no se pueden reclamar votos como lo ha hecho Porfirio Muñoz Ledo al decir en redes: Lorenzo Córdova, responsable de la democracia mexicana afirmó que la contienda interna está empatada por .5 décimas porcentuales, debiera saber que por un solo voto se gana. Supina ignorancia o mala fe. Se negó a reconocer mi victoria. Lo invito a que rectifique o que renuncie.” 

Lo ideal sería haber declarado el triunfo de Porfirio aunque la diferencia fuese por una décima. Pero los aspirantes a la presidencia de Morena entraron a la competencia sobre reglas previstas en lineamientos y convocatoria previa; es decir, se sujetaron a reglas del juego.  

Entonces, si las aceptaron en el momento procesal oportuno, ¿por qué reclamar? Ahora, si Muñoz Ledo impugnó las bases donde se establece el supuesto del empate técnico, y el Tribunal Electoral lo dejó firme, pues ni modo deberá sujetarse a las reglas.

Otra salida es impugnar el resultado de la encuesta nacional abierta realizada por Covarrubias y Asociados, Parametría y BGC Ulises Beltrán y Asociados.

Lo que sí deja dudas es el siguiente párrafo del comunicado del Instituto Nacional Electoral (INE): “Para la Presidencia de Morena, se dio un empate técnico entre los dos candidatos punteros; es decir, ambos tienen la misma probabilidad de encabezar las preferencias…” 

¿Encabezar las preferencias? ¿A qué? ¿Si no están compitiendo para un cargo de elección popular? ¿Idea del INE o de las encuestadoras?

Ah, luego en el siguiente párrafo se anota: “Como está previsto en los Lineamientos (artículo 12°) y la Convocatoria (Bases 14° y 16°), deberá llevarse a cabo una nueva encuesta entre los candidatos en empate técnico para determinar quién ocupará la Presidencia del partido de acuerdo con las preferencias de sus simpatizantes y militantes.” 

¿Pues qué se midió en la encuesta nacional abierta? ¿Qué no preferencia? ¿O solo intervalos de confianza? Quizá la Comisión de Prerrogativas del INE y las encuestadoras deban abundar en su explicación para abonar a la certeza.

Quizá ahí sí le falló al Instituto. Porque si bien llevar el proceso interno de Morena a una tercera encuesta en caso de empate técnico puede tener el propósito de dar legitimidad tanto al proceso como al ganador, se vuelve una arma de doble filo cuando hay ánimos tan caldeados como en el partido del Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.

Y en vez de legitimar, puede producir un efecto contrario: Deslegitimar, como parece estar ocurriendo. Muñoz Ledo rechaza una tercera encuesta al declararse ganador; incluso invitando a una ceremonia de toma de protesta como el nuevo “presidente legítimo” de Morena.

Las circunstancias internas en el partido, donde cada vez se hace evidente el tensor de dos grandes grupos, genera desconfianza respecto a una tercera encuesta (aun cuando los lineamientos y convocatoria la prevean).

Porque tampoco Mario Delgado Carrillo ha sido prudente; ha llegado al extremo de acusar a Porfirio de querer usar al partido para quitar del poder al presidente AMLO, lo cual abona a su perfil de “candidato oficial” y sobre todo al intento a toda costa de apoderarse de la “preferencia” de militantes y simpatizantes en una tercera encuesta.

Y eso, evidentemente, disgusta a su competidor y seguidores, quienes consideran que Muñoz Ledo es el ganador, primero porque aventajó dos a uno en la encuesta de reconocimiento y luego porque en la encuesta abierta salió arriba de Mario aunque haya sido por décimas.

En la práctica así es, y lo consiguió sin recursos ni tanta estructura como Delgado Carrillo. Pero legalmente hay lineamientos y una convocatoria que cumplir para darle la victoria al ganador, salvo que éste dimita y reconozca el triunfo de Porfirio. No obstante, no terminaría el litigio; hay otros competidores con derecho a impugnar.

Las circunstancias prevalentes en Morena pues, están haciendo ver una intención (aunque no la exista) de meter a Mario a cómo dé lugar vía la tercera encuesta con todo el rigor científico de la misma, pues la operación sería política más que demoscópica.

¿Y si de la tercera encuesta resulta ganador Porfirio? Claro, también es posible. Pero como entre gitanos no se leen la mano, pues no quiere arriesgarse.

En fin, ya decíamos que venían horas difíciles para Morena; y seguirán, máxime si el tercer resultado fractura al partido de modo irreparable.

MARIO, ¿PIERDE O GANA? 

Mario Delgado Carrillo viene perdiendo, no solo las encuestas, sino legitimidad, la cual no se la dará el triunfo basado en una tercera encuesta.

La legitimidad se la dará el reconocimiento interno llegado el momento. Y quien sabe si lo consiga, aun consiguiendo la presidencia nacional de Morena.

Y un líder sin legitimidad, no le sirve al partido, menos si éste se fractura en momentos cruciales rumbo a una elecciones del tamaño de las de 2021.

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Correo: rosyrama@hotmail.com

 

 

Rosy RAMALES

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