CRÓNICA POLÍTICA: Morena está resultando primorosamente antidemocrático

Rosy RAMALES

Morena eligió perfectamente bien el nombre de la coalición con el PT y el PES en el pasado proceso electoral concurrente 2017-2018: “Juntos haremos historia”.

Una denominación pegajosa, ad hoc para la circunstancia electoral, emblemática y de mucha probabilidad. Y homogénea para las elecciones federales y locales.

Los demás partidos dieron nombre distinto a sus coaliciones en ambos ámbitos. Por ejemplo, el PRI, el PVEM y el Panal la llamaron “Todos por México” para las elecciones federales, y para los comicios locales la coalición tomó el nombre de la respectiva entidad: “Todos por Hidalgo”, “Todos por Oaxaca”, “Todos por Chiapas”, etc.

La variación en la denominación confundió al electorado. Es más, la coalición priista primero se llamó “Meade Ciudadano por México”. Pero el Instituto Nacional Electoral (INE) le dio revés al considerarlo ventajoso al llevar el apellido del candidato presidencial.

Retomando el tema: Morena, PT y PES hicieron historia; en las elecciones concurrentes como en la pirinola, ganó cuasi todo: La Presidencia de México, la mayoría en la Cámara de Diputados y buena parte de los escaños en el Senado, así como la mayoría de los congresos locales, de las presidencias municipales y de las gubernaturas disputadas.

Entre tantos discursos, promesas y palabras que los partidos coalicionistas vendieron para ganar (sobre todo Morena) estaban las banderas de la democracia, de la honestidad, de la anticorrupción, del PRI anti-democrático.

La ciudadanía creyó y quizá siga creyendo más en el presidente Andrés Manuel López Obrador, que en Morena; un partido…. más bien un movimiento conformado por ex priistas, ex perredistas, ex panistas y militantes de diversas organizaciones sociales y fuerzas fácticas.

En cuestiones partidarias, quizá infinidad de ciudadanos y ciudadanas pensaron que con Morena se terminaría la imposición de candidatos. Sin embargo, desde la campaña del 2018 el partido empezó a dar muestras de prácticas contrarias; incluso, a sus principios.

¿Cuántos gobernadores, senadores, diputados federales y locales, y presidentes municipales emanados de Morena son producto de la imposición como candidatos y no de la voluntad de la militancia? Pululan ¿verdad?

Para empezar ahí están las “vacas sagradas” nacionales y locales a la usanza priista. Por ejemplo: Los senadores Ricardo Monreal y Martí Batres, los diputados federales Porfirio Muñoz Ledo y Mario Delgado; el senador oaxaqueño Salomón Jara Cruz, de quien dicen su grupo local lo impulsa desde ahora para la próxima gubernatura.

Ni se supo a ciencia cierta el método electivo tanto para los candidatos de mayoría como para los abanderados plurinominales.

Eso sí, en muchos casos (en otra usanza priista) a los de mayoría los sembraron como comisionados de Morena en las demarcaciones donde más tarde serían postulados al cargo de elección popular.

Y de risa, algunos comisionados nunca en su vida habían desempeñado tareas partidistas; lógicamente el nombramiento fue mera simulación con el propósito de posicionarlos en el ánimo del electorado.

En fin, eso ya pasó. Ahora vienen las elecciones 2019 en seis entidades federativas: AguascalientesDurangoQuintana RooTamaulipasBaja California y Puebla; en las dos últimas elegirán gobernador. Ya se imaginarán cómo está el jaloneo por las candidaturas.

¿Vía método democrático o antidemocrático?

El caso más evidente es la elección extraordinaria de Puebla, cuya candidatura ha generado hasta pleito público entre morenistas de estatura. Léase las indirectas bien directas entre la presidenta del partido Yeidckol Polevnsky y el senador Ricardo Monreal.

“¡Qué Dios la ayude!”, dijo el legislador en alusión a la polémica dirigenta de Morena, de quien dicen respalda decididamente a Miguel Barbosa Huerta para candidato a la gubernatura poblana, la cual perdió en los comicios ordinarios del 2018 frente a la hoy finada Martha Erika Alonso, del PAN.

Y perdió por una diferencia de alrededor de cien mil votos. Y eso que AMLO participó en la elección federal concurrente. Barbosa jamás aceptó su derrota y agotó todos los medios de impugnación. Vaya, el asunto provocó hasta un cisma en la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

Una diferencia de alrededor de cien mil votos difícilmente se revierte en recuentos de votos. En una elección cuestionada en ocasiones se recurre a las casuales de nulidad constitucionales, siempre y cuando haya elementos suficientes y fehacientes.

Retomando el tema: Por otra parte, un grupo de senadores apoya a Alejandro Armenta para candidato a la gubernatura de Puebla. Incluso, el pasado siete de febrero enviaron una carta a Yeidckol advirtiéndole que no aceptarán el “dedazo” de Morena en la definición de la candidatura de dicho estado.

Según se ha dicho e medios de comunicación, la carta la firmaron 50 de 59 senadores de Morena. Y claro, Yeidckol reaccionó calificando de “necedad” la postura de éstos.

Imagínense, más bien habría que preguntar: ¿De qué bando es la necedad? ¿Dónde ha quedado la bandera democrática?

La militancia de Morena debería elegir al candidato a la gubernatura de Puebla vía voto directo y secreto.

Necios y antidemocráticos. Los morenistas le han refinado a los priistas. Qué primorosos, ¿no?

UN CASO EN OAXACA

En esta entidad, la semana pasada la LXIV Legislatura del Congreso Local estuvo a casi nada de declarar la desaparición de poderes en el municipio de Tlaxiaco.

En Tlaxiaco, cabe recordar, el uno de enero del año en curso fue asesinado el presidente municipal,Alejandro Aparicio Santiago; y en el ataque resultó herido el síndico Perfecto Hernández Gutiérrez, quien murió al siguiente día.

Tal situación generó un conflicto, pero no en la comunidad, sino entre los morenistas. Alguien promovió la renuncia de casi todos los concejales del ayuntamiento de Tlaxiaco, salvo de dos. Y uno de éstos es el suplente del presidente municipal,Gaudencio Ortiz Cruz, quien reclamó su derecho de asumir el cargo.

Y hace algunos días, el Comité Ejecutivo Estatal de Morena en Oaxaca dirigió un oficio a la diputada local Hilda Graciela Pérez Luis, donde adviertió lo siguiente:

Como integrante del grupo parlamentario de Morena en la LXIV Legislatura del Congreso Libre y Soberano de Oaxaca, es su deber de manifestarse en contra de la desaparición de poderes; prácticas corruptas que dañan la voluntad del pueblo de Tlaxiaco. De lo contrario se notificará su actuar a la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia para la sanción correspondiente...”

El escrito lo firmó Sesul Bolaños López, y en el mismo también se hace la advertencia de que “los integrantes del Cabildo deben apegarse estrictamente a la legalidad”.

Al final de cuentas, la Legislatura bajó el punto de acuerdo de desaparición de poderes, porque además, según trascendió, diez de los más de 20 diputados de Morena se oponían. O sea, un grupo de legisladores morenos sí pretendía desaparecer poderes en Tlaxiaco, municipio donde ganó este partido.

Y para malestar de los promotores de la ilegalidad y antidemocracia en Tlaxiaco, este martes el Tribunal Electoral del Estado de Oaxaca resolvió a favor de Gaudencio Ortiz Cruz para que como suplente asuma el cargo de presidente municipal.

Así las cosas con los democráticos morenistas, con sus excepciones por supuesto.

***

Sé el primero en comentar

Déjanos un comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada.


*