CRÓNICA POLÍTICA: Morena, el tiempo se le agotó para la elección interna 

Rosy RAMALES 

Aquél potente huracán llamado Morena que en 2018 prácticamente arrasó con los cargos de elección popular, ahora llega degradado al Proceso Electoral Federal 2020-2021, cuya elección será concurrente con comicios locales en las 32 entidades federativas.

Llega evidentemente dividido, sin haber sido capaz de llevar a cabo su elección interna para renovar sus dirigencias nacional, estatales y municipales. Y el tiempo se le agotó.

Porque para dar certeza al proceso electoral, una vez iniciado éste los partidos políticos ya no pueden elegir sus órganos de dirección, ni modificar sus estatutos; al menos no, para entrar en funcionamiento o en vigor de inmediato.

Así que Morena deberá esperar hasta cuando concluya formalmente el proceso electoral para realizar dicha renovación; y concluye hasta cuando se resuelva el último medio de impugnación o se tenga conocimiento de que no se presentó ninguno.

Precisamente la falta de una dirigencia electa con toda formalidad y legitimidad es uno de los factores del divisionismo interno en Morena; es más, la misma elección interna es causa principal.

Que no los morenistas se deschongaron al grado de que la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) en octubre del año pasado anuló la convocatoria al III Congreso Nacional de Morena, donde elegirían a su nueva dirigencia.

La Sala Superior determinó que el padrón morenista no era confiable, por lo cual no daba certeza y certidumbre al proceso interno; que no hubo credencialización y se afectaban derechos político electorales pues solo se había permitido participar a los afiliados antes del 20 de noviembre de 2017. Ordenó reponer el procedimiento.

Fue así que las personas que entonces aspiraban a la presidencia nacional de Morena se quedaron vestidas y alborotadas: Yeidckol Polevnsky, Alejandro Rojas, el diputado federal Mario Delgado y Bertha Luján. Aunque los tres primeros estaban por la anulación e impulsaban el método de encuesta.

Luego en un Congreso Nacional Extraordinario, morenistas eligieron a Alfonso Ramírez Cuéllar como presidente interino en tanto se repone la elección. Pero como la mayoría de morenistas son peleoneros, inconformes con todo, contestatarios, pues lo impugnaron.

Y en febrero del año en curso, la Sala Superior del TEPJF declaró la validez de dicho Congreso y en consecuencia, la elección de Ramírez Cuéllar, quien, por cierto, ha tenido propuesta bastante radicales como aquella de facultar al Inegi a acceder a la información patrimonial de todos los mexicanos para medir riqueza.

Posteriormente, Ramírez Cuéllar organizaba el proceso interno cuando, ¡zaz!, llegó la pandemia Covid-19; entonces informó el diferimiento de dicho proceso hasta pasada la contingencia sanitaria, la cual se ha prolongado y ya solo faltan cuatro días y horas para el inicio del Proceso Electoral 2020-2021; el tiempo se agotó.

Mientras, internamente Ramírez Cuéllar y Yeidckol Polevnsky, quien sigue siendo la secretaria general de Morena, se enfrascaron en brutal pleito; él inició una auditoría al periodo en que ella estuvo encargada del despacho de la dirigencia nacional por supuestas anomalías en la adquisición de inmuebles para el partido.

Obviamente, Yeidckol ha negado toda acusación en su contra.

En fin, que el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) llega dividido al proceso electivo y con dirigencias interinas en todos sus niveles:

La división, todas las diferencias internas y la calidad de las dirigencias van a influir en la selección interna de candidaturas a los cargos de elección popular a disputarse en las elecciones de 2021, tanto de diputaciones federales, como gubernaturas, diputaciones locales, ayuntamientos, alcaldías. 

Tal circunstancia, puede convertirse en un problema para Morena, a menos de que el líder moral, Andrés Manuel López Obrador, ponga a los morenistas un “estate quieto” y él diga la última palabra en la selección de candidaturas y en la determinación de coaligarse Morena con otros partidos políticos.

Seguramente, el jefe político ya debe tener una lista de candidatos y candidatas a todos los cargos de elección popular, incluyendo aquellos cuadros con posibilidades de reelección en diputaciones federales y locales, así como en presidencias municipales.

No obstante, no se descarten impugnaciones en cascada tanto en la selección de precandidaturas como en candidaturas, a menos que esta vez sea la excepción.

 

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Correo: rosyrama@hotmail.com

 

Rosy RAMALES

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