CRÓNICA POLÍTICA: Gobierno Federal… ¿bueno, malo o regular?

Rosy RAMALES

Seguramente no existe opinión unánime a favor o en contra de los primeros 100 días de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador; cada ciudadano tendrá un juicio distinto sobre las acciones iniciales del primer gobierno de izquierda en México.

No es tan sencillo como deshojar una margarita diciendo hasta llegar al último pétalo: “Ha resultado ¿bueno, malo, regular?”.

En realidad 100 días son poquísimos para medir el cumplimiento de la palabra empeñada en la campaña electoral. Y por más acciones a veces es difícil sentar bases, por lo menos.

Aunque en su informe ex profeso, AMLO dijo que de los cien compromisos expresados el 1º de diciembre de 2018 (tras asumir el cargo), 62 se han convertido en hechos y 38 están en proceso de cumplirse.

Claro, la cifra corresponde a promesas para realizar a tal plazo. Por ejemplo: Combate a la corrupción en el gobierno, saneamiento de Pemex, combatir el huachicol, reducción del gasto, y presentación de sus principales iniciativas de ley, entre las cuales se encuentra aquella por la cual se creó la Guardia Nacional.

Acciones como esas ¿no?  Además, la puesta en marcha del plan para el desarrollo de los pueblos y comunidades indígenas, la consulta para la construcción del tren maya y las tareas en torno al aeropuerto internacional de México (no tan claro todavía).

Sin embargo, el presidente López Obrador tampoco puede cantar victoria porque aún no se ha probado la eficacia de las primeras acciones:

La Guardia apenas se va a implementar, el huachicol continúa a diferentes escalas aunque ya sin tanto escándalo y sin que se sepa de la detención de capos, el mal en Pemex no se acaba con el despido de personal y la corrupción no es solo desvío de recursos.

Las consultas han dejado el mal sabor de boca por haberse realizado al margen de la ley y sin respetar los tratados internacionales en materia indígena. Y bueno, sí los municipios harán su propia obra pública para evitar el regenteo de diputados vía sus constructoras.

¿Pero seguro que no van a pactar directamente con los munícipes? Por cierto, las contralorías municipales presentan el problema de falta de personal calificado.

Retomando el tema: ¿Cómo medir, pulsar, valorar el resultado de los primeros 100 días de gobierno?

Seguramente para Morena son buenos, positivos y maravillosos. Igual opinión tendrán sus aliados: PT y PES.

Para la oposición (PAN, PRI, PRD y MC) serán cuestionables, de retórica, un rosario de buenas intenciones; incluso, los días más difíciles de México.

¿Y para los ciudadanos apartidistas?

Por lo menos hay cierta tranquilidad en México. Me refiero a que ni antes, ni durante, ni después de las elecciones presidenciales vimos un incendio político en nuestro país, ni escenarios de violencia generalizada.

Aparte es la inseguridad, cuyos niveles se mantienen altos.

En fin, el presidente López Obrador sintetizó así el resultado de los primeros 100 días de su gobierno: “Ya empezamos a escribir el prólogo de la gran obra de transformación nacional…”

Y prometió: “Vamos a seguir construyendo, entre todas y todos, la bella utopía”.

¡Utopía! ¿Qué significa? Dos de sus acepciones son las siguientes:

“Plan o sistema ideal de gobierno en el que se concibe una sociedad perfecta y justa, donde todo discurre sin conflictos y en armonía”.

“Proyecto, deseo o plan ideal, atrayente y beneficioso, generalmente para la comunidad, que es muy improbable que suceda o que en el momento de su formulación es irrealizable.”

¿Con qué significado se queda usted?

Claro, ningún mexicano en su sano juicio desea el mal de nuestro país. Por lo tanto, es necesario pasar de la utopía a la realidad.

Y en verdad al concluir el primer año de gobierno, México se aproxime al ideal de “una patria nueva, libre, justa, democrática y fraterna”, tal como la bosquejó con palabras el presidente López Obrador.

Una patria donde las decisiones administrativas y políticas se tomen en base a consultas ciudadanas constitucionales donde vote por lo menos la mitad de los ciudadanos inscritos en la Lista Nominal de Electores.

Una patria donde la gente se sienta segura, donde no exista huachicol, donde no haya políticos metidos en negocios ilícitos como éste, donde los órganos electorales no vean en riesgo su independencia, donde haya obra pública a gran escala y desarrollo económico.

(Si hay desarrollo económico, hay desarrollo social; no a la inversa).

En fin, los primeros 100 días han pasado. Ahora viene la cuenta del primer año.

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