CRÓNICA POLÍTICA: Gatell ¿es médico o carnicero?

Rosy RAMALES

El subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, considera que aplicar pruebas Covid-19 a toda la población sería “un desperdicio de tiempo, de esfuerzo, de recursos” ante el tamaño de la pandemia.

¿En serio?

Una prueba puede salvar no solo una vida, sino decenas, cientos y miles de vidas.

La persona que da positivo puede aislarse a tiempo para atenderse y para evitar contagiar a las personas a su alrededor, así como a todo ser humano con quien entre en contacto.

Ejemplo:

Casi en la última semana de abril pasado, la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, dio positivo a la prueba Covid-19.

“En estricto acatamiento a las recomendaciones médicas, desde los primeros síntomas la secretaria Sandoval se ha mantenido en autoaislamiento y en constante monitoreo médico”, informó la dependencia, e indicó que Irma Eréndira continúo trabajando de manera remota para atender todos los asuntos correspondientes a su cargo.

La funcionaria pudo aplicarse la prueba, atenderse y aislarse a tiempo. Y gracias a que se practicó la prueba a tiempo, también pudieron aislarse las personas a su alrededor y con quienes había tenido contacto en los últimos días.

Y así, evitaron contagiar a otras personas.

Hasta donde se supo, la funcionaria estuvo en su casa, quien sabe si con atención médica por su cuenta, o con atención médica especial por tratarse de una integrante del gabinete del Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.

Entonces, ¿fue un desperdicio de tiempo, de esfuerzos, de recursos la prueba aplicada a Irma Eréndira?

En algunas entidades federativas, funcionarios también han dado positivo. Por ejemplo, en Oaxaca resultaron Covid-19 el secretario del gobernador Alejandro Murat, Alejandro Nassar Piñeyro, y los secretarios de Turismo y Desarrollo Agropecuario, Juan Carlos Rivera Castellanos y Gabriel Cué Navarro, respectivamente.

Inmediatamente se aislaron. Incluso, el gobernador decidió aislarse de manera preventiva en tanto el laboratorio emitía el resultado correspondiente, y se aisló para evitar contagiar a otras personas en caso de resultar positivo. Por fortuna, su caso fue negativo.

¿Tales pruebas fueron un desperdicio de tiempo, de esfuerzos, de recursos?

Seguramente, los servidores públicos de los diferentes niveles de gobierno en su mayoría ya se practicaron la prueba por seguridad de ellos mismos y por seguridad de las personas con las cuales tienen contacto, pues aún cuando la actividad se suspendió hay quienes siguen atendiendo al público de manera personal por la naturaleza del cargo.

Bien, la prevención salva vidas. Entonces que la aplicación de pruebas Covid-19 sea pareja a toda la población; la salud y la vida son derechos humanos fundamentales, universales. ¿O la universalidad y la equidad nada más aplica para los servidores públicos?

Claro, los funcionarios dirán que acuden a laboratorios privados y pagan la prueba con sus propios recursos. Pues ahí está la inequidad social. Mientras los servidores públicos ganan a manos llenas, el pueblo (al cual deben servir) no tiene dinero y menos en medio de la crisis económica generada por la pandemia.

Por cierto, funcionarios y legisladores de la “Cuarta Transformación” se sienten íconos del socialismo y del comunismo, pero ganan y viven como conservadores; con sus honrosas excepciones, ellos van a laboratorios privados, a los mejores hospitales y se tratan con la medicina más cara.

¿Y los mortales? ¿El resto de los habitantes de este país? Que acudan a los hospitales del sistema de salud, donde a duras penas existe lo indispensable. Total, entre más mueran, menos es a carga para el gobierno.

Y aquí contaré en unas cuántas líneas la experiencia en torno a una persona fallecida en los últimos días contagiada por el virus:

No se practicó la prueba a tiempo porque en la instancia oficial en ese momento se habían agotado las pruebas (según le dijeron), y realizársela en un laboratorio privado le salía a un costo elevado para sus condiciones económicas.

Cuando consiguió hacerse la prueba, era demasiado tarde. Para entonces, ya necesitaba respirador. Para su desgracia, peregrinó de hospital en hospital porque no había camas.

Ocurrió en Oaxaca.

Encontró un hospital con camas, pero sin personal médico, pues éste había renunciado días antes por falta de pago.

La persona murió, y médicamente se dijo que a causa de Covid. Pero quizá contribuyó la negligencia institucional.

¿Y qué pasó con su familia y personas con las cuales había tenido contacto? Juntaron dinero como pudieron para acudir a un laboratorio privado a practicarse a prueba, porque en la instancia oficial de plano ni los atendieron.

Se aislaron mientras el laboratorio entregaba el resultado, el cual fue negativo. Pero ¿se imaginan que, estando contagiados, no se hubiesen practicado la prueba? ¿A cuántos más hubieran infectado de Covid-19?

La prueba es importante. Y las vidas humanas debe estar por encima de cualquier interés. No es como dice el subsecretario López-Gatell “un desperdicio de tiempo, de esfuerzo, de recursos”.

Quien sabe si su vida, sí lo sea.

Lo que sí es un “un desperdicio de tiempo, de esfuerzo, de recursos” es la inversión en partidos políticos antidemocráticos, de izquierda falaz. Lo es también, obras suntuosas e inútiles como el Tren Maya y la Refinería de Dos Bocas.

Lo que sí es un “un desperdicio de tiempo, de esfuerzo, de recursos” es la manutención de 500 diputados federales y 128 senadores, que representan una sangría para un pueblo sumido en la pobreza.

Lo que sí es un “un desperdicio de tiempo, de esfuerzo, de recursos” es mantener a una familia real viviendo en Palacio Nacional.

Lo que sí es un “un desperdicio de tiempo, de esfuerzo, de recursos” es tener un subsecretario de Salud cuya prioridad no es la de salvar vidas.

Gatell ¿es médico o carnicero?

 

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Correo: rosyrama@hotmail.com

 

Rosy RAMALES

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