CRÓNICA POLÍTICA: FRENAAA ¿una versión ‘nice’ de la APPO pero con el mismo fin? 

 

Así empezó el movimiento 2006; su objetivo, derrocar al mandatario 

Rosy RAMALES 

Así empezó la autodenominada Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), con un plantón en el zócalo de la capital de la entidad, en aquél cruento 2006 cuando apenas transcurría el segundo año del sexenio del gobernador Ulises Ruiz Ortiz.

Empezó de manera similar a la actual movilización del autodenominado Frente Nacional Anti-AMLO (FRENAAA), cuyo campamento se instaló momentáneamente sobre la Avenida Juárez de la Ciudad de México (500 casas de campaña) mientras aguarda poder llegar al zócalo capitalino.

Piden la renuncia de Andrés Manuel López Obrador al cargo de Presidente de México, a tan solo casi dos años de haber asumido el mandato tras su contundente victoria en 2018.

El movimiento 2006 en Oaxaca empezó en mayo con un plantón magisterial demandando rezonificación, aumento salarial, infraestructura educativa y, entre otras, libertad de presos políticos, pero poco a poco se le fueron sumando organizaciones sociales, poderes fácticos y hasta grupos priistas rivales de Ruiz Ortiz.

Tal unión ocurrió sobre todo tras el intento de desalojo de los maestros, el cual fracasó por errores de funcionarios ulisistas; entonces la capital oaxaqueña se convirtió en un campo de batalla donde los manifestantes instalaron barricadas de fuego, tomaron edificios públicos y radiodifusoras para transmitir sus mensajes.

La población oaxaqueña se dividió: Una parte estaba a favor de los manifestantes, y la otra, en contra y a favor de otra acción de desalojo. La economía se paralizó, estando hecha trizas la paz social en la entidad.

El Gobierno Federal encabezado por el panista Vicente Fox se mantuvo al margen hasta que de plano se compadeció de una población que sobrevivía entre el fuego cruzado.

Grosso modo así fue aquél movimiento del 2006, donde un plantón magisterial se convirtió en una masa amorfa en la cual participaban intereses diversos y que al final terminaron con una demanda común: La renuncia de Ulises Ruiz.

Incluso, en sus consignas gritaban: “¡Ya cayó, ya cayó; Ulises ya cayó!” Pero no consiguieron derrocarlo. Lo que sí es que le hicieron un “juicio popular” declarándolo culpable del intento del desalojo y de todas sus consecuencias.

Juicio en el cual participaron personajes que después aparecieron como funcionarios del gobernador Gabino Cué, sucesor de Ruiz Ortiz y primer mandatario de Oaxaca de oposición al PRI, partido que por primera vez perdía la gubernatura. Era ya 2010.

Fue fácil comprender que el fondo del movimiento 2006 fue político-electoral.

En fin, que la actual movilización en la Ciudad de México recuerda aquél movimiento oaxaqueño. Claro está, guardando las proporciones; y así, cabe preguntar si FRENAAA vendría siendo una versión nice de la APPO.

El contexto electoral es propicio rumbo a la renovación de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión: Los opositores intentarán arrebatarle en las urnas electorales la mayoría a Morena y aliados, con lo cual debilitarían el margen de maniobra del presidente López Obrador.

La oposición intentará además ganarle gubernaturas, congresos locales y ayuntamientos en los comicios locales concurrentes en las 32 entidades federativas.

Y de ahí al objetivo 2024: La Presidencia de la República.

Un contexto electoral independientemente del legítimo derecho a manifestarse de las personas que integran el FRENAAA.

AMLO siendo oposición también se manifestó, tomó calles y echó mano de todo tipo de estrategias para algún día llegar a la Presidencia de México, y lo consiguió.

Seguramente el FRENAAA no logrará la renuncia del presidente López Obrador.

Pero el linchamiento social produce efectos devastadores en los campos político-electoral; va minando la imagen del mandatario y, en consecuencia, la del partido en el poder.

Salvo que el largo colmillo de AMLO nulifique cualquier efecto adverso; sin embargo, siempre existe el riesgo del debilitamiento.

Quien sabe cuánto dure la movilización del FRENAAA. Por lo pronto, su líder visible Gilberto Lozano, informó que dos jueces ordenaron a las autoridades de la Ciudad de México permitir al Frente ingresar al Zócalo para instalar su mitin.

Y que ahí estarán hasta que López Obrador renuncie a la Presidencia de México, lo cual francamente se ve difícil. Incluso, al Frente Anti-AMLO puede salirle el tiro por la culata si hartan a la gente con la afectación al libre tránsito.

Por eso en su objetivo FRENAAA debe ser cauteloso.

Lo mismo que el gobierno en la resistencia. Obvio, no desalojaría a los manifestantes (sean 200 ó miles), pues sería tanto como echarle fuego a una estopa empapada de petróleo, pero si no llama a la prudencia a sus seguidores el enfrentamiento es inminente.

¿Y quien quiere ver sangre en el contexto electoral?

Ya ven que durante el tercer día del plantón, simpatizantes de Presidente de México merodearon cuestionando la movilización, acusando a los manifestantes de formar parte de la clase alta con privilegios en otros sexenios.

La lucha de clases del discurso institucional.

Por cierto, la lucha de clases también matizó aquella época cuando el incipiente panismo realizó intensas jornadas de resistencia civil para despertar la conciencia ciudadana ante la problemática del país y para que participara activamente en las soluciones.

Quizá la lucha por salvar fuentes de empleo sí pueda aglutinar seguidores, independientemente de los fines político-electorales de referido Frente.

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Correo: rosyrama@hotmail.com

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Rosy RAMALES

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