Eduardo de Jesús Castellanos Hernández
En realidad, los cómputos finales -municipales, distritales, locales y de asignación de diputados de representación proporcional federales y locales- más bien son semifinales porque cualquiera de ellos puede ser impugnado ante los tribunales electorales, federal y locales. Así es que los resultados finales, totales, serán los que se tengan una vez resueltos todos los medios de impugnación hechos valer por los candidatos perdedores o los partidos políticos. Pero, con los nuevos resultados que ya se conocen después de dichos cómputos, pues ya se pueden sacar algunos datos y conclusiones más para complementar los que adelanté la semana pasada, sin dejar de comentar reformas constitucionales anunciadas en materia electoral y otras más.
Empecemos con las acciones afirmativas para asegurar la representación de la población indígena, con alguna discapacidad, de la diversidad sexual, afromexicana y migrante, y la paridad de género. Las acciones afirmativas consistieron en asegurar que cada partido registrara, respetando el principio de paridad de género, 21 fórmulas de mayoría relativa y 9 de representación proporcional para la población indígena; 6 de mayoría relativa y 2 de RP dentro de los diez primeros lugares para personas con alguna discapacidad; 2 de MR y 1 de RP también dentro de los diez primeros lugares, para personas de diversidad sexual; 3 de MR y 1 de RP para personas afromexicanas; y 1 fórmula de RP en cada una de las 5 circunscripciones plurinominales en que se divide el país para elegir diputados de RP, también dentro de los diez primeros lugares, para la población migrante.
Hubo 442 candidaturas a diputaciones federales -243 de MR y 199 de RP- distribuidas de la siguiente forma: 234 de personas indígenas; 37 de personas afromexicanas; 41 de personas de la diversidad sexual; 78 con alguna discapacidad, y 52 migrantes. Los datos preliminares arrojan 20 triunfos de MR y 13 de RP para la población indígena; 4 triunfos de MR y 2 de RP para personas afromexicanas; 2 de MR y 3 de RP para personas de la diversidad sexual; 3 de MR y 4 de RP para personas con discapacidad; y 9 de RP para la población migrante. Dichos triunfos representan un 12% del total de MR y 15.5% del total de RP; en total, 60 espacios legislativos.
Por cuanto al triunfo de las candidatas mujeres, 100 mujeres triunfaron por MR y es probable que hasta 146 mujeres obtengan la diputación por la vía de RP; por lo que previsiblemente un 49.2% de representantes en la Cámara de Diputados serán mujeres, esto es, un punto porcentual más que en la legislatura en funciones. En el caso de las gubernaturas, 6 candidatas triunfaron, por lo que si se suma a la jefa de gobierno de la CDMX se llegará a siete mujeres titulares del ejecutivo local en las entidades federativas, es decir, el 21.8% de los espacios disponibles, 32 (Datos obtenidos de Carla Humphrey, “Resultados de la elección desde las acciones afirmativas y la paridad”, El Universal, p. A-10, 15 de junio de 2021).
Veamos ahora el caso de la elección de diputados federales. La oposición -PAN, PRI, PRD y MC- alcanzó 22, 798, 242 votos en tanto que la coalición que apoya al presidente de la república -MORENA, PT y PVEM- obtuvo 20, 904, 670 votos. Si comparamos solamente los votos obtenidos por las dos coaliciones -recordemos que en algunos distritos uninominales algunos partidos compitieron solos, no en coalición-, la coalición opositora obtuvo 12, 575, 879 votos y la coalición gubernamental 12, 802, 391 votos, es decir, prácticamente un empate.
En las votaciones de las gubernaturas la coalición gobernante en el ejecutivo federal ganó 11 estados, el PAN 2, Movimiento Ciudadano 1 y el PVEM 1. Si se comparan los votos obtenidos por cada coalición y se suman los votos que obtuvo cada partido donde compitió solo, se tiene que la coalición gobernante obtuvo 4, 761, 540 votos y la coalición opositora 4, 587, 730 votos. Pero si se agregan los votos obtenidos por Movimiento Ciudadano, 1, 316, 639, la suma de votos obtenidos por la oposición al gobierno federal se dispara con una diferencia a favor de más de un millón de votos.
Aunque la coalición gubernamental triunfó en la mayoría de las gubernaturas, los principales centros urbanos del país fueron ganados por la coalición opositora. Es el caso desde Hermosillo hasta Mérida, pasando por Puebla, Cuernavaca y el poniente del Valle de México (Datos obtenidos de Santiago Creel Miranda, “Empate electoral: hay tiro”, Reforma, p. 10, Opinión, 15 de junio de 2021).
Si bien es cierto que el partido gobernante perdió escaños y bajó su votación, si se comparan los resultados de las últimas cinco elecciones intermedias se verá que realmente no le fue tan mal a AMLO en la elección de diputados, aunque haya perdido la mayoría calificada para reformar la Constitución. Toda vez que Zedillo perdió el 32.8%, Fox el 34.8%, Calderón el 29.6%, Peña Nieto el 30.5% y AMLO el 17.1%. También es de hacerse notar que, en la CDMX, en las alcaldías que ganó la coalición opositora hubo un mayor rango de participación ciudadana: Benito Juárez, 63.7%; Cuajimalpa, 63.6%; Miguel Hidalgo 60.9%. En tanto que donde ganó la coalición gobernante hubo menos participación: Iztapalapa, 45.3%; Tláhuac, 44.8%; Xochimilco, 46% (Datos obtenidos de Alberto Aziz Nassif, “Lo que dejaron las urnas”, El Universal, p. A-11, Opinión, 15 de junio de 2021).
A pesar de los resultados electorales del 6 de junio pasado, donde como hemos visto la coalición gubernamental perdió la mayoría calificada para reformar la Constitución, el presidente de la república ha comenzado a referirse a tres reformas constitucionales en materia electoral, de electricidad y de Guardia Nacional. En el caso de la materia electoral, en concreto se trata de desaparecer las diputaciones de representación proporcional, a reserva de que el propio presidente o sus voceros legislativos afinen detalles sobre el contenido de esta reforma electoral.
Sin embargo, desde ahora es sencillo encontrar razones para esta propuesta. Al efecto, tenemos que la votación obtenida por la coalición gobernante y sus partidos donde compitieron solos alcanzó el 42% de la votación para la Cámara de Diputados. En tanto que los partidos de la coalición opositora y cada uno individualmente alcanzaron el 39.8%, más 7% de votos obtenidos por Movimiento Ciudadano; sin contar los votos obtenidos por los partidos que perderán su registro y los de los candidatos independientes. Ahora bien, si no existieran diputados de RP y sólo 300 diputados electos por el principio de mayoría relativa, sucedería que la coalición gobernante ocuparía 62% de las curules, es decir, 186; la coalición opositora 35.66%, es decir, 107 diputados y MC el 2.33%, 7 diputados. Quedarnos solo con diputados electos por el principio de mayoría relativa le hubiera permitido al partido gobernante y sus aliados que con el 42.6% de los votos obtendrían el 62% de las diputaciones (Datos obtenidos de José Woldenberg, “Resorte Autoritarios”, El Universal, p. 11, Opinión, 15 de junio de 2021).
En esto consiste la diferencia entre un sistema de mayoría relativa y un sistema mixto, donde la representación proporcional compensa la sobrerrepresentación obtenida mediante el principio de mayoría relativa. El antecedente remoto de los actuales diputados de RP fueron los “diputados de partido”, fórmula de representación legislativa introducida en México en 1963, durante el gobierno del presidente Adolfo López Mateos. Años después, durante el gobierno del presidente José López Portillo, en 1997, se inició el sistema mixto con dominante mayoritario que mediante sucesivas reformas llegó a su configuración actual: 300 diputados federales electos por el principio de MR y 200 por RP, pero con un límite de 8% para la sobrerrepresentación de los diputados de un partido, así como para la subrepresentación.
El periodo que transcurre de 1977, en que se establece el sistema mixto con dominante mayoritario para la elección de diputados federales, a 1997 en que el PRI perdió la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados y 2000, en que pierde la presidencia de la república, se le conoce como la “transición mexicana a la democracia”. Las reformas no fueron solamente en materia del sistema electoral en su sentido estricto, conversión de votos en cargos públicos, sino en su sentido más amplio, desde el derecho de voto hasta la impugnación de resultados electorales, pasando por la libertad de prensa, de reunión, de manifestación de las ideas y de todo tipo de libertades y derechos, como se puede apreciar sólo de la lectura de este artículo.
El sistema político de un país se define por su sistema de gobierno -parlamentario, presidencial y semiparlamentario-; su sistema electoral -mayoría relativa, representación proporcional y sistemas mixtos-; y su sistema de partidos -competitivos y no-competitivos-. La evidencia histórica demuestra que la transición mexicana a la democracia imperfecta que ahora conocemos no hubiera sido posible sin los diputados de representación proporcional, base de la fuerza de los partidos de oposición que, con la reforma que propone, el presidente de la república intentará desaparecer para regresar a un presidencialismo autoritario.
Ciudad de México, 15 de junio de 2021.
Eduardo de Jesús Castellanos Hernández.
Profesor e Investigador. Doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de París (Francia) y doctor en Derecho por el Instituto Internacional del Derecho y del Estado (México); posdoctorado en Control Parlamentario y Políticas Públicas por la Universidad de Alcalá (España) y posdoctorado en Regímenes Políticos Comparados por la Universidad de Colorado, Campus Colorado Springs (Estados Unidos de América); tiene la Especialidad en Justicia Electoral por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (México); autor de libros de derecho público, privado y social; es propietario de más de un par de zapatos y se ubica en la clase media mexicana de origen indígena, nativo de Oaxaca.
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