Barricada Latinoamericana: Cuba, 3 Puntos para Entender la Protesta Social

“Y es que solo así se explica que haya ocurrido lo que
ha ocurrido, más en un país donde casi todo se sabe
cuando quiere saberse, como todos también sabemos.”
Leonardo Padura

El fin de semana pasado notamos en las televisoras y redes sociales el eco de la protesta social que surgió en la isla caribeña, donde cientos de personas desde Santiago de Cuba, La Habana capital y otras provincias, salieron a la calle bajo la consigna de “Libertad”, “Patria y Vida” y “No Tenemos Miedo”. No obstante la respuesta gubernamental lo que ha expresado a partir de las protestas, es que esto se debe a una acción imperialista, derivada del accionar de las agencias financiadas por cubanos en el exilio, a través de los Estados Unidos, principalmente la Florida, a la intervención de la CIA, por medio de las redes sociales, entre otras razones. Por lo cual han hecho un llamado a los revolucionarios afectos al gobierno para luchar contra la revuelta y la llamada acción anti revolucionaria.

Para nadie es un secreto que en la mayor de las Antillas, la protesta social está prohibida y las acciones opositoras son ampliamente perseguidas, no obstante, los tiempos han cambiado, con unas condiciones políticas difusas, sin un liderazgo carismático de amplia temporalidad, las nuevas generaciones que han nacido y crecido a la sombra de la revolución, han visto en la pandemia, un detonante que le dé nuevas condiciones políticas a la isla.

Por ello, es importante hacer un espacio para analizar lo que está sucediendo en Cuba, por lo cual nos aventuramos a ponerlo en tres puntos a continuación.

Primero, el tema económico es sin duda el principal foco de acción que ha sacado a los antillanos a las calles, con una caída en el PIB del 11% el último año, la disminución sustancial del ingreso a razón del turismo, principal rubro de afectación por la pandemia, no solo en Cuba sino en el resto del mundo, la disminución en el ingreso de los hogares y las familias se ha vuelto notable, incluso hay quienes expresan que tal vez esté en los mismos índices del llamado periodo especial, que fue la crisis económica por la que atravesó la isla después de la caída de la Unión Soviética.

En Segundo término, la situación de la pandemia se ha agravado de manera constante, a tal punto que los números de contagios han ascendido a más de seis mil casos por día, por lo que muy a pesar de haber surfeado de manera funcional la primera ola de contagios, esta situación no ha sido sostenible para la segunda. Por lo cual el nivel de muertes también ha aumentado y las demandas de que las cifras se solapan o se toman como decesos otros tipos de enfermedades o incidencias médicas se ha puesto en la arena de la discusión.

La tercera razón, podemos situar en lo importante de reconocer que además de esto, Cuba es un país que en los últimos años, a partir de la apertura comunicacional progresiva, los jóvenes ahora han podido acceder al uso personal de las redes sociales, por lo cual los acontecimientos que se están dando en la isla los últimos días han conseguido replicar y expandirse con mucha más facilidad que en décadas anteriores, razón por la que el eco de las protestas ha sido naturalmente mayor.

Hay que reconocer además, que Cuba es un país en el cual los focos de atención, logran ser mucho más replicables por el manejo mediático de los lobbys internacionales y las noticias que se generen desde este país como respuestas social son sin duda expansibles y más focalizadas sobre todo en nuestro hemisferio. Se hace imprescindible entonces relatar que más allá de los hechos, sin son o no pagados por lobbys o agencias, la respuesta social a la crisis que atraviesa la isla y por la cual se han lanzado a las calles los cubanos es de carácter multifactorial.

Para nadie es un secreto que el embargo económico y financiero que sufre la isla por parte de los Estados Unidos “es un fardo demasiado pesado para la economía cubana”, mismo que incluso imposibilita el hecho de poder enviar una remesa de manera efectiva a los familiares de los migrantes que se encuentran fuera de la isla. Por otro lado pensarse en unas condiciones eficientes y efectivas para un diálogo son si se quiere algo utópicas, la tradición naturalmente ha mostrado otra cosa, lo importante entonces es reconocer que quizá existan visos de demandas de mayores libertades, por parte de los ciudadanos en la isla, que tal vez haya sido este el primer zarpazo de un grito un tanto ahogado que responde a una crisis de confianza y de expectativas.

En un escenario tan polarizado en opiniones, aventurarse a dar una idea factible sobre el futuro es naturalmente una quimera, lo cierto es que la pandemia ha acelerado todos estos procesos, no solo en Cuba sino en el resto de la región, la protesta social está a la orden del día, y parece, en suma, que los gobiernos se siguen quedando muy lejos del desempeño y las respuestas esperadas.

Por David Bencomo-Guerra
Politólogo | Comunicador Social
Mtte. Gob y Asuntos Públicos – UNAM
Doctte. Cs. Políticas – UNC

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