AMLO cumple su objetivo de candidato y opositor con ‘despegue’ del AIFA

En las ruinas del aeropuerto de Texcoco da igual el día y la noche. La barda que ya no protege nada, alberga fierros enlodados, zonas inundadas y la gigantesca “X” que imaginó el arquitecto británico Norman Foster.
Este lugar representa hoy la conclusión de una época en la política mexicana y la consolidación del proyecto que el presidente Andrés Manuel López Obrador tenía en la cabeza. Pasaron 21 años para que el sueño de quien fuera el eterno opositor se cumpliera.
El carpetazo lo dio en octubre de 2018 cuando ya como Presidente electo, López Obrador anunció que no habría aeropuerto en Texcoco tras realizarse una consulta ciudadana. En donde fue el Lago de Texcoco todo el día iban y venían camiones de carga, trabajadores, altos funcionarios, arquitectos; visitas guiadas a medios de comunicación o prácticamente a quien la pidiera.
Había seguridad privada, elementos de la Policía Federal y hasta pequeños emprendedores que en sus autos llevaban comida para vender. Eso quedó atrás, la obra se mudó a Santa Lucía y ya sólo permanece el tráfico habitual de la zona, los ciclistas de fin de semana y las lumbreras solares de la Peñón-Texcoco en donde se esperaba el nodo de movilidad área más importante de México y que ahora se convertirá en un parque ecológico, pero la obra apenas comienza.
El panorama de lo que iba a ser el Nuevo Aeropuerto Internacional de Texcoco (NAIM) es de un sitio olvidado, como un tiradero de basura que nadie tiene la intención de recoger, como si se quisiera dejar una cicatriz del daño que, según López Obrador, se estaba haciendo a México si se dejaba avanzar el proyecto y que sólo cerrará cuando se rehabilite el gran lago.
La maleza está crecida y en las entradas sólo hay campamentos de policías y un sin número de trafitambos y barreras para que nadie pase. Es tal el olvido que en la ruta destinada al NAIM ya hay señalamientos viales al AIFA. Las ruinas en Texcoco son el colofón de una historia que dejó en el camino represión policial, violencia y negocios inconclusos de supuestos actos de corrupción acusados, pero hasta ahora no comprobados.
Pero del otro lado de la historia está la Base Aérea de Santa Lucía, convertida a partir de hoy en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), la primera obra insignia terminada por la autonombrada cuarta transformación.
Vía | Milenio

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