AIFA: “¡El avión… el avión!”

 

Joel Hernández Santiago

 

Entre dimes y diretes, entre si  está listo y no está listo; entre ¡si se pudo! y ¡no se pudo!” al final de cuentas el 21 de marzo de 2022 se inauguró lo que hay del controversial Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles. Uno de los proyectos emblema del gobierno del presidente López Obrador y su Cuarta Transformación (4-T).

 

Las crónicas del evento destacan lo particular de esta inauguración y para la cual se empeñó el Ejecutivo mexicano a modo de “prometemos lo que cumplimos”, sobre todo si ese cumplimiento gira en torno al 10 de abril, cuando se llevará a cabo la votación nacional para decidir si el presidente que ordenó este procedimiento sigue o concluye su mandato ya.

 

Esto con base en una campaña magna que, quiérase o no, está costando muchísimos recursos, y ha movilizado a las huestes de Morena en todo el país, toda vez que México está plagado de anuncios, espectaculares, mensajes,  bardas, postes… todo: para que los votantes digan “si” a que continúe su mandato. No preguntan si debe seguir: afirman que debe seguir.

 

En Oaxaca, por ejemplo, basta recorrer caminos, pueblos, carreteras, ciudades, rancherías para darse cuenta de la magnitud y de la “extraña” urgencia que tiene Morena por hacer que sus seguidores salgan a votar para mostrar músculo y para demostrar que sus más de treinta millones de votantes en 2018 siguen Semper fidelis, es decir: que están contentos con el actual gobierno. Eso quieren demostrar: Fortaleza y fidelidad. 

 

Pero ahí está el AIFA ya inaugurado a pesar de los pesares; a pesar de que falta mucho por terminar –lo dijo el mismo presidente días antes: ‘todavía tenemos mucho que hacer en lo del AIFA’–, y sí. 

 

En primer lugar aún no se soluciona el acceso a la terminal aérea que está a 50 kilómetros del centro de la Ciudad de México. Para llegar ahí se plantean distintas opciones, sin que lo sean aun porque en general no existen. Esto llevó a que el presidente mismo reconociera esa deficiencia y que invitara a “la gente que puede” se traslade al AIFA en helicópteros-taxis, que estarán dispuestos en el barrio de Polanco. Mientras tanto los costos del traslado son extremadamente altos, toda vez que en muchos casos son más de los cincuenta kilómetros promedio.  

 

La mayoría de los especialistas subrayan que la capacidad de nuevo aeropuerto es mínima, comparado con los despegues-aterrizajes que lleva a cabo el Aeropuerto Benito Juárez de la CdMx, y que son 111 operaciones por hora, en tanto que el Felipe Ángeles tiene apenas 12 operaciones por día y su capacidad de crecimiento es muy baja. 

 

Se intenta convencer a las líneas aéreas que hagan sus operaciones en el AIFA, han aceptado a regañadientes porque saben las complicaciones de logística, distancia, complicación aérea y más… Casi se les ha obligado y por tanto han decidido algunos vuelos desde Santa Lucía.’ 

 

La gente se resiste a acudir a ese aeropuerto.  La gente que viaja con frecuencia dice que prefiere conseguir sus vuelos en el viejo Benito Juárez de la Ciudad de México aunque es cierto que este aeropuerto está a punto de saturación, lo que implica retrasos, cambios de puertas de salida y acceso, y más. No les importa. 

 

También es cierto que no está mal un aeropuerto más para la Ciudad de México –aunque el AIFA esté más cerca de Pachuca, Hidalgo, que de la capital del país. Pero eso: un aeropuerto es estratégico en caso de urgencias, es necesario para tener alternativas de viaje, es indispensable para el traslado de enseres médicos u otros indispensables. Incluso es necesario por razones de seguridad Nacional. Pero mientras son peras o son perones, el AIFA no cuenta con las simpatías de los usuarios y mucho menos de las aerolíneas nacionales y, sobre todo, internacionales. 

 

En todo caso debemos considerar que mucha gente preferirá trasladarse en autobús a sus lugares de destino, porque acceder a Santa Lucía les requiere por lo menos dos horas de tránsito, dos horas previas a la salida del vuelo y el tiempo de vuelo. Más de lo que harían por vía terrestre. 

 

Hay cuatro centrales de autobuses en la Ciudad de México. Son de fácil acceso y transportan a cerca de 3 millones de pasajeros al año. Estas deberán actualizarse y además ofrecer servicios especiales para viajeros que requieran rapidez, seguridad y bajo costo. Para muchos que no querrán ir a Santa Lucía y el Benito Juárez les impida sus vuelos, será la solución y muy probablemente esto se incremente en los meses siguientes. 

 

Mientras tanto el AIFA ya se inauguró. Claudia Sheinbaum –jefa de gobierno de la Ciudad de México, tan solícita que es y cuya urgente necesidad de ser reconocida por el Ejecutivo del país, ha dicho que este aeropuerto significa “la esencia de la 4-T”. Está bien, ojalá esta esencia se mejore porque de otra manera será un verdadero fracaso. 

 

Así que ahí está. Ya dispuesto. Aunque sin terminarse aun en todos sus requerimientos. Ojalá nada de esto implique inseguridad para los usuarios y trabajadores. El tiempo que es sabio dirá en unos cuantos meses qué es lo que decide la gente que paga su viaje. No así aquellos a los que se les obligará a salir por Santa Lucía con recursos públicos para llevar a cabo tareas de gobierno. 

 

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