Activista sueca narra periplo por el medio ambiente

En medio de la controversia, pero alentada por numerosos seguidores, la activista sueca Greta Thunberg, de 16 años, que inspiró el movimiento escolar “Fridays for Future”, dispara detalles a través de tweets sobre su viaje a Nueva York en un barco a vela y aún quizá por el premio Nobel de la Paz.

“Día 5, Posición, 42 grados 55 Norte, 022 grados 12 al Oeste. Jornada de sol con buen viento”, es el tuit posteado al marinero alemán Boris Herrman por Greta desde el barco a vela Malizia II, que exhibe una foto en primer plano de la joven ambientalista sueca con una tímida media sonrisa, luego de los temores al mareo en el mar y la calma de los días pasados.

La agencia noticiosa italiana Ansa cuenta que Thunberg viaja junto a Pierre Casiraghi en la embarcación Malizia II, perteneciente al hijo de Carolina de Mónaco y que puso a disposición de la joven sueca para su viaje a través del Atlántico, un barco a vela de competición de 18 metros a “cero emisiones”.

“Malizia II partió el pasado miércoles de Plymouth en Gran Bretaña y debería llevar a la joven a Nueva York, para la cumbre de la ONU sobre el clima el 24 de septiembre próximo.

Greta espera allí poder hacerse oír, después de un largo viaje sin contaminar y es por eso que se negó a tomar un vuelo de línea aérea, sin importarle tener que hacerlo bajo las duras inclemencias de una larga travesía por el mar.

La joven sueca, el hijo de Carolina de Mónaco y el resto de tripulantes del barco sobrellevan la vida en un espacio muy reducido, donde hay continuas oscilaciones, que ponen a prueba la entereza de los marineros.

Greta navega sin embargo hacia el liderazgo global empeñada en hacer reaccionar al mundo. “No sé si realmente seremos capaces de evitar una catástrofe climática de aquí al año 2030”, declaró antes de zarpar a la revista británica GQ.

La activista relata al tiempo de su travesía en las redes sociales que la estadía en el barco es “como acampar en una montaña rusa”.

El equipo compartió algunas fotos en las que se evidencian las complicadas condiciones de vida.

A su vez, en un comentario malicioso hecho este domingo por el diario alemán Tageszeitung, se dice que más allá de su simbolismo, “la empresa” de Greta podría causar más emisiones que si hubiera tomado el avión: en el avión, resaltó el tabloide, deberían ir a Nueva York dos personas encargadas de devolver la embarcación a Europa.

En lugar de tres boletos aéreos para ella, el padre y el director que hace el documental, calcula el Tageszeitung, finalmente se necesitarán cuatro para la tripulación. En diciembre, después de la gira por Sudamérica por la causa del clima, Greta deberá volver a Europa, pero es fácil prever que una solución compatible con la causa será encontrada.

Mientras tanto, acompañada por olas de tuits de apoyo, Greta navega serena hacia el probable Nobel para la Paz.

 

NTX/RCJ

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