Opositores al presidente Evo Morales provocaron incendios en las instalaciones del Tribunal Electoral en la ciudad de Sucre, en Bolivia, este lunes en medio de creciente tensión después de que en conteos rápidos oficiales de las elecciones el mandatario aventaja a su rival Carlos Mesa.
El domingo por la noche todo apuntaba a una segunda vuelta, pero ahora sería posible que Morales gane en primera vuelta.
Manuel González, jefe de la misión de observadores de la Organización de los Estados Americanos, manifestó “su profunda preocupación y sorpresa por el cambio drástico y difícil de justificar en la tendencia de los resultados preliminares conocidos tras el cierre de las urnas”.
Según conteos preliminares y con más del 95.63 por ciento de las actas verificadas, Evo Morales tenía 46.41 por ciento de los votos, mientras que Carlos Mesa, de la alianza de centro Comunidad Ciudadana (CC) y expresidente del país, llevaba 37.07 por ciento.
“Después de 24 horas el tribunal presentó datos con un cambio inexplicable de tendencia que modifica el destino de la elección y genera pérdida de confianza en el sistema electoral”, agregó González
Para ganar en primera vuelta, un candidato debe obtener el 50 por ciento más un voto o ganar con al menos 40 por ciento de los sufragios, pero con una diferencia de 10 puntos porcentuales frente al segundo lugar.
En tanto, las protestas se multiplicaban en el país frente a los centros de cómputo ante lo que los opositores calificaban de fraude. En Sucre, opositores a Morales quemaron con neumáticos la sede del tribunal regional, al tiempo que gritaban “¡Mi voto se respeta!”.
Ocurrieron disturbios en cinco regiones de nueve. En La Paz, la policía utilizó gas lacrimógeno ante amagues de enfrentamiento entre seguidores de Mesa y de Morales frente al centro de cómputo del TSE. Los manifestantes se arrojaron petardos y piedras.
En Santa Cruz, bastión opositor, Mesa convocó a ciudadanos y organizaciones civiles “para llevar adelante una batalla en defensa del voto”.
“Vamos a convocar a cabildos y paros; no nos pueden arrebatar la democracia”, afirmó Mesa rodeado de sus partidarios.
En Cochabamba, en el centro del país, decenas de personas salieron en marchas al grito “¡El fraude no pasará!”. Un grupo anunció que hará huelga de hambre.
El ministro de Gobierno, Carlos Romero, responsabilizó a los opositores de crear un ambiente de tensión. “Deben hacerse cargo de la violencia que están generando”, dijo.
La interrupción del conteo cerca de las 8 de la noche del domingo despertó sospechas. Primero, observadores de la OEA alertaron sobre la interrupción de la transmisión de los resultados preliminares y pidieron que el “proceso de publicación de los datos del cómputo se desarrolle de manera fluida”.
La presidenta del TSE, María Eugenia Choque, dijo que la interrupción de conteos rápidos fue para evitar “confusiones” con los cómputos oficiales finales.
En La Paz y en Potosí ciudadanos denunciaron haber encontrado supuestas cajas con papeletas de voto en domicilios particulares. En esta ciudad los denunciantes quemaron los sufragios. El vocal electoral Juan Pablo Torres consideró que se había tratado de un acto vandálico y dijo que las actas electorales debieron ser trasladas a los centros de cómputo.
“Es un escenario complicado para el gobierno; no lo van a dejar gobernar a Morales. Varias regiones han anticipado que llamarán a una desobediencia. La gente cree que hay fraude y eso nos pone en un escenario de confrontación”, dijo a AP el analista y profesor universitario Jorge Dulón.
El mandatario tuvo la reelección más cerrada de su carrera de casi 14 años en el gobierno. En la última década garantizó estabilidad económica y política con una tasa de crecimiento promedio anual superior al 4 por ciento del PIB, pero su credibilidad y popularidad mermaron por escándalos de corrupción y por su afán de reelegirse pasando por alto un referendo que le negó esa posibilidad.
Con Información de El Financiero
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