*Con nuevas técnicas, los artesanos crean animales fantásticos
Aunque los principales admiradores de los alebrijes son los niños, porque a los ojos del artesano Óscar Becerra ellos tienen otra perspectiva de ver las cosas, estas creaciones fantásticas son apreciadas por jóvenes y adultos tanto mexicanos como originarios de otras naciones.
“Una de las cosas que nos motiva es que la gente aprecia mucho el arte popular mexicano y la satisfacción es que a la gente le agrade nuestro trabajo, eso es importante para los artesanos”, indicó Becerra a Notimex mientras sostenía en hombros a “Nahualito” durante el paseo de los Alebrijes Iluminados.
Dicha pieza, que parece una especie de dragón con enormes garras, la elaboró en un mes junto a su compañero Rubén Mica, especialmente para la obra de teatro en la que participan, La fiesta de Colorícuaro, dirigida al público infantil con personajes iluminados.
“Este es uno de los personajes, es un proyecto que surgió a raíz de los alebrijes iluminados. Está a cargo de la compañía Ilumiteatro, originada por uno de los compañeros artesanos y que hemos presentado en diferentes partes de la Ciudad de México y otros estados del territorio nacional”, relató el artista.
Becerra, quien participó en un contingente de personajes coloridos que partieron del Museo de Arte Popular y recorrieron la Alameda Central como parte de las actividades de la Noche de Museos, relató que estas artesanías son seres quiméricos.
“Generalmente se busca una combinación entre diferentes animales, ya sean reales o imaginarios. A veces usamos elementos de la naturaleza modificados para que se vean más fantásticos y variamos las proporciones de la cabeza, los dientes o lo que se va ocurriendo en el momento”, narró Becerra.
El artesano platicó que las piezas que presentan en la obra son manejadas por los actores, por lo que se hacen diversas maniobras para que puedan ser montadas en sus espaldas, y destacó que cada alebrije pesa más de 20 kilogramos.
Detalló que “Nahualito” fue creado con una de las más recientes técnicas, que es mixta porque utilizan papel maché pero también estructura de carrizo, que es la tradicional, aunque otros la tienen de aluminio o metal, telas, papel y materiales reciclados como pet; a esas figuras se les añade un sistema de luz integrado, que los vuelve más atractivos.
La Fiesta de Colorícuaro trata sobre “El Coco”, un alebrije sin colores escondido en un bosque tenebroso que huyó por el rechazo de los habitantes de “Colorícuaro”, su pueblo natal, por lo que con la ayuda de su mejor amigo “Machete” buscará la manera de hacer de su diferencia su mejor virtud y así ser aceptado.
La obra, que se estrenó por primera vez en 2017, se centra en que todos “somos iguales porque somos diferentes”, por ello, la idea del alebrije blanco radica en la diferencia de raza, género, discapacidad o cualquier tipo de condición humana, recordando la importancia del respeto y la amistad para vivir en armonía, según describe la compañía de teatro en su sitio web.
Por Aura Fuentes
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