CRÓNICA POLÍTICA: El plazo fatal para elaborar la reforma electoral

Rosy RAMALES

En distintos momentos del último año y vía sus legisladores, la mayoría de los partidos políticos, principalmente Morena, han puesto en el debate nacional diversos temas paraconfeccionar una reforma electoral, la cual se entiende sería para aplicarse en el proceso electoral concurrente 2020-2021.

Temas como, por ejemplo, la desaparición de los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLES), la reducción del financiamiento público de los partidos y de las precampañas y campañas, el adelgazamiento de órganos centrales y desconcentrados del INE, y la presidencia rotativa de éste.

Además, el establecimiento del órgano competente para aplicar causales de remoción de los magistrados electorales locales, mecanismos para garantizar la autonomía de las autoridades electorales, bajar el costo de las elecciones, rediseño del acceso a los tiempos de radio y televisión de los partidos, y perfeccionar el sistema de medios de impugnación, el derecho administrativo sancionador y los tipos penales en materia electoral.

Hay quienes han hablado de eliminar la reelección de legisladores y de concejales. Ha habido propuestas muy aisladas para eliminar o reducir las diputaciones y las senadurías de representación proporcional (plurinominales). También plantean la segunda vuelta para las elecciones presidenciales y quitar candados a la participación de nuevos partidos.

Sin embargo, todo ha quedado hasta ahí: A nivel de propuestas sin pies ni cabeza para una reforma electoral integral, salvo que ya exista un dictamen sobre todo en la Cámara de Diputados Federal, donde hasta se llevaron a cabo foros temáticos ex profeso.

Por su parte, consejeros del Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) han sostenido que no es necesaria la reforma, que es suficiente la legislación vigente, la cual ya fue probada en los procesos celebrados del 2014 al 2018, y que será base para los comicios locales del 2020 en Coahuila e Hidalgo en su aplicación general.

Mientras especialistas y actores políticos sospechan de la intención de Morena de hacer una reforma electoral, porque ahora se impulsa desde el partido en el poder y no desde la oposición de manera vigorosa como ha ocurrido en distintos momentos de la historia electoral del país para garantizar la equidad en la contienda electoral.

Morena más bien pretende socavar a la oposición con reglas enmascaradas en una dudosa austeridad republicana, según han declarado líderes principalmente del PAN y luego del PRI y del PRD. ¿Será? Es probable. Quizá sea la intención del ala radical morenista, no así del morenismo moderado.

Sin embargo, es necesario ajustar el andamiaje electoral en diversos temas. Por ejemplo:

La desaparición de los OPLES para volver a los Institutos Estatales Electorales con consejerías electas por el Congreso Local, pero en base a reglas generales y sujetos a medidas disciplinarias y a sanciones aplicadas por el INE.

Reducir el número de diputaciones y senadurías plurinominales cambiando la fórmula de asignación o regresar al modelo inicial de asignar curules y escaños solo a los partidos perdedores de un total de cien (no de doscientos como ahora), elevando además el porcentaje de votos (del 3% al 4% o 5%) para tener derecho al reparto.

Reducir el financiamiento público a los partidos y el tiempo en radio y en televisión, pero que la distribución tanto del dinero como del tiempo aire sea igualitaria entre todos los partidos políticos; que se acabe el 70-30 porque así nunca habrá equidad y los partidos chiquitos seguirán jugando el denigrante papel de satélites.

Y así, en cada tema aprovechar las reglas vigentes, pero perfeccionándolas. Además, con el consenso de todos los partidos políticos, pues sin consenso no sirve cualquier reforma; entonces ésta ya no sería la herramienta para los cambios por la vía pacífica, sino se convertiría en una estopa con petróleo.

México volvería a aquella época de toma de edificios públicos, bloqueos de carretera, huelgas de hambre, caminatas hacia la capital del país, etc.

En fin, en el contexto anterior cabe preguntar: ¿Habrá o no reforma electoral? El tiempo apremia. Verán:

Faltan solo ocho meses para el inicio del proceso electoral 2020-2021 para renovar la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión; proceso concurrente con elecciones en las 32 entidades federativas para elegir diputaciones y/o ayuntamientos y 15 gubernaturas.

Iniciará en septiembre próximo, prácticamente cuando esté terminando el proceso electivo local de Coahuila e Hidalgo. Por eso en ocasión anterior decíamos que el 2020 será predominantemente electoral.

Y de esos ocho meses, solo quedan apenas cinco para elaborar la reforma; es el plazo fatal establecido en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en cuyo artículo 105 se ordena que:

“Las leyes electorales federal y locales deberán promulgarse y publicarse por lo menos noventa días antes de que inicie el proceso electoral en que vayan a aplicarse, y durante el mismo no podrá haber modificaciones legales fundamentales.”

Y quizá queden menos de cinco meses, considerando que cualquier reforma constitucional debe pasar por la sanción de los Congresos Locales, para luego avalar las reformas legales.

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Correo: rosyrama@hotmail.com

 

Rosy RAMALES

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