Nicolás Maduro anunció este miércoles el retiro de su delegación en el proceso de diálogo con la oposición, auspiciado por Noruega, como una respuesta a las sanciones anunciados el lunes por la administración de Donald Trump, que congelan los activos del Gobierno de Venezuela en Estados Unidos. “El pueblo de Venezuela se ha indignado y ha reaccionado con la furia bolivariana que Estados Unidos y su gobierno imperialista verá a partir de hoy y de los días que están por venir. ¡Justicia! Justicia pide el pueblo frente a la vulgar agresión imperialista”, dijo el mandatario en un programa de televisión conducido por Diosdado Cabello, el número dos del chavismo y presidente de la Constituyente.
La jornada de conversaciones estaba fijada para el jueves y el viernes en Barbados, pero Maduro ha decidido en el último momento no enviar a sus delegados. “Venezuela se dispone a revisar los mecanismos de ese proceso a fin de que su continuación sea realmente efectiva y armónica con los intereses de nuestro pueblo”, reza un comunicado del Gobierno.
La suspensión de las conversaciones deriva a una radicalización del conflicto político. Una facción del oficialismo, liderada por Cabello, estuvo en contra de un acuerdo con opositores. “Venezuela se les convertirá en miles de Vietnam. Y repito lo que hemos dicho: El problema no será cómo entrar sino cómo van a salir”, reiteró en su programa Con el Mazo Dando.
El retiro de las conversaciones está acompañado de amenazadas. Maduro ordenó al jefe de la Constituyente comenzar una “contraofensiva” desde el foro chavista y aplicar la justicia contra los “traidores a la patria”. Su ultimato fue secundado por otros altos jerarcas del Gobierno. Vladimir Padrino López, ministro de Defensa, clamó justicia. “¡Basta de impunidad! Quienes comenzaron con este ‘juego’ de pedir sanciones para la nación, bloquearla en lo financiero y en lo económico para traer hambre y desolación para el pueblo venezolano con bastardos fines políticos, deben ser castigados por la ley. La FANB (Fuerza Armada Nacional Bolivariana) exige justicia”, escribió en Twitter. Los diputados opositores se asoman como el objetivo de esta nueva escalada de la crisis.
Juan Guaidó,el jefe del Parlamento reconocido como presidente interino de Venezuela por más de 50 países, estaba dispuesto a continuar en conversaciones con el oficialismo, pese a apoyar las medidas de la Casa Blanca. “Estamos actuando en todos los terrenos de lucha para lograr la presión necesaria, para la solución a la crisis”, dijo el martes. Él fue uno de los primeros en reaccionar a la orden ejecutiva, impuesta el lunes, al decir que se trata de una “consecuencia de la soberbia de una usurpación inviable e indolente, que no cuenta con apoyo popular, sino de una estructura cuya fidelidad se mantiene a punta de dinero saqueado a la República”.
Sus representantes ya estaban en Barbados para reunirse con voceros de Maduro. “Llevan días diciendo que creen en la paz y en el mecanismo de Oslo y a las primeras de cambio le temen a la posibilidad de un verdadero cambio político en el país. Nosotros seguiremos trabajando en todos los tableros para buscar el fin de la crisis, y lograr el rescate de nuestra democracia a través de elecciones verdaderamente libres y así ponerle fin a la corrupción, pobreza y violaciones a los derechos humanos”, comentó uno de los delegados de Guaidó.
Pero las fisuras políticas se acentuaron con la jugada de Trump. El martes, John Bolton, el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, alertó que el tiempo para el diálogo ha terminado. “Ahora es el momento de la acción (…) No hay necesidad de arriesgar sus intereses comerciales con los EE UU con el fin de beneficiarse de un régimen corrupto y moribundo”, dijo en una cumbre en Lima para debatir la crisis venezolana.
Para el sucesor de Hugo Chávez, la estrategia de Washington supone un golpe de timón. Sus representantes exigen la suspensión de las sanciones internacionales contra funcionarios, aliados y empresas estatales desde hace años. Delcy Rodríguez, vicepresidenta de Venezuela, acusó a Washington de intentar boicotear las conversaciones entre chavismo y oposición. “[Estados Unidos) está pateando la mesa de diálogo”, zanjó un día antes de la suspensión.
Donald Trump asestó el lunes el golpe más duro al régimen de Venezuela desde que llegó a la Casa Blanca. El mandatario ordenó bloquear todos los activos del Gobierno de Nicolás Maduro en EE UU, prohibir a las empresas estadounidenses hacer negocios con Caracas e impedir la entrada de la cúpula del régimen a su territorio. Bolton advirtió que incluso las firmas extranjeras con vínculos con el chavismo se arriesgan a ser sancionadas. Es la primera vez en 30 años que Washington aplicaba este tipo de sanciones a un país occidental.
Con Información de El Pais
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