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Joel Hernández Santiago
Miles de niños en México están en peligro. Los daños causados por la escalada de violencia que crece cada día más alcanza ya a uno de los sectores más valiosos de nuestro entorno social; las formas son distintas, pero el resultado es uno: Crece la barbarie en contra de niños y niñas mexicanos en todo el país.
Cada día se conocen casos de niños y niñas que son agraviados, golpeados, violados, abandonados, bebés sustraídos de hospitales; niños y niñas esclavizados y sometidos a designios de grupos criminales. Niños asesinados de forma directa o por daños colaterales en refriegas u obligados como apoyo en hechos criminales…
Y cada día se conocen agresiones inhumanas en contra de menores por parte de adultos, en un entorno social o familiar adverso. Son graves daños ocurridos en contra de menores de 17 años en distintos estados de la República… Muchos de ellos se conocen. Miles no, aunque ocurren.
A saber: Según la Secretaría General del Consejo Nacional de Población (SGCONAPO), a 2024 residen alrededor de 132.3 millones de habitantes en el país, de los cuales, las niñas y niños de 0 a 17 años, representan el 29.4 por ciento (casi 40 millones de ellos), y se distribuyen en 49.1 por ciento de mujeres y 50.9 por ciento de hombres (SG CONAPO, 2023).
Por supuesto muchos de ellos están bajo resguardo familiar, en mayoría acuden a las escuelas públicas o privadas; realizan actividades propias de su edad y viven su vida con la ilusión del futuro mejor. Pero no siempre se concreta ese futuro. Y sobre todo en días aciagos para este país hoy envuelto en violencia y agresión.
Y duele lo que ocurre. Los ejemplos son miles pero muchos de ellos han ocupado la atención de los medios de comunicación, prensa escrita, electrónica, digitales, redes sociales que lanzan el alerta del peligro infantil. Ejemplos:
Un padre de 17 años es visto cuando abandona a su hijo. Lo tira en la calle metido en una bolsa de plástico. La madre de 21 años presuntamente le dice que lo tire a un canal. El bebé inerme queda ahí, en vía pública y sólo su llanto hizo que vecinos acudieran a su rescate. El bebé –dicen los médicos- está bien. Los padres ya son investigados por presunto intento de homicidio.
Un jovencito de Michoacán, de apenas 15 años, fue destrozado al estallar a su paso una mina antipersona el sábado 8 de febrero. Una mina trágica que pusieron aquellos que pelean por el derecho de piso y por pleito entre pandillas criminales de la entidad.
Se dice que el niño dejó la escuela porque quiso contribuir en la manutención de su casa y su familia. El fiscal y el secretario de Seguridad de Michoacán, de forma inmediata y sin entregar pruebas que avalen sus dichos, dan como una “línea de investigación” que el pequeño Pablo y otra persona ‘pudieron morir porque eran parte de la delincuencia y que manipulaban esa mina’.
Una niña de seis años que salió sola a la papelería en la localidad de El Marqués, fue encontrada sin vida dos días después.
Mateo tenía 12 años. Estudiaba en la Escuela Secundaria Técnica 39, en la colonia Las Mandatarias, en León. La tarde del martes 4 de febrero salió de la escuela y se dirigió a un consultorio médico en el boulevard Manuel de Austri y la calle Jalisco, en la colonia Chapalita. Días después fue encontrado abusado y muerto en un predio en los límites con Lagos de Moreno, Jalisco.
Se refiere que en redes sociales circuló un video el que César, un jovencito de 15 años, estudiante de secundaria técnica en Iguala, Guerrero, era torturado por anónimos. Le exigían que dijera quién le ordenó colocar anuncios para amenazar a participantes de la Feria de la Bandera. El martes 11 de febrero apareció el cuerpo del niño. Le habían cercenado las manos y un disparo en la espalda.
Lluvia Yareni tenía 8 años de edad. El 14 de febrero su cuerpo fue localizado, enterrado en el patio de su casa en el municipio de Huauchinango, Puebla, Había sido reportada como desaparecida por su madre y su padrastro.
‘Ese mismo día, en otro rumbo del mismo estado, dos niños, de 12 y 14 años, desaparecieron en la zona rural del municipio de Chilapa. Originarios de la comunidad indígena de Xochitempa, iban a Ahuixtla a recoger unas despensas. El miércoles, sus cuerpos fueron encontrados en esa ruta con huellas de tortura y disparos de armas de alto poder.’
Cada vez que ocurre una noticia de esta naturaleza se estremece la sociedad. Se preocupa y lamenta que ocurra esto con los niños del país. Se les llama “el futuro de México”, aunque ese futuro, en muchos casos quede truncado de manera trágica y dolorosa para todos. Y nadie parece hacer algo para evitar estas tragedias.
Esto es: ‘De acuerdo con la Red de Derechos de la Infancia en México (Redim), el año pasado se registraron 2 mil 243 homicidios de menores de edad, un aumento de 6.5% respecto del año anterior.’
Una sociedad que no cuida a sus niños y a sus ancianos es una sociedad francamente desarticulada. El gobierno, la autoridad que fue electa para cuidar nuestra integridad física como patrimonial, debería tener un protocolo riguroso e institucional que garantice el cuidado, la vida y la seguridad de los niños y niñas en todo momento y en todo el país…
¿Qué hace la Secretaría de Educación Pública a todo esto? ¿Qué hace Mario Delgado a quien asignaron en la tarea de educar y cuidar a los menores de edad en estudios de primaria y secundaria? ¿Lo hace? ¿Cuáles son los protocolos que llevarán a cabo los maestros y maestras de todo el país para defender a sus niños y evitar, incluso, el bullying?
¿Y cómo se concientiza a un gobierno y a una sociedad para evitar que se haga daño a los niños mexicanos de cualquier edad y en cualquier lugar y momento? Niños que son indefensos y nada tienen que ver con lo que pasa y lo que ocurre en este país de color escarlata.
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