Como una herida que todavía no cicatriza, los vestigios de la gran Tenochtitlan, caída en manos de los conquistadores españoles hace ahora 500 años, siguen presentes en la Ciudad de México, una urbe tan diversa como gigante que mira hacia el pasado para entenderse a sí misma.
La lluviosa tarde del martes 13 de agosto de 1521 fue un momento crucial para la configuración del México actual, puesto que el contingente de conquistadores españoles liderado por Hernán Cortés junto a miles de indígenas derrotó la capital del imperio mexica o azteca, el más poderoso que había en Mesoamérica.
Vía | EFE
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