* Que los 60 millones de ciudadanos que no votaron por López Obrador exijan congruencia, austeridad y pobreza franciscana, a los Congresos de la Unión y de los estados, así como al Poder Judicial federal, a los Partidos nacionales y locales.
* Ante la “economía de guerra” que enfrentaremos, los gobernantes deben garantizar ante todo la salud, la seguridad alimentaria, la preservación y creación de empresas y empleos. Es un asunto de gobernabilidad y seguridad nacional.
El destino de la ciencia ficción nos alcanzó. La terca realidad terminó por imponerse. Las terroríficas amenazas bacteriológicas se hicieron realidad. No importa ya si se trata de bioterrorismo provocado por China o Estados Unidos, por Xi Jinping o Donald Trump.
La Historia, madre y maestra del hombre, enseña que hay opciones de solución. Son la luz al final del túnel. La profunda negritud de la oscuridad ha sido construida por la soberbia, mezquindad y desmedida ambición humanas. Pero el dinero y el poder no salvan del coronavirus.
Sonó la hora nona de las grandes decisiones globales, nacionales y locales. El Presidente y los Gobernadores deben actuar de inmediato. Y deben hacerlo con visión y sensibilidad de estadistas presentes y futuros. Debe ser el parto para renacer a un mundo y país, nuevos.
Es su obligación constitucional, ética, política y moral. Es su ineludible responsabilidad, histórica y social. No deben pensar de manera simplista solo en ganar las próximas elecciones. Hacerlo sería sumamente egoísta y resultado de una actitud mediocre.
Sin ser simplistas, las opciones de solución están a la vista y a la mano de todos. Que los 60 millones de ciudadanos que no votaron por AMLO exijan congruencia, austeridad y pobreza franciscana, a los Congresos de la Unión y de los estados, así como a los Partidos nacionales y locales.
Suman cientos de miles de millones de pesos los presupuestos autorizados este año a los Poderes Legislativo y Judicial. A ello hay que sumar carretadas de dinero a los Congresos de los estados y a los Partidos nacionales y locales. ¡Que devuelvan al pueblo parte de lo que el pueblo les ha dado!
Hacerlo así, evitará, al mismo tiempo, recurrir, otra vez, al endeudamiento internacional. El reto es sortear la emergencia nacional del coronavirus sin disparar la deuda externa. Tampoco caer en la tentación de echar a andar la máquina de hacer billetes del Banco de México.
Es una amarga experiencia vivida en el pasado, durante el gobierno populista de Luis Echeverría. Por medio siglo hemos sufrido en carne propia sus dolorosas consecuencias las. Al nacer, nuestros hijos y sus hijos, deben alrededor de cien mil pesos de deuda externa.
Indispensable es tomar decisiones con prudencia y firmeza. Es obligación del Presidente, los titulares de los otros dos Poderes del Estado mexicano y los Gobernadores de las entidades federativas. Solo de esta manera estarán a la altura de las circunstancias históricas.
Corresponde escuchar al pueblo bueno y sabio al Presidente, a los titulares de los otros dos Poderes del Estado mexicano y a los Gobernadores de las entidades federativas. Es un creciente clamor en demanda de justicia social, largamente anhelada y postergada.
Si actúan con visión de estadistas, el triunfo electoral de sus candidatos y partidos sobrevendrá por añadidura. Las próximas elecciones federales intermedias y concurrentes en algunos estados, serán a final de cuentas un referéndum popular en las urnas de las casillas.
Además, si no lo hacen, la propia Historia les sentará en el banquillo de los acusados. Serán sentenciados y condenados, política y socialmente, al fuego eterno.
A pesar de sus crasos errores, el Presidente Andrés Manuel López Obrador no puede darse el lujo de seguir fallando. Su fanatismo mesiánico político-religioso, de inspiración cristiano pentecostal, le ha convertido en el hazmerreír internacional y en el tonto de la aldea global.
El Presidente es ácidamente criticado por tomar medidas a destiempo ante la pandemia del coronavirus COVID-19. En cambio, el Gobernador Murat es reconocido nacionalmente por tomar al toro por los cuernos en tiempo y forma, adecuada y oportunamente.
Según una encuesta de Massive Caller a nivel nacional, Alejandro Murat, se ubica en el décimo sitio, con 60%, de los gobernadores al asumir el liderazgo requerido y tomado las decisiones correctas ante la emergencia sanitaria por el Covid-19.
Ello viene a sumarse al positivo resultado de la encuesta realizada a nivel nacional por “#México Elige”, en 2019, cuyos resultados colocan al Gobernador de Oaxaca Alejandro Murat Hinojosa entre los primeros lugares de popularidad, dado su carisma político.
Los gobernantes, deben garantizar, ante todo, la salud. Tampoco deben olvidarse de la seguridad alimentaria. Menos de la preservación y creación de empresas y empleos. La crisis económica es la segunda ola de la crisis epidemiológica. Es un asunto de seguridad nacional.
Urge otorgar exenciones y estímulos fiscales. Es asunto de gobernabilidad y gobernanza.
Se puede hacer con mayor imaginación y creatividad. Éstos deben beneficiar a todos los mexicanos. Pero, sobre todo, con congruencia con la austeridad y pobreza franciscana en los Tres Poderes del Gobierno de la Cuarta Transformación.
Es momento de hacerlo ante el desastre de la inminente “economía de guerra” que enfrentaremos. No hacerlo será un crimen político, social e histórico. Obligado es echar mano de las medidas de estado de excepción, previstas en la Constitución General de la República.
@efektoaguila
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