Theresa May volvió a dilatar aún más en el tiempo su nueva propuesta para el Brexit. Algo habitual si no fuera porque el cronómetro sigue corriendo y ya solo tiene 44 días para conseguir aprobar un acuerdo en el Parlamento que permita a Reino Unido evitar una salida abrupta de la UE.
Ayer, la primera ministra volvía a comparecer ante el Parlamento sin ninguna idea nueva y solo para reiterar a los diputados que conseguirá «cambios significativos» en la «salvaguarda» de la frontera irlandesa para que la Cámara de los Comunes pueda dar su visto bueno. La «premier» pidió tiempo a los parlamentarios para obtener esas nuevas medidas «habiendo asegurado el compromiso de la Unión Europea para futuras conversaciones, necesitamos ahora algo de tiempo para completar el proceso», señalaba.
Un día antes de lo previsto, ya que estaba planificada para hoy miércoles, May ofreció una actualización a sus señorías de los últimos pasos dados por su Ejecutivo. En definitiva: nada diferente a lo que ha ido vendiendo en los últimos días. La «premier» confirmó que durante el debate que tendrá lugar mañana de nuevo en la Cámara de los Comunes presentará otra moción neutra que podrá recibir enmiendas que serán votadas para reafirmar lo que quiere la mayoría. Repite el proceso que llevó a cabo hace dos semanas un par de semanas, pero sin embargo, no hubo pista alguna sobre cuando se votará su «plan B». De hecho, May informó que regresará al Parlamento el próximo 26 de febrero si no consigue un acuerdo antes para volver a poner en práctica esta misma táctica y recibir, de nuevo, enmiendas a otra moción que presentaría al día siguiente.
Diálogo con Corbyn
La primera ministra, en su comparecencia, dio las gracias a Jeremy Corbyn por abrir el canal de diálogo entre ambos al que se habían negado ambas partes durante meses. Varios miembros de su gabinete, aseguró, se reunirán con el equipo del líder de la oposición hoy mismo para seguir tratando de consensuar una postura. Algo que parece imposible ya que May rechazaba ayer de plano la creación de una unión aduanera entre Reino Unido y la UE para después del Brexit. «Este Parlamento ya ha votado en contra de esa opción, ser miembros de la Unión Aduanera significaría que no seríamos capaces de poder firmar nuestros propios acuerdos comerciales», confirmó May.
El laborista mostró su irritación por la actitud de May, que muchos consideran una estrategia, de retrasar mediante excusas el proceso hasta los días previos al 29 de marzo, para apurar los plazos lo máximo posible y así dejar que toda la presión posible caiga sobre los hombros de los diputados. Corbyn acusó a la primera ministra de «dejar correr el reloj temerariamente» con el objetivo de «chantajear a los parlamentarios». May eso sí, hizo un guiño a los laboristas prometiendo «proteger y mejorar los derechos de los trabajadores y las protecciones medioambientales en la futura relación con la UE y dando más peso al Parlamento en la próxima fase de las negociaciones».
Con parte de su bancada cada vez más cercana a su plan (el propio Boris Johnson ha suavizado sus palabras en las últimas semanas contra May e, incluso, habla de «propuestas constructivas»), la primera ministra descartó, de nuevo, extender la fecha de salida más allá del 29 de marzo
Con información de abc
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