En el marco del Día de la Unidad Alemana, que se celebra este 3 de octubre, la presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Marcela Guerra Castillo, afirmó que los lazos entre México y Alemania se han mantenido firmes y fuertes, en diversos ámbitos, desde el establecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambas naciones.
“Hoy puedo afirmar que la nueva relación es muy fuerte, pues hemos firmado más de 10 tratados internacionales respecto a una gran cantidad de temas, que van desde la cooperación técnica entre los gobiernos, la cooperación científica, la tecnológica, la cultural, la promoción y la protección recíproca de inversiones entre ambos países”, expresó durante esta celebración, en la residencia del embajador de Alemania en México, Wolfgang Dold.
La diputada presidenta comentó que una de las mayores fortalezas de los dos países es, sin lugar a duda, la materia comercial, porque, “como lo señaló alguna vez la canciller Ángela Merkel: México no opta por el proteccionismo, no opta por aislarse, sino que sigue apostando por el libre comercio y sigue siendo un buen socio”.
Refirió que, en la actualidad, más de 2 mil 300 empresas alemanas operan en territorio mexicano y que la inversión extranjera directa de Alemania en México “muestra una tendencia alentadora que se soporta en la experiencia exitosa que se ha logrado tener y acreditar”.
Asimismo, resaltó que también hay una unión fuerte en los temas de educación e innovación, que son motores de desarrollo. “Por lo tanto, cerca de 470 asociaciones de cooperación establecen lazos entre universidades mexicanas y alemanas, promoviendo programas de intercambio académico y de colaboración en investigación para aprovechar el talento de nuestros científicos y estudiantes”, dijo.
La diputada Guerra Castillo hizo notar que Alemania ha desempeñado un papel destacado en la promoción e implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. “En la Cámara de Diputados conocemos esto de primera mano, pues muchos de los logros y proyectos que hemos concretado se han ido realizando gracias a la invaluable colaboración de la Cooperación Alemana de Desarrollo GIZ”, manifestó.
Refirió que, tras la caída del Muro de Berlín, en noviembre de 1989, el pueblo alemán logró reunificarse el 3 de octubre de 1990, y “reunificar Alemania fue visto en el escenario internacional como una determinación para reconstruir el futuro de esa nación, en un marco de grandeza”.
“Debo decir que valoramos el esfuerzo de Alemania por realizar exitosamente esta reunificación; a través de ella ha sido posible que se ubique entre las principales economías del mundo, además de ser un motor fundamental en el desarrollo de la Unión Europea”, externó.
“A nombre de la Cámara de Diputados felicitamos al pueblo alemán por este día histórico de la unidad alemana. Enhorabuena para todos los aquí presentes que celebramos junto con usted, señor embajador Wolfgang Dold, este día tan encomiable”, finalizó.
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DIPUTADA MARCELA GUERRA CASTILLO
Presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados
Mensaje en la celebración del Día de la Unidad Alemana, en la residencia del embajador de Alemania en México.
Señor embajador de la República Federal de Alemania, señor Wolfgang Dold.
A nombre de la Cámara de Diputados felicitamos al pueblo alemán por este día histórico de la unidad alemana. Enhorabuena para todos los aquí presentes que celebramos junto con usted este día tan encomiable.
Recordamos que la caída del Muro de Berlín, en noviembre de 1989, de alguna manera, definió el carácter con el que cerró el siglo XX; incluso, algunos pensadores señalaron que este evento marcó el comienzo del siglo XXI.
Resulta indiscutible que este momento histórico fue un parteaguas para Europa y para el mundo, porque significó el orto de una nueva etapa, de un nuevo desarrollo y de una superación de conflictos antes irreductibles. La reunificación alemana que tuvo lugar en menos de un año después, el 3 de octubre de 1990, confirmó esa expectativa.
Ante el mundo quedó de manifiesto el esfuerzo, la inversión y la voluntad de reunificar un país que había quedado dividido no sólo en los lineamientos geográficos, sino también en su organización, en su desarrollo, en su dinámica social y cultural, y en sus condiciones de vida.
Reunificar Alemania fue visto en el escenario internacional como una determinación para reconstruir el futuro de esa nación, en un marco de grandeza.
Sí, hay que decirlo: Alemania es grandiosa.
Alemania y México han mantenido lazos fraternales, ya que desde 1879 cuando se establecieron las relaciones diplomáticas en ambos países, y se han mantenido firmes.
Los mexicanos recordamos con gran cariño y reconocimiento la obra de Alexander Von Humboldt, quien, con generoso espíritu científico a principios del siglo XIX, realizó una amplia y minuciosa exploración de nuestro país, que nos dejó un gran legado de conocimientos sobre la orografía, el clima, la flora y la fauna de nuestro territorio, por cierto, bautizado por él mismo como el Cuerno de la Abundancia.
En una de sus expresiones Humboldt dijo, y abro comillas: “Si sólo pudieran llamar paraíso a un lugar del mundo, ese tendría que ser México”, cierro las comillas. México rinde culto perenne a ese gran científico alemán, a través de calles que en distintos lugares de nuestra República llevan su honroso nombre.
El Presidente Frank-Walter Steinmeier, en su visita más reciente a nuestro país, para conservar este mundo frágil, y lo dijo muy claro, necesitamos amistades asentadas en una base firme y compartida. Y esas amistades hay que cultivarlas. Hoy puedo afirmar que esa nueva relación es muy fuerte, pues hemos firmado más de 10 tratados internacionales respecto a una gran cantidad de temas, que van desde la cooperación técnica entre los gobiernos, la cooperación científica, la tecnológica, la cultural, la promoción y la protección recíproca de inversiones entre ambos países.
Una de nuestras mayores fortalezas es, sin lugar a duda, la materia comercial. Como bien lo señaló alguna vez la canciller Ángela Merkel: México, y lo dijo así, no opta por el proteccionismo, México no opta por aislarse, sino que sigue apostando por el libre comercio y sigue siendo un buen socio. En la actualidad, y claro que somos buenos socios, porque en la actualidad más de 2 mil 300 empresas alemanas operan en nuestro país, donde destaca, como todos saben, una extraordinaria sociedad que hemos generado en el sector automotriz y de autopartes con una propensión a fortalecer las cadenas de suministro y de implementación de mecanismos para una producción más sostenible y verde.
La inversión extranjera directa de Alemania en México muestra una tendencia alentadora que se soporta en la experiencia exitosa que se ha logrado tener y acreditar.
Pero no sólo tenemos esa unión en materia comercial, también hemos entendido que la educación y la innovación son motores de desarrollo. Por lo tanto, cerca de 470 asociaciones de cooperación establecen lazos entre universidades mexicanas y alemanas, promoviendo programas de intercambio académico y de colaboración en investigación para aprovechar el talento de nuestros científicos y estudiantes.
Por ejemplo, en el estado de Nuevo León, de donde yo soy, yo soy nacida en mero Monterrey, ahí se practica desde hace muchos años la educación dual que es el modelo alemán que nosotros practicamos a una manera de productividad en nuestras empresas, y no en balde ha sido exitoso y se los quiero compartir.
Quiero también resaltar que Alemania ha desempeñado un papel muy destacado en la promoción e implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. En la Cámara de Diputados conocemos esto de primera mano, pues muchos de los logros y proyectos que hemos concretado se han ido realizando gracias a la invaluable colaboración de la Cooperación Alemana de Desarrollo GIZ, que por ahí tuve la oportunidad de saludar a la nueva directora de GIZ, y estamos muy agradecidos con ustedes por ello.
Debo de decir que valoramos el esfuerzo de Alemania por realizar exitosamente esta reunificación; a través de ella ha sido posible que se ubique entre las principales economías del mundo, y además de ser un motor fundamental en el desarrollo de la Unión Europea, porque representa, por tanto, un ejemplo, que puede ser ejemplo para muchos otros países. La determinación, la voluntad, desde luego, la disciplina que tanto valoramos de la gente de Alemania, de la cultura alemana, del pueblo alemán.
México es un país con clara vocación internacionalista, pues estamos en medio de dos océanos que nos conectan con los países de Occidente y de Oriente, y nuestras fronteras terrestres nos vinculan con gran potencial de desarrollo, porque sumamos también con Estados Unidos y Canadá, toda vez que tenemos un gran tratado con ellos, y eso nos pone en un beneficio de prosperidad compartida.
Nosotros mismos vivimos grandes desafíos entre las regiones que al interior del país despuntan y otras se manifiestan en la marginación. Pero estamos inmersos en ese dilema, porque con una voluntad clara de salir adelante, tal y como lo hizo Alemania, como decidió enfrentar ese gran reto de su reunificación hace 33 años.
Nuevos proyectos de inversión en infraestructura se han puesto en marcha para lograr que el país tenga una mejor prospección en el desarrollo para el sur, el sur-sureste; de alguna manera, el problema es cómo unificar las posibilidades de desarrollo en el país, en donde la experiencia alemana tiene mucho que decir.
También vemos con aliento la expansión de empresas mexicanas en otras partes del mundo, ámbito en el cual, y de nueva cuenta, Alemania tiene mucho que aportar.
Festejemos, por eso, con emoción y admiración, la gran proeza de la unidad alemana; creemos en su ejemplo, porque es un legado para el mundo. Que viva la unidad alemana, y que viva México también.
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