El Zumbido del Moscardón
Francisco Alejandro Leyva Aguilar
Ayer escuché tres posturas de suspirantes a la presidencia de México por la Alianza conformada hasta ahora por el PRI, el PAN y el PRD y los que eventualmente se sumen a este conglomerado aún amorfo de políticos y ciudadanos.
Carlos Loret entrevistó a Demetrio Sodi de la Tijera, Juan Carlos Romero Hicks y Damian Zepeda Vidales y, no obstante coinciden en lo sustancial, si me parece que el Senador Panista no está siendo, digamos políticamente inteligente.
Él dice que la Alianza no debe sumar al PRI, porque este partido político tiene aproximadamente un 65 por cierto de negativos, sin embargo representa en la praxis, casi lo mismo que el partido del senador, entre un 12 y un 14 por ciento de la intención del voto.
De los tres suspirantes me parece que Demetrio Sodi, por su gran experiencia como legislador y político mexicano, tiene una claridad puntual de lo que México necesita escuchar de un candidato opositor a Morena, pero supone que la lucha no debe ser frontal contra López, sino un discurso de propuesta y de reflexión de lo que Andrés prometió y no cumplió.
Pero volvamos a Damián Zepeda. Él presume que una alianza con el PRI, puede ser fácilmente traicionada por la dirigencia del tricolor, es decir no confía en Alejandro Moreno Cárdenas porque junto con su bancada en la Cámara de Diputados, ha votado a favor de iniciativas mandadas por el “presidente”, así en minúsculas y entre comillas, como la militarización del país.
Y entiende que de mantenerse la Alianza como está en estos momentos, tendría consecuencias graves si, en el legislativo el PRI no cumple los acuerdos de ir en bloque, en contra de las iniciativas que mande el ejecutivo.
Malos cálculos diría yo, porque Alejandro Moreno no es el PRI, si lo dirige en estos momentos pero dejará de hacerlo en 2024, simplemente por estatutos; por otro lado la base militante del Partido Revolucionario Institucional, es lo suficientemente importante como para desdeñarla, además restándole los votos del PRI a la Alianza y sumándole los de Movimiento Ciudadano, ni así le alcanza al conglomerado para ganar la elección de 2024.
Lo que debe de entender Damián Zepeda, es que no se trata de quién tiene más positivos o negativos, tampoco de qué dirigencia es la que va a poner al candidato, ni mucho menos de cuántos votos saque cada partido en lo particular. Ellos -y me refiero a todos los políticos involucrados- deben entender que NINGUNO DE ELLOS PUEDE SER CANDIDATO.
Todos pertenecen a la clase política mexicana y justamente de lo que están cansados los ciudadanos es de nuestra clase política. Los partidos han perdido toda credibilidad porque ninguno está exento de corrupción, de tranzas, de abuso del poder y de ineficacia.
Así que no son los partidos políticos la ruta pero si la plataforma, porque ellos tienen registro para la competencia en el Instituto Nacional Electoral (INE), no habría manera de que la sociedad civil tenga acceso a una candidatura si no es al través de uno o de todos los partidos políticos que hoy han decidido aliarse.
Por tanto lo mejor es hacer una gran consulta popular, abierta y transparente en donde los nombres de Marko Cortés, Alejandro Moreno, Santiago Creel, Lily Tellez, Beatriz Paredes, Jesús Zambrano, Damian Zepeda, Demetrio Sodi, Claudia Ruiz o cualquiera que tenga un apellido relacionado con un partido político o con la política, ni siquiera aparezcan como opciones.
El PRI en 2018 no se equivocó en escoger a José Antonio Meade, pero la ciudadanía, apática como es no se dio cuenta que el Revolucionario Institucional, escogió al mejor hombre que ni siquiera pertenecía a su partido político. Eso debe hacer la alianza ahora, escoger al o a la mejor, incluso a alguien que no tenga siglas partidistas.
Claro que esa persona debe tener por lo menos dos características, debe encabezar las causas populares y ser un líder carismático que pueda hablar de las atrocidades del presente y del pasado, que sea libre de discurso para mentarle la madre a quien se la tenga que mentar.
Una o un candidato ciudadano que motive a los partidos políticos a hacer catarsis y que los obligue a ofrecer disculpas y pedir perdón al pueblo por sus acciones u omisiones; una o un candidato limpio, sencillo, humano, resistente, emprendedor, comprometido y con un profundo amor a México además de inmejorable respeto a sus instituciones.
Una o un candidato que prometa que López y su camarilla de traidores a la Patria, cuando él o ella sea Presidente, los va a perseguir, enjuiciar y castigar por todo el daño que le han hecho a la nación.
Ese, estoy seguro, no está en la clase política.
@leyvaguilar
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