“Cuando el presidente solicite licencia para separarse del cargo hasta por sesenta días naturales, una vez autorizada por el Congreso, el Secretario de Gobernación asumirá provisionalmente la titularidad del Poder Ejecutivo”, así es como el artículo 85 de la Constitución Política explica la manera en se deberá actuar si el titular del Ejecutivo se ausenta de su responsabilidad pública.
Sin embargo, aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador diera positivo al COVID-19, es muy poco probable que se aísle o pida licencia al cargo para enfrentar la cuarentena porque, además de que el mandatario está acostumbrado a recorrer el país y a imponer la agenda pública, no está dispuesto a ceder espacios a la oposición, refieren politólogos consultados.
El presidente de la República ha presumido que goza de buena salud física. Y pese a que en los últimos días se reunió con los gobernadores de Hidalgo, Omar Fayad, y el de Tabasco, Adán Augusto López, quienes dieron positivo a coronavirus, ha asegurado que solo se hará la prueba si presenta síntomas y ha advertido que no se aislará socialmente como lo quieren sus adversarios políticos.
“Los conservadores quieren que me aísle. Imagínense, no habría conducción o sí, habría conducción de ellos porque en política no hay vacíos de poder, los vacíos se llenan, y eso es lo que ellos quieren, quieren un vacío para que se apoderen ellos de la conducción política del país, de manera irresponsable”, aseguró el pasado domingo en Culiacán, Sinaloa.
Tanto ha sido su optimismo de que no se contagiará de COVID-19 que hace unos días durante su conferencia matutina presentó sus “detentes”, unos escapularios religiosos católicos que son su amuleto contra las adversidades.
Via | Expansión
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