Joel Hernández Santiago
En muchas ocasiones, al tratar el tema de los sistemas de salud pública en México el presidente López Obrador dijo que antes de que terminara su gestión en septiembre de 2024 nuestro país tendría un sistema de salud pública como el de Dinamarca….
Tiempo después, frente a las críticas por el mal estado de salud de la salud pública en México, dijo que pronto estaría “mejor que en Dinamarca”. ¿Lo está? Pues no, no y no…
Y hace apenas unos días dijo el mismo presidente que una de las fallas de su gobierno fue no invertir más en el sistema Insabi, con el que sustituyó al Seguro Popular que tan bien funcionaba. Esto significa que reconocía un error y un fracaso y que la salud pública mexicana no es, ni lejos, como la que existe en Dinamarca.
Pero más allá de esto, al momento la salud pública en México es un verdadero fracaso.
Y no por culpa de los médicos y directivos de hospitales públicos, que hacen lo más que pueden dadas las circunstancias de austeridad feroz que ha vivido el país en todas sus áreas y que por órdenes superiores han tenido que sacrificar sus propios requerimientos para que esos recursos no utilizados en salud fortalezcan a los proyectos emblemáticos de este gobierno:
El costosísimo Tren Maya; la costosísima refinería de Dos Bocas; el costosísimo tren Interoceánico de Oaxaca a Veracruz; el costosísimo aeropuerto Felipe Ángeles…
Hay lentitud en los hospitales públicos, falta de medicamentos, falta de camas, falta de instrumental médico elemental y de alto rango para ayudar a curar enfermedades graves y costosas…
La atención con frecuencia es áspera, con citas lejanas a pesar de la gravedad del enfermo; las multitudes se agolpan frente a las clínicas para pedir auxilio médico y solución a su salud, pero con frecuencia éstas se quedan inermes ante las graves dificultades y tardanzas para ser atendidos.
También es cierto que los médicos ganan poco y tiene asignadas tareas interminables; las que llevan a cabo de buen grado –salvo excepciones- y se enfrentan asimismo a una burocracia administrativa que les impide ejercer su profesión de forma holgada y con mayor calidad, sin apoyo para capacitación y actualización periódica. Muchos egresados de medicina no tienen trabajo porque las condiciones laborales y de desempeño médico son prácticamente imposibles.
De cualquier manera el gobierno mexicano en lugar de apoyar a los médicos del país decidió traer a médicos cubanos para “completar el sistema médico de salud pública en México”. Nunca han sido enviados esos médicos a las zonas de alto riesgo a las que sí se quiere enviar a los mexicanos. También impuso el Insabi que, como se sabe, es un fracaso rotundo.
La gente, el pueblo, la multitud mexicana requiere o requerirá atención médica tarde o temprano. Y para tenerla ha contribuido con su trabajo, toda la vida, a fin de que el resultado de sus impuestos genere una atención de altísimo rango, porque se lo merece, porque pagó y paga por ella, porque esa salud pública no es gratuita, nos cuesta mucho a todos los mexicanos.
En todo caso, tanto en educación, como en seguridad y como en salud, hay un enorme descuido del gobierno mexicano, un descuido criminal que nada tiene que ver con las declaraciones demagógicas de “seremos como Dinamarca”:
Ni somos ni seremos como Dinamarca. Y no queremos ser como ese país admirado, pero si queremos ser un México con servicios de salud pública irreprochables, dignos, eficientes, certeros…
Otro descuido es el del presupuesto. Si bien ya las cifras estaban acotadas por ese sentido de la austeridad mal entendido, ahora resulta que durante el año 2023 hubo un subejercicio presupuestal en salud que roza la crueldad pública.
A saber: El gobierno federal gastó menos en salud respecto a lo programado en 2023. Se tuvo un subejercicio en este sector por más de 62 mil millones de pesos, el nivel más alto en diez años, informó el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
Esto es, para el año pasado se aprobó un presupuesto de 937 mil 492 millones de pesos para el sistema de salud, equivalente a 2.8 por ciento del PIB; sin embargo el gasto realizado fue de 875 mil 353 millones de pesos, resultando en un subejercicio de 6.6 por ciento, el mayor porcentaje en una década.
El mismísimo estudio señala que el este subejercicio en el gasto se observan con mayor énfasis en la Secretaría de Salud, donde los subejercicios van desde el 49.7 por ciento en 2023 y que la mayoría de los 26 programas en esta secretaría presentaron subejercicios, destacando Atención a la salud y medicamentos gratuitos con 49 mil 592.3 millones de pesos menos: Atención a la salud con 33 mil 879.9 millones de pesos menos; y el Programa de vacunación con 11 mil 070 millones de pesos menos.
“Estas ineficiencias provocaron que, a nivel general, el sector salud presentara el mayor subejercicio de la década”
A unos cuantos días de que concluya este sexenio, cuyo gobierno federal prometió la mejor salud del mundo, pues no es así… y no será así en mucho tiempo. Las condiciones estructurales fueron dañadas y hoy la mayoría de la población se queja del servicio de salud pública en México.
Dinamarca está muy lejos de nuestro país, en muchos sentidos.
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