- Por ahora no será sacrificado Carlos Romero Deschamps
- Además, está dispuesto a dejar el STPRM… si se lo piden
- Segunda detención de Fausto Vallejo y la historia de papá
Las fichas son para jugarse en el momento preciso.
Y Andrés Manuel López Obrador por ahora no necesita un golpe mediático tan fuerte para fortalecer su prestigio ante la sociedad mexicana.
Hoy los vientos en su contra no son de fronda, creen sus estrategas.
Conforme a sus encuestas, el gobierno ha logrado posicionar la lucha contra el robo de combustible como causa de Estado y cruzada contra la corrupción.
Hasta se permitió atacar a sus tres antecesores –Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto (el PRIAN, pues)- para fortalecer su imagen y su popularidad.
Hubo reacciones, claro, pero sin mucha trascendencia para menguar la confianza de sus fieles, quienes esperan -¡ya!- el reparto del erario.
El razonamiento es simple:
A Fox nadie le cree porque dilapidó su imagen tras sacar al Partido Revolucionario Institucional (PRI) de Los Pinos sin mayor beneficio ni gloria.
Calderón protestó, pero con tan escaso eco como la conformación de su nuevo partido en bicefalia con su esposa Margarita Zavala.
Y Peña Nieto no habla, interesado en huir del fuego discursivo incendiario de su sucesor para no morir en la pira de las venganzas.
DIRIGENTE DISPUESTO AL RETIRO
Pero en fin, el tema es Carlos Romero Deschamps.
Al principio hubo un ataque inclemente en contra de su gremio, el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), como parte de la corrupción de Petróleos Mexicanos (Pemex).
Eso se exhibirá más adelante en caso necesario.
Cuando se acabe el efecto favorable de la lucha anti huachicol y la gente no repare, cosa distinta, más en la (in)eficiencia del gobierno para abastecer combustible.
Entonces se verá si se emula a los ex presidentes del priato,
José López Portillo desterró a Luis Echeverría.
Miguel de la Madrid encarceló a Jorge Díaz Serrano, el principal amigo de López Portillo y a quien protegió con la inmunidad senatorial.
Carlos Salinas procesó de la peor manera a Joaquín Hernández Galicia, La Quina, aunque luego haya salido con libertad controlada.
Ernesto Zedillo se vengó de Salinas a través de su hermano Raúl como presunto asesino de José Francisco Ruiz Massieu y otros delitos.
Y Enrique Peña detuvo hace seis años a Elba Esther Gordillo cuando quería imponer sus reformas, en especial la educativa.
Esa historia, esa práctica, no está descartada, pero no por ahora.
La circunstancia aconsejará cuándo y cómo.
Aunque, vaya la nota, Carlos Romero Deschamps está dispuesto a irse si se lo piden… como Juan Díaz de la Torre en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
UNA HISTORIA DE FAUSTO VALLEJO
Han detenido por segunda vez y por delincuencia organizada a Rodrigo, hijo del ex gobernador michoacano Fausto Vallejo.
Recuerdo a éste cuando, como mandatario y en un hotel de Polanco, me presentó a su vástago, lo llamó y me dijo:
-Le he pedido que se porte bien y me ha prometido que lo va a hacer. ¿Verdad, hijo?
-Sí, papá.
Luego lo aprehendieron y justificó el ya ex gobernador:
-No está involucrado. Le dieron una cerveza de más, tal vez lo drogaron, y por eso se vio con La Tuta (Servando Gómez, líder de La Familia Michoacana y de Los Caballeros Templarios).
Los nuevos tiempos tienen un elemento: Fausto Vallejo coqueteó pero no fue candidato de Morena y no aportó su popularidad.
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