Aduciendo la necesidad de frenar el narcotráfico y la corrupción, recientemente les entregó el manejo de puertos y aduanas, lo que precipitó la renuncia del ministro de Transportes, Javier Jiménez.
“Tiene una muy buena relación con los altos mandos militares, les da todo”, dice Raúl Benítez-Manaut, experto en seguridad de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Consciente de su férrea doctrina de subordinación a los mandatarios y rechazo al golpismo, el estamento militar curó heridas y hoy renueva el tradicional toma y dame con el poder civil.
Para el investigador, invadir esferas de competencia es “pernicioso” porque provoca desgaste institucional, descuido de la propia misión y riesgo de corrupción.
Expandir sus funciones “desnaturaliza a las fuerzas armadas” y no contribuye “al proceso de democratización”, anota Moloeznik.
Aunque para los expertos este renovado acuerdo pudiera interpretarse como una deriva autoritaria de AMLO, la evidencia apunta más hacia la búsqueda de resultados rápidos con lealtad garantizada.
Vía | EFE
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