Eduardo de Jesús Castellanos Hernández
En estos días de julio del año en curso se llevó a cabo en la ciudad de Oaxaca, México, un certamen nacional de oratoria jurídica electoral que llevó el nombre de la en su momento ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de origen oaxaqueño, María Cristina Salmorán de Tamayo -cuyos apellidos son distintivos de una época-.
El evento fue convocado a nivel nacional por el Tribunal Electoral del Estado de Oaxaca, mediante las redes sociales y demás invitaciones por la red institucional de tribunales electorales locales del país -por cierto, amenazados de desaparición de ser aprobada la iniciativa presidencial de reforma constitucional enviada recientemente al Poder Revisor de la Constitución, a través de la Cámara de Diputados, donde espero guarde un descanso eterno para nunca ser discutida y menos aún aprobada-.
En congruencia con el homenaje rendido a la ministra oaxaqueña -que fue una de las primeras y hasta el momento de las pocas, muy pocas mujeres en ocupar tan digno cargo- no exactamente la mitad, pero cerca de la mitad de quienes participaron fueron mujeres; incluso, el certamen lo ganó una joven estudiante de la Universidad Autónoma del Estado de México -quien destacó tanto por su habilidad en el manejo de la palabra hablada como por sus conocimientos en la materia jurídica y no sólo en la electoral-.
Pero, también, hubo mujeres integrantes del jurado calificador, todas ellas damas muy destacadas por su habilidad en la oratoria y campeonas nacionales ellas mismas, en distintas fechas, en otros concursos locales y nacionales de esta disciplina. No podía ser de otra manera pues quien actualmente preside el TEEO es una dama -jurista y profesora universitaria-, quien además preside la asociación nacional de tribunales electorales.
En la ceremonia inaugural del evento fui invitado a intervenir con una breve introducción al contexto, así como a las razones del concurso. Reproduzco ahora parte de dicha intervención, aunque con algunos necesarios recortes y agregados de tiempo y lugar. Pero las ideas básicas de esa intervención están aquí reproducidas. Después de los saludos a los presentes, dije así:
Por primera vez un Tribunal Electoral convoca a la juventud mexicana a un certamen nacional de oratoria jurídica electoral, para descifrar y difundir -con el auxilio de la palabra hablada- los misterios cuidadosamente encriptados sobre la forma de gobierno democrático y los sistemas electorales de nuestro país, de cualquier país.
Hace muchos años, en la Grecia clásica -cuna de la cultura occidental- se inició una célebre discusión que se reedita en la ciudad de Oaxaca -cuna, a su vez, de la restauración de la república frente al imperio-.
Norberto Bobbio, en su libro Teoría de las Formas de Gobierno en la Historia del Pensamiento Político, reseña esa célebre discusión a partir de dos preguntas muy sencillas: ¿Quién gobierna? y ¿Cómo gobierna?
Las respuestas son bien conocidas por todos los que asisten a esta sala (el salón de plenos del TEEO). Puede gobernar uno, pueden gobernar pocos o pueden gobernar muchos. Si es uno y lo hace bien, es una monarquía. Pero si lo hace mal es una tiranía. Si son pocos y lo hacen bien, es una aristocracia. Pero si lo hacen mal es una oligarquía. Si son muchos y lo hacen bien, es una democracia. Pero si lo hacen mal es una anarquía, una oclocracia.
La democracia electoral mexicana -entendida como elecciones auténticas (y no podría ser entendida de otra manera)- es una experiencia colectiva todavía bastante reciente. La transición mexicana a la democracia -travesía nunca concluida y siempre perfectible- se inició cuando se transitó de un sistema electoral predominantemente mayoritario -apenas con unos cuantos diputados de partido otorgados graciosamente desde el poder ejecutivo- para pasar al sistema mixto con dominante mayoritario vigente, para elegir órganos legislativos y cabildos municipales. Es una larga historia que, durante dos días, todas y todos los jóvenes participantes nos ayudarán a recordar en sus múltiples facetas -anuncié-.
Cerré mi intervención recordando otro libro, uno de los diálogos de Platón: la Apología de Sócrates. Me pareció necesario hacerlo porque iniciábamos una fiesta de la palabra hablada -el arma más poderosa en una sociedad democrática; por lo que debe ser utilizada de manera muy responsable-.
La Apología de Sócrates no solo es el primer libro de Filosofía -afirmé-, es un momento culminante en toda la historia de la cultura universal, porque dejó establecido de una vez y para siempre el compromiso con la verdad. Un compromiso permanente, indispensable, indeclinable con la verdad.
La oratoria jurídica electoral es un instrumento idóneo para enriquecer y difundir esa búsqueda permanente de la verdad -sostuve-. Porque la palabra hablada es para mostrar, no para ocultar. Es para enseñar, no para engañar. Por eso, entre otras razones, estoy seguro -señalé-, será tan memorable esa jornada electoral. Pues, un grupo de jóvenes, con su pasión juvenil, llegados de todo el país y de todo el Estado de Oaxaca, llegaron a reflexionar, a hablar, a decir su verdad sobre los sistemas electorales y la democracia en México. Compartimos y festejemos entonces -expresé- nuestra fe en la palabra hablada, nuestra fe en la democracia y nuestra fe en México.
Esperemos solamente -concluí- que a partir de ahora dicho ejercicio se repita cada año en el mismo lugar. Hasta quedar arraigado en la memoria de la juventud mexicana como una tradición oaxaqueña más; una tradición tan oaxaqueña como la Guelaguetza, como las calendas, como un traje de tehuana bordado de palabras.
Dicho lo anterior, di la bienvenida a mi ciudad natal a las y los participantes -jóvenes estudiantes de diversas carreras sobre las ciencias sociales de muy diversas instituciones educativas del país y de la entidad-, a quienes agradecí su participación entusiasta, en ejercicio de la libertad, en busca de la verdad sobre los sistemas electorales y la teoría democrática en nuestro país.
Agradezco ahora nuevamente la invitación y felicito por la organización del evento a la magistrada presidenta Elizabeth Bautista Velasco, así como al coordinador general del concurso, el doctorante en Derecho Víctor Maldonado, él mismo campeón de numerosos concursos de oratoria estatales y nacionales.
Ciudad de Oaxaca, Oaxaca, 25 de julio de 2022.
Eduardo de Jesús Castellanos Hernández.
Profesor e Investigador. Doctor en Derecho por el Instituto Internacional del Derecho y del Estado (México) y doctor en Estudios Políticos por la Universidad de París (Francia); posdoctorado en Control Parlamentario y Políticas Públicas por la Universidad de Alcalá (España) y posdoctorado en Regímenes Políticos Comparados por la Universidad de Colorado, Campus Colorado Springs (EUA); autor de “Nuevo Derecho Electoral Mexicano” (Universidad Nacional Autónoma de México, Editorial Trillas); autor de los tres tomos de la colección “Formas de Gobierno y Sistemas Electorales en México” (Centro de Investigación Científica “Ing. Jorge L. Tamayo” del Sistema SEP-CONACYT); autor de dos tomos de la Enciclopedia Parlamentaria de México dedicados al estudio de los Sistemas, Legislación y Resultados Electorales (Cámara de Diputados del Congreso de la Unión); autor de “Análisis Político y Jurídico de la Justicia Electoral en México” (Escuela Libre de Derecho de Sinaloa, Editorial Tirant lo Blanch); coordinador y coautor del libro “Porfirio Díaz y el Derecho Balance Crítico” (UNAM, Cámara de Diputados); autor de los libros “Crónica de una Dictadura Esperada” y “El Presidencialismo Populista Autoritario Mexicano de Hoy ¿Prórroga, Reelección o Maximato?” (Amazon), así como de “El presidencialismo mexicano en la 4T” (Universidad de Xalapa).
Sé el primero en comentar