Joel Hernández Santiago
El mundo se estremece. De nueva cuenta aparece una variante del Covid 19, esta vez en Sudáfrica. La Organización Mundial de la Salud la ha denominado Ómicron del SARS-CoV-2. Dicen que podría ser más letal que las anteriores mutaciones y que muy probablemente las vacunas existentes no alcancen a evitar su contagio debido a las variaciones que ha demostrado al momento.
Inmediato países de Europa y Estados Unidos, como algunos en América Latina anunciaron el cierre de sus fronteras y aeropuertos a la llegada de pasajeros provenientes del sur del continente africano, ya en vuelos directos o con escalas: no hay paso, les dicen. El gobierno sudafricano lamenta la decisión aunque también está consciente de la gravedad del tema.
Médicos especialistas del mundo advierten una probable caída en la eficacia de las vacunas actuales. Mientras, por otra parte, el Fondo de Inversión Directa Rusa, y el Instituto Gamaleya emitieron un comunicado en el que dicen creer que sus vacunas Sputnik V y Sputnik Light serán efectivas contras Ómicron, aspecto que están revisando y “puede estar lista para la producción a gran escala en 45 días”.
En tanto apenas el martes 30 de noviembre, el director ejecutivo de la farmacéutica Moderna activó nuevas alarmas al advertir que las vacunas contra el Covid-19 existentes serían menos efectivas contra la variante Ómicron de lo que lo han sido contra Delta.
Gobiernos como el de Alemania y Gran Bretaña y muchos más conminan a su población para estar alerta, no dejar el uso del cubre bocas, la sana distancia, el aseo permanente y la vigilancia de cada uno en su propia salud; se prohíbe ya la asistencia a eventos masivos.
Estados Unidos dice que tiene evidencias de Ómicron, que es preocupante pero no alarmante, no obstante, el presidente Joe Biden insiste en promover la vacunación contra COVID-19 entre quienes aún no la tienen y para quienes ya la recibieron, el refuerzo, pues “la inmunización proporciona un grado de protección frente a esta nueva variante.”
Una vez conocida la noticia de la existencia y probable dispersión de la nueva mutación, los mercados financieros cayeron de forma insospechada. Las bolsas de valores en el mundo fueron impactadas así como las monedas débiles perdieron su valor al momento…
Los llamados de alerta están a todo lo que da en el mundo. La Organización Mundial de la Salud insiste en que no debe haber negligencia en este caso, ni dejadez y exceso de confianza, que la cosa puede ser muy seria… Invita a los gobiernos a actuar con responsabilidad.
En México nada. En México todo sigue igual. Los llamados a que la gente salga y haga su vida de forma “normal” están a todo lo que dan desde el gobierno federal. Desde Palacio Nacional se insiste –igual como ocurrió en 2020- en que ‘no pasa nada’; que ‘no hay indicios o evidencias de la gravedad de esta nueva variante’.
Respecto a la variante Ómicron, el subsecretario de Salud, Hugo López Gatell dijo que ésta no ha demostrado ser ni más virulenta ni más transmisible; así como no se ha identificado que cause enfermedad más grave, por lo que las vacunas siguen funcionando en esta variante.
El presidente invita a un acto masivo el 1 de diciembre para celebrar su acceso al poder hace tres años. Y Con la consigna de “Prohibido prohibir”, aseguró que quien quiera llevar cubre bocas, “lo puede hacer” como medida sanitaria para la concentración masiva de este miércoles en el Zócalo
“El que quiera llevar cubre bocas lo puede hacer, se protege, pero desde antes acuérdense, porque nosotros estamos en contra del autoritarismo, siempre lo hemos estado, prohibido prohibir, aquí no hubo ni habrá toque de queda”.
Todo igual que en 2020 cuando se negó la eficacia del cubre bocas para evitar contagios, cuando se negó la necesidad de pruebas de contagio, cuando se dijo que la gente podía salir con toda confianza a realizar su vida normal, cuando se dieron vacunas por goteo por órdenes supremas…
Igual que 2020, cuando al final el número de contagios fue de millones de mexicanos y más de 550 mil fallecidos por Covid. Muchos de ellos pudieron salvarse si se hubieran tomado las medidas apropiadas desde un principio y no seguir la errática, voluble, caprichosa opinión de López Gatell.
Como ya es usual, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, sigue el criterio presidencial, dijo que aún no había evidencias científicas del impacto y presencia en la Ciudad de México de la variante Ómicron y que, por lo tanto, la gente podía salir a llevar a cabo su vida normal.
El mundo se convulsiona en preocupación, cierran fronteras, aumentan medidas de reguardo y vigilancia, en México, mientras tanto, por órdenes superiores “aquí no pasa nada”. Todo sigue igual; aun con el incremento de casos, la mayor parte del país sigue en “semáforo verde” y nada ni nadie detiene a quienes toman las decisiones que podrían representar vida o muerte de muchos.
Nadie contradice. Nadie ofrece alternativas de reflexión y de alarma interna. El aeropuerto de México sigue de puertas abiertas y sin los mínimos cuidados indispensables en particular para viajeros internacionales… Nada-nada-nada, como dijera el poeta tabasqueño Carlos Pellicer:
“Aquí no suceden cosas de mayor trascendencia que las rosas.” Ojalá así sea. Ojalá la historia no tenga que recoger más tarde la tragedia y el llanto por miles de mexicanos que pudieron salvarse, pero que no se quiso.
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