Una de las facetas poco exploradas del trabajo del fotógrafo mexicano Rodrigo Moya (1934) es la alusiva al teatro, el cine y la danza. En la sección de la gran exposición que le dedica el Museo Amparo, en Puebla, en colaboración con el Centro de la Imagen, sobresale una imagen fresca y desafiante de la modelo y actriz Meche Carreño (1947), símbolo sexual de los años 60 y 70 del siglo pasado.
En la foto la también productora, ataviada con un tejido negro a manera de red con bikini integrado, posa en un árbol cuyo fondo es una barda de roca volcánica. Los largos brazos extendidos y piernas de Meche se camuflajean con las ramas secas del árbol.
Moya explicó que la toma se hizo “en una casa que me prestaron en Xochimilco, de un senador, tío de mi colega periodista Froylán Manjárrez, muerto poco después. Hacíamos mucha mancuerna para trabajar. Meche modelaba conmigo y hacía fotos. En ésta (la imagen descrita) tenía 17 años y era vedette del teatro Blanquita. Todavía no hacía una carrera cinematográfica”.
Rodrigo Moya. México, que incluye 200 impresiones originales de plata gelatina y material documental, es la exposición del artista más grande en dimensión y calidad en el país.
Reacio a las curadurías que a veces son sólo “cuelga cuadros”, Moya admite que la de la investigadora Laura González Flores cuenta mucho. “Al ver la exhibición uno entiende la importancia de una mirada especializada, como la de Laura”.
El público mexicano está acostumbrado a ver las fotos tomadas por Moya en Cuba después de la Revolución, de los movimientos sociales o de las guerrillas. El expositor, sin embargo, cuenta con un archivo fotográfico de alrededor de 35 mil negativos y muchos dispositivos sin investigar todavía, que él y su esposa Susan Flaherty, coordinadora del archivo, se encargan de organizar.
La presente exposición evoca al país que Moya retrató entre 1955 y 1968 como fotorreportero de diferentes publicaciones, como las revistas ilustradas Impacto, Siempre, Hoy, Mañana y Sucesos para todos. Se divide en cinco núcleos temáticos: Ciudad, Periferia, Campo, Conmoción social y Escena: teatro, cine, danza. No es el México “oficial”, sino el país en toda su complejidad.
González Flores hace hincapié en la capacidad de Moya de “sacar lo contrastante de la realidad. Detrás de lo que se ve siempre hay algo más crítico”.
Militante socialista
Entrevistado, Moya se considera “un fotógrafo humanista, porque siempre mi trabajo palpita mucho con las personas. Me gusta hablar con ellas, meterme a sus medios de vida. Hay fotos tomadas al paso, relámpagos, pero por lo general cuando me metía a las vecindades, al campo, compartía con la gente el trabajo. Como estudié mucha historia y era militante socialista tenía un punto de vista muy personal sobre las personas que fotografiaba”.
La muestra contiene muchas imágenes inéditas, incluso, Moya sostiene que la mayor parte de su archivo lo es. La catalogación no tiene fin, porque “descubro fotos que deben estar en otro apartado, ya que está por temas, entonces tengo que cambiar muchas cosas”.
Siempre tiene en mente a los investigadores, estudiantes y colegas que acuden para que lo vean con facilidad y puedan encontrar los temas que les interesan.
Nunca ha buscado ni aceptado una beca para organizarlo, ya que “por mis ideas políticas y forma de ser, es una manera de ser libre, que uno dependa de su esfuerzo. No soy un ejemplo de trabajo, golfeo mucho; sin embargo, me gusta saber que todo lo que he hecho en fotografía es por mí mismo”.
Rodrigo Moya. México permanecerá en el Museo Amparo, 2 Sur 708, Puebla, hasta el 4 de mayo. Luego viajará al Centro de la Imagen, en la capital del país.
con información de la jornada
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