Hay un rincón del mercado donde el presidente Andrés Manuel López Obrador ha demostrado ser un firme aliado de los inversionistas: el carry trade.
Quienes han apostado por esa estrategia financiera en pesos han obtenido retornos del 16 por ciento desde el inicio de la nueva administración.
La estrategia de carry trade consiste en pedir dinero prestado en la divisa de un país con bajas tasas de interés, como Estados Unidos o algunas naciones de Europa, e invertir los recursos en bonos de un país con rendimientos altos, como México.
Las inversiones en pesos a corto plazo han tenido el mejor desempeño entre las principales divisas del mundo. En segundo lugar está el dólar canadiense, con un retorno de apenas uno por ciento en el mismo lapso.
Atraídos tanto por la estabilidad del peso como por las altas tasas de interés de México, los inversionistas siguen apostando fuerte por el carry trade. Las posiciones alcistas en el peso ahora están cerca de un récord.
El origen de esto parece ser que López Obrador ha convertido al tipo de cambio su herramienta en tiempo real para medir el estado de la economía y la percepción de los inversionistas sobre su administración.
Cada mañana, López Obrador revisa la última ‘fotografía’ del mercado y luego, si detecta alguna acción significativa de los precios, lo señala en su conferencia mañanera.
Para los inversionistas, un presidente tan involucrado en las fluctuaciones diarias del peso es alguien que es poco probable que permita una caída fuerte en su valor.
“La administración ha estado muy preocupada del mercado”, dijo Danny Fang, un estratega de BBVA en Nueva York, quien asegura que la baja volatilidad fomentada por López Obrador ha ayudado al carry trade. “Cuando Estados Unidos amenazó con aranceles sobre la inmigración, lo que sacudió al peso mexicano, el Gobierno de AMLO respondió casi de inmediato. Cuando aumentó la volatilidad del mercado, a menudo escuchamos a funcionarios abordar el asunto”.
El presidente no está solo como uno de los factores que influyen sobre el alcance de los retornos del carry trade. La decisión del Banco de México (Banxico) de adoptar un enfoque gradual para recortar la tasa de referencia —se redujo a 7.25 por ciento desde el 8.25 por ciento en el que estaba poco después de que López Obrador asumiera el cargo— es posiblemente el factor más importante.
Pero incluso allí López Obrador ha desempeñado un papel clave, al mantenerse en gran medida alejado del Banco Central, algo que algunos temían que no haría.
La volatilidad de tres meses del peso está cerca del nivel más bajo desde 2014 y la moneda se ha fortalecido un 8.5 por ciento desde que López Obrador asumió la Presidencia, para ubicarse en el primer lugar entre sus similares de mercados emergentes en ese lapso.
Parte de la ganancia es una reversión de las pérdidas observadas en el periodo previo a su investidura, cuando los inversionistas se mostraban cautelosos ante la llegada del nuevo presidente.
Pese a algunos datos económicos negativos, como la baja en la inversión y que la economía mexicana se estancó en el tercer trimestre de este año, luego de atravesar por un periodo recesivo en los tres trimestres previos, según datos del Inegi, México ha demostrado ser un faro de estabilidad en una región acosada por la agitación política en Chile, Perú, Argentina y Brasil.
Al menos a corto plazo, quienes apuestan al carry trade tienen el control. El peso se depreciará un poco más del 2 por ciento para fin de año, según el pronóstico promedio de los analistas encuestados por Bloomberg. Y los comentarios más recientes de los funcionarios del Banxico sugieren que no hay prisa por acelerar el ritmo de los recortes de las tasas de interés.
“El peso mexicano se destaca como una moneda que ofrece un carry muy alto para una volatilidad razonablemente baja”, dijo Carlos Carranza, analista de JPMorgan Chase & Co., quien predijo las cifras más exactas para las monedas latinoamericanas en el cuarto trimestre. “México ofrece utilidades”.
Via | El Financiero
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