La mayor disparidad de género se presenta en el empoderamiento político, que mantiene una brecha de 77.1 por ciento. La disparidad en la participación económica y oportunidad es la segunda más grande, con 41.9 por ciento.
Las brechas que corresponden a educación y salud, así como a supervivencia, son significativamente más bajas: 4.4 y 4.6 por ciento, respectivamente. De 2017 a 2018 solo la brecha de participación económica y oportunidad se redujo ligeramente, según datos del Foro Económico Mundial (WEF, por su sigla en inglés). De los 149 países evaluados por el WEF, solo 17 de ellos tienen a mujeres como jefas de Estado. En ellos, solo 18 por ciento del personal ministerial y 24 por ciento de los cuerpos parlamentarios está conformado por mujeres.
Del mismo modo, las mujeres ocupan solo 34 por ciento de los cargos directivos en los países donde hay datos disponibles, y menos de 7 por ciento en los cuatro países con peor desempeño (que son Egipto, Arabia Saudita, Yemen y Pakistán), afirma el Foro Económico. Por otro lado, deben reconocerse los avances. La paridad total en el rubro de los cargos directivos es ya es una realidad en cinco países: Bahamas, Colombia, Jamaica, Laos y Filipinas.
En términos de poder económico, las mujeres tienen el mismo acceso a servicios financieros en 60 por ciento de los países, y en 42 por ciento de los casos a la propiedad de la tierra. Sin embargo, las mujeres dedican, en promedio, el doble de tiempo a trabajos no remunerados, asegura la misma autoridad. Además, en 44 de los países más de 20 por ciento de las mujeres es analfabeta.
Definir para comprender Según la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres (Conavim), si uno quiere entender cómo las diferencias entre los hombres y las mujeres han derivado en discriminación y violencia, es fundamental diferenciar dos conceptos que a menudo se confunden: sexo y género.
A pesar de que biológicamente las diferencias entre mujeres y hombres se concentran principalmente en los órganos reproductivos, un error común es pensar que mujeres y hombres tienen capacidades emocionales, afectivas e intelectuales diferentes debido a su sexo, asegura la misma autoridad. En ese sentido, “a diferencia de sexo en el sentido de ‘sexo biológico’, el término género indica las características sociales y el rol de género aprendido individualmente”, explica un documento de la Organización de Estados Iberoamericanos.
Eso quiere decir que el sexo es la diferencia biológica y el género son las valoraciones socioculturales que se hacen, en cada caso, sobre la relación que las personas tienen respecto a su sexo. “Estos roles de género o conductas estereotipadas [femenino y masculino] muchas veces son reforzadas por los medios de comunicación, la publicidad, la escuela e incluso las propias familias” haciendo que estas conductas, a veces violentas, parezcan normales y socialmente aceptables, asegura Conavim.
milenio.
Sé el primero en comentar