“El tiempo es otro en Venezuela”. Juan Guaidó respondió a la Santa Sede con un sutil ejercicio de diplomacia, que bien pareciera vaticana, y que también le sirve como respuesta a los países participantes en la primera reunión del Grupo de Contacto en Montevideo, en la que participó España.
El presidente encargado se dirigió al Papa Francisco para instarle a que convenza al jefe revolucionario de que abandone el poder: “Haga ver a Maduro la necesidad de ir hacia un proceso de transición ordenada que estabilice el país”. Guaidó y su equipo no contemplan en la actualidad que se repita un escenario como en 2016, con unos diálogos donde el Vaticano participó como facilitador y cuyos acuerdos no fueron respetados por la revolución. “La gran autoridad moral que tienen el Vaticano y el Papa a lo mejor facilita el proceso de garantías para algunos que hoy se han negado a ver la realidad”, subrayó.
El “hijo de Chávez” ha querido sumar al Papa y a países “objetivos” (Uruguay, México y caribeños, que le reconocen como presidente) en los intentos de resucitar un “falso diálogo”, según el Parlamento. Esta negativa provocó que la reunión de ayer en Montevideo, encabezada por Tabaré Vázquez, presidente uruguayo, y por la Alta Representante para Asuntos Exteriores de la Unión Europea, Federica Mogherini, y con la presencia del ministro Josep Borrell, culminara sin avances significativos.
Mogherini aseguró que a pesar de las visiones distintas en Europa sobre cómo se debe resolver la crisis venezolana, todos los países quieren una “solución pacífica y democrática”. “El objetivo tampoco es establecer una mediación o una negociación directa, pero creemos que una iniciativa internacional es importante”, acotó la diplomática. Vázquez hizo un llamado a la prudencia, pues a su juicio Venezuela se debate entre “la paz o la guerra”.
Con información de elmundo.es
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