- Los Servicios de Salud de Oaxaca realizaron una inversión de más de 10 millones de pesos para la compra de insecticidas, con fecha de caducidad hasta el año 2025; descarta que el uso de dicho químico sea factor de brotes de dengue
- La dependencia efectúo acciones de control larvario en 396 localidades de 111 municipios del estado en beneficio un millón 566 mil 347 habitantes
Los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO) reiteran su compromiso entorno al desarrollo de acciones que abonen a preservar la salud de la población, mediante el uso de productos insecticidas validados por el Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades (Cenaprece) y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), sometidos a altos controles de calidad, seguridad y efectividad.
Los SSO indicaron que a principios de año en una primera parte se empleó un producto localizado en el almacén, el cual fue adquirido por la administración pasada y de acuerdo a la NOM-032-SSA2-2014 se realizó un proceso de estudios sobre la susceptibilidad y efectividad biológica de insecticidas, donde se obtuvo como resultado que era óptimo para su uso y la garantía de su efectividad.
La dependencia señaló que se compró insumos por un valor de 10 millones 644 mil 791.86 pesos para hacer frente a la lucha contra el dengue, con fecha de caducidad para febrero y junio del 2025; así como adulticida residual, polvo humectante, con fecha de caducidad diciembre del 2024.
Precisó que como parte del programa de control del vector se realizan de manera sistemática y periódica diversas estrategias para lograr el manejo integrado, con la participación social y multisectorial contra esta enfermedad.
Además, descartó que el uso de este insecticida sea factor de brotes de dengue, ya que esta patología sigue tanto un patrón cíclico como uno estacionario, el cual se refiere a que aproximadamente cada cinco años se presenta un aumento repentino de casos (picos) seguido por un período de disminución, siendo el 2023 el período que se espera el incremento del vector.
También debido a los cambios climáticos, que influyen en la intensidad y duración de las temporadas de lluvias, los cuales causan alteraciones en los ecosistemas y crean las condiciones ideales que facilitan la expansión y diseminación del zancudo.
Otros macrofactores son el crecimiento poblacional y las migraciones, tanto en América Latina y Centro América enfrentan un aumento de casos e incidencia de esta patología, así como de los estados fronterizos con Oaxaca.
Señaló que las etapas inmaduras del mosquito se encuentran principalmente en recipientes con agua, como: tambos, cubetas, botellas, floreros y macetas, dentro de las viviendas.
También se pueden encontrar en objetos expuestos a la lluvia que se convierten en criaderos de mosquitos, tales como llantas usadas, recipientes desechables de alimentos y bebidas, canales obstruidos y patios, zonas baldías, jardines y casas en construcción. Generalmente, estos mosquitos no vuelan lejos, la mayoría permanece a menos de 100 metros del lugar donde emergieron.
Debido a que aún no existen vacunas ni tratamiento terapéutico específico y efectivo contra el dengue, el control de los vectores sigue siendo el único mecanismo disponible para prevenir o reducir la transmisión de la enfermedad. De ahí que la estrategia más eficiente es evitar criaderos dentro de los hogares, áreas de trabajo y espacios públicos.
Cabe destacar que los SSO han realizado acciones de control larvario en 396 localidades de 111 municipios de la entidad, visitando 636 mil 720 viviendas, de las cuales se trabajaron 543 mil 928, para ello se utilizaron más de ocho kilogramos de insecticida; con esta actividad se ha protegido a un millón 566 mil 347 habitantes.
Además, con rociado residual se trabajaron 23 mil 906 espacios, protegiendo a 129 mil 789 habitantes, con un consumo de casi dos kilogramos de insecticida residual.
Con nebulización Ultra Bajo Volumen (UBV) y Nebulización Térmica o Termonebulización se intervinieron 216 localidades de 103 municipios, con un total de 57 mil 261 hectáreas trabajadas, en beneficio de un millón 60 mil 613 casas, lo que consumió un total de 22 mil 302 litros de insecticida, lo cual protegió a un acumulado de tres millones 986 mil 68 habitantes.
Finalmente, el personal mantiene la vigilancia entomológica con ovitrampas en las localidades prioritarias.
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